El pueblo de las pinturas rupestres más famosas de Europa: bienvenidos a Santillana del Mar

El pueblo de Cantabria tiene calles pintorescas con locales únicos y edificios históricos que no te puedes perder: desde reliquias del s. XV hasta hallazgos arqueológicos que han marcado la historia.

Santillana de Mar es un pueblo de Cantabria con tiendas "monísimas", museos y mucha historia.
Santillana de Mar es un pueblo de Cantabria con tiendas "monísimas", museos y mucha historia. / Istock / Jose Miguel Sanchez

Existe una creencia generalizada sobre viajar: se debe salir del país para tener unas buenas vacaciones (y cuanto más lejos, mejor). El atractivo de lo desconocido convierte todo lo nuevo en excitante, y consecuentemente, en “mejor”. Puede que un plato de pasta de dos restaurantes sepa igual, pero si uno está en la otra punta del mundo, parecerá automáticamente mejor. España es un país rico en historia, en cultura, en gastronomía… pero creemos que solo podemos encontrar diversidad en países remotos, cuando en realidad, cada rincón del país guarda tesoros igualmente valiosos como Santillana del Mar. 

Santillana del Mar es un pueblo que parece sacado de un cuento.

Santillana del Mar es un pueblo que parece sacado de un cuento.

/ Istock / aoldman

La historia de Santillana del Mar se remonta al siglo VII, cuando un grupo de monjes llegó a una zona deshabitada cerca de la aldea de Planes con reliquias de una mártir llamada Juliana. El grupo construyó una ermita sencilla y se apropiaron de las tierras. Empezaron un proceso para repoblar la zona con el apoyo del reino asturleonés, y construyeron casas para los agricultores que empezaban a trabajar en las tierras del pueblo, creando así una villa con el nombre “Sancta Luliana”, de aquí el nombre Santillana. 

¿Qué se puede hacer en Santillana del Mar?

Altamira

Una de las obras de arte rupestre prehistórico más importante de Europa se encuentra en esta localidad de Cantabria. El D. Marcelino Sanz de Sautuola encontró los bisontes polícromos que se han convertido en un referente histórico en 1879, y con él, muchos grabados e ilustraciones que decoran las paredes de las Cuevas de Altamira.

Las pinturas rupestres demuestran la inteligencia del Homo Sapiens.

Las pinturas rupestres demuestran la inteligencia del Homo Sapiens.

/ Istock / JESUSDEFUENSANTA

Actualmente, no se pueden visitar, pero el Museo de Altamira ofrece la oportunidad de explorar la Neocueva: una la recreación en tres dimensiones de la cueva, realizada con meticuloso rigor científico e innovadoras tecnologías de máxima exactitud para apreciar el arte rupestre en primera persona. Además, en el museo se pueden realizar actividades interactivas como presenciar una excavación arqueológica o talleres para aprender a construir útiles de caza como en la prehistoria. 

Playa de Santa Justa

Esta playa es pequeña, de unos 100 metros de longitud, pero su belleza hace de este pintoresco lugar una joya, a pesar de su reducido tamaño. Como los verdaderos tesoros, la playa está escondida, y se debe llegar a través de un camino empinado que añade aventura a la experiencia. Aparte de su encanto, la playa de Santa Justa es interesante por su pliegue anticlinal: una estructura natural formada por la combinación de fuerzas tectónicas y erosión, creando así un arco de roca que se alza sobre la línea de la playa. Este fenómeno ofrece un testimonio de los procesos geológicos a lo largo del tiempo.

La playa de Santa Justa ofrece un paisaje muy peculiar.

La playa de Santa Justa ofrece un paisaje muy peculiar.

/ Istock / CamiloTorres

Por si esto fuera poco, también se puede apreciar la Ermita de Santa Justa, una pequeña capilla del siglo XVI que se sitúa en una cueva del acantilado y ofrece unas vistas impresionantes del mar.

Colegiata de Santa Juliana

No se conservan restos del monasterio que se construyó para repoblar la zona en el s.XII, pero en su lugar reposa una iglesia de estilo románico por donde pasan los peregrinos que realizan el Camino de Santiago. Alrededor de 1425, el abad de Santo Torino donó a la colegiata una reliquia de Lignum Crucis para que los peregrinos pudieran adorarla durante el Camino de Santiago. 

Además de los lugares de interés, pasear por las coloridas calles de Santillana del Mar es un buen plan, ya que está lleno de tiendas curiosas de artesanía que se deben visitar: muebles, bolsos, cerámica, zapatos, helados… hay una gran variedad de productos que se pueden encontrar en estos locales únicos. 

La gastronomía es uno de los puntos fuertes del norte de España (bueno… ¿Hay algún lugar del país dónde no lo sea?), y el pueblo ofrece bares y cafeterías para disfrutar de las terrazas y restaurantes para probar platos típicos de Cantabria como el cocido montañés, el cocido lebaniego, las rabas de calamar… o postres como las Corbatas de Unquera o el Sobao Pasiego. 

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