5 escapadas de última hora por Europa: ciudades que disfrutar por muy poco dinero

Llegar tarde nunca fue tan satisfactorio, no importa cuándo planifiques tu viaje, gastar mucho dinero no es una obligación.

El dinero no es excusa para una escapada de última hora por Europa
El dinero no es excusa para una escapada de última hora por Europa / Dominik Kuhn | Unsplash

Se suele decir que lo más apropiado es reservar y organizar un viaje con tiempo suficiente para no perder las mejores plazas de avión, los hoteles más asequibles o incluso las excursiones más llamativas. Sin embargo, hay veces que no es posible planificar con tanta antelación. Encontrar chollos a esas alturas, cuando las fechas de la escapada están demasiado cerca y uno piensa que sus vacaciones se han visto truncadas por la suerte, no solo es posible sino que es más fácil de lo que uno pueda imaginar. Apto para los más y los menos aventureros.

Las compañías low cost lanzan un cable en estas ocasiones, en perfecta consonancia con hoteles, albergues y otros tipos de alojamientos baratos que ofrecen la oportunidad de viajar a cualquiera. El discurso de que solo se puede viajar teniendo mucho dinero ya ha quedado obsoleto. Lo único que se necesita es tiempo, algo de lo que se carece cada vez más en esta sociedad acelerada del siglo XXI. Las escapadas son las mejores aliadas para aquellas personas que no tienen mucho tiempo y tampoco quieren gastar cantidades ingentes de dinero. Porque las vacaciones son para todos.

Oporto

Comer una francesinha después de haber subido una cuestra tras otra por las calles empedradas, visitado los edificios más históricos y paseado al lado del Duero es algo que solo puede hacerse en la ciudad portuguesa de Oporto. Allí donde el tranvía sigue sobreviviendo como una joya de colección, con ejemplares de las décadas de 1920, 1930 y 1940. Donde los fados suenan en los bajos de las casas a sendos márgenes del río. Una ciudad que uno nunca va a terminar de conocer.

La ciudad de Oporto desde una de las orillas del río

La ciudad de Oporto desde una de las orillas del río

/ Istock / Antonel

Las coloridas casas de la segunda capital de Portugal se ubican a tan solo unos kilómetros de Galicia. Los modernos locales sobresalen sobre uno de los cascos antiguos más bonitos de Europa, con barrios como el de Porto Art Street, repleto de galerías artísticas y una gran vida social de lo más vintage. Viajar al país vecino siempre es una buena opción. Los vuelos no suelen superar los 30 euros y también se puede llegar perfectamente en coche o autobús.

Tánger

Los encantos de Tánger sucumben a otras ciudades más populares de Marruecos como Marrakech o Fez. Varios artistas se enamoraron de la ciudad a lo largo de la historia, desde Delacroix hasta Matisse, que quisieron plasmar en su arte el atractivo de Tánger. Pese a ser una gran urbe, los atractivos se concentran en unas pocas zonas que pueden recorrerse a pie: la Kasbah, la Medina, la Plaza 9 de Abril, la Gran Mezquita, el Café Hafa, el Gran Zoco y el Zoco Chico o las playas.

Medina de Tánger al amanecer

Medina de Tánger al amanecer

/ Istock / Hector Melendez Ramirez

Existe también un pequeño resquicio de la presencia española, que duró hasta 1956, en el llamado antiguo barrio español, donde se mantienen construcciones del estilo español de aquella época. Desde Tánger se pueden explorar otras zonas como el Cabo Espartel, Tetuán, la Cueva de Hércules o la ciudad azul de Chefchaouen. Desde España hay infinidad de posibilidades para llegar a Marruecos, tomando un ferry o un avión, ambas muy solicitadas y a un precio bastante asequible en cualquier época del año.

La mochila de cabina con la que no necesitas maleta

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/ D. R.

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Copenhague

La famosa Sirenita esculpida por Eriksen preside la capital danesa de los canales desde el puerto. No es casualidad que esta ciudad parezca sacada de un cuento, pues Hans Christian Andersen se inspiró en este lugar para escribir algunos de sus cuentos como 'La princesa y el guisante'. Entre las calles del casco antiguo, el castillo de Rosenborg, la iglesia de San Salvador, el Palacio de Amalienborg o los jardines de Tivoli aparece un curioso lugar: la ciudad libre de Christiania.

Calle Minter Montergade en el casco antiguo de Copenhague

Calle Minter Montergade en el casco antiguo de Copenhague

/ Istock / Viacheslav Chernobrovin

En medio de la capital se encuentra un barrio independiente parcialmente autogobernado de unos mil habitantes que se fundó en 1971. Poco a poco se transformó en un movimiento político que rompía con la manera de vivir en aquel lugar y de donde lo conocido solo se sabe por lo que se cuenta, puesto que está estrictamente prohibido sacar fotos en el interior. En general, no es una ciudad demasiado grande, por lo que una escapada será suficiente para descubrir la pequeña península escandinava.

Venecia

La ciudad flotante o Reina del Adriático donde el transporte más utilizado es la góndola ha sido más que romantizada durante los últimos años. Kilómetros y kilómetros de agua corren entre los cientos de maravillas italianas que la conforman. Dicen que está en peligro de quedar sumergida, pero por el momento, sus habitantes viven tranquilos con vistas a los canales o, en su defecto, a las antiguas viviendas que se mantienen en pie por toda la urbe.

Calle de Venecia en el casco antiguo

Calle de Venecia en el casco antiguo

/ Istock / ArtMarie

Allí el carnaval brilla con luz propia, reflejo de la intensidad generalizada que caracteriza una ciudad que es conocida por ser cara y estar atestada de turistas. Nada más lejos de la realidad si se siguen algunos consejos para no pecar de turista primerizo. Aun así, hay que tener en cuenta que es uno de los destinos más populares de Italia, por lo que lo mejor es optar por una ruta más desconocida y explorar esos rincones tan encantadores que, a veces, pasan desapercibidos.

Ibiza

Viajar dentro de España siempre es una buena elección, sobre todo si se trata de no gastar dinero ni tiempo. Visitar la isla más bohemia es más fácil (y barato) de lo que pudiera parecer. No es necesario ir al Caribe para disfrutar de auténticos paraísos de calas y playas espectaculares, desde donde el Mediterráneo se percibe de otra forma. La naturaleza de la zona casa a la perfección con la arquitectura blanca, un color que ha supuesto la seña de identidad de Ibiza.

Cala Tarida en Ibiza

Cala Tarida en Ibiza

/ Istock / sack

Toda la isla es Patrimonio de la Humanidad y no es para menos. Relax durante el día presenciando los magníficos atardeceres o fiestas por la noche esperando a ver salir el sol desde alguno de sus múltiples miradores. Allí todo es posible. Y es que no es necesario perder horas y hasta días de transporte para llegar a un destino que merece toda la pena, donde olvidar las preocupaciones del día a día y donde llegar 'tarde' no supone ningún problema.

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