Este es el tesoro natural que no te puedes perder en República Dominicana
Arrecifes de coral, cuevas marcadas por la huella taína, lagunas subterráneas, bosques de manglares y mucha aventura. El Parque Nacional de Cotubanamá reúne lo mejor de la naturaleza de este país caribeño.
Escondido al sureste de República Dominicana, el Parque de Cotubanamá es el área protegida más visitada de las 128 con las que cuenta el país. En este espectacular entorno, además de poder disfrutar de las paradisiacas playas blancas a la sombra de cocoteros que definen a República Dominicana, será posible rodearse de naturaleza virgen compuesta por selva, manglares, humedales y otros muchos ecosistemas, terrestres y marinos, que son hogar de numerosas especies. Una experiencia de lo más completa para quienes buscan explorar la belleza natural dominicana.
El parque, que recibe el nombre del guerrero taíno Cotubanamá, líder de los Cayocoa, no solo es una maravilla natural, sino también un importante sitio histórico para los indígenas taínos, quienes dejaron su huella en lugares como Cueva del Puente. En su interior podremos ver antiquísimas pinturas custodiadas por un árbol centenario, que se eleva hacia el techo de la cueva en busca de luz.
Conocido antes de 2014 como Parque Nacional del Este, pero establecido en 1975 para proteger y preservar la rica biodiversidad de esta región, Cotubanamá cuenta con 791 kilómetros cuadrados. Una gran extensión que abarca la península de la provincia Altagracia, el espacio marítimo del estrecho de Catuano y la isla Saona, que se encuentra a continuación.
Hacer senderismo entre las cuevas y manantiales que conforman la zona de tierra firma o saltar a las islas Saona y Catalina para disfrutar de sus playas, practicar esnórquel y nadar con delfines, ballenas y manatíes; son solo algunas de las propuestas que ofrece este singular entorno.
Para visitar el parque, deberemos viajar hasta la provincia de La Romana, y más concretamente al pueblecito pesquero de Bayahibe. También se encuentra muy cerca de Punta Cana, a tan solo una hora en coche de distancia. Una vez en Bayahive, podremos tomar una lancha hasta las islas de Saona o Catalina o explorar el interior del parque.
Empezar recorriendo el sendero Padre Nuestro, que además de destacar por su ecología, su arqueología aportará también una dosis extra de emoción. Esta ruta de dos kilómetros atraviesa un bosque tropical húmedo y se sumerge por numerosas cuevas en las que contemplar petroglifos y pictografías grabadas por el pueblo taíno. Un ejemplo es Cueva de Chico, a la que se accede por un sendero con canales en los que darse un chapuzón.
Pelícanos, fragatas y garzas sobrevuelan los cielos del parque, haciendo de lugar todo un paraíso para los amantes del avistamiento de aves.
Los paraísos de República Dominicana
En el extremo sur de la península, la piscina natural de playa Palmilla atrapa con sus intensos tonos turquesas separados del mar abierto por una enorme terraza coralina. Después de bañarse en sus cálidas aguas, nos embarcamos en un yate o en un catamarán para atravesar la bahía de Las Calderas y llegar hasta el paraíso más reclamado de República Dominicana, isla Saona.
En la más grande de las islas del país, los pequeños pueblos pesqueros Mano Juan y Catuano muestran la vida local. Bautizada como la “Bella Savonesa” por Cristóbal Colón, en esta isla también hay cuevas como la de Cotubanamá, situada a un kilómetro de Catuano. Tampoco debemos perdernos la anidación de tortugas.
La naturaleza agreste de isla Catalina también nos cautivará. En esta otra ínsula, localizada al noroeste del parque, el buceo o el esnórquel dejarán más recuerdos de los fondos marinos dominicanos, entre corales y el enigmático naufragio del Capitán Kidd.
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