Seixal, donde la tierra se encuentra con el mar
Viajamos hasta Madeira para descubrir un escenario único, un lugar en el que la tierra y el mar se unen en una danza sin fin.
Sabe el amante de las rutas senderistas que Madeira es un paraíso gracias a sus levadas, enclaves en los que parecen esconderse las hadas. Un destino mágico para pasear y disfrutar gracias a sus paisajes de infarto, la amabilidad de sus gentes y su rica gastronomía… pero hay mucho más. Hoy nos acercamos a un enclave en el que la tierra y el mar se unen en una danza cuyo ritmo viene marcado por el vaivén de las olas: bienvenidos a Seixal, donde la tierra se encuentra con el mar.
Ubicada entre São Vicente y Porto Moniz, en la costa noroccidental de la isla, la villa de Seixal es un escenario fantástico gracias a la unión de los altos acantilados, las aguas del Atlántico y las terrazas de cultivo que cortan las laderas de las montañas.
Unas vistas que se completan con las impresionantes formaciones rocosas que crean unas increíbles piscinas naturales que muestran la unión de elementos como el agua y la tierra y cómo forman un espectáculo indescriptible.
Qué ver en Seixal
El pueblo de Seixal cuenta con una pintoresca iglesia que data del siglo XVII conocida como la Iglesia de Nuestra Señora de la Estrella, lugar de culto tanto para locales como para visitantes. Además, cuenta con un núcleo urbano que merece ser recorrido sin prisa para poder admirar las distintas construcciones y su evolución a lo largo del tiempo.
Lo más característico de Seixal, además de las piscinas naturales, son sus playas de arena negra. Esta peculiaridad se debe a la historia volcánica de la isla y ofrece a los viajeros la oportunidad de disfrutar de un entorno costero único (que podría recordar a algunas playas de arena negra en Gran Canaria). Las playas de Seixal son un lugar ideal para relajarse, tomar el sol y nadar (si te atreves a desafiar las bajas temperaturas) en las aguas cristalinas del Atlántico.
Piscinas naturales de Seixal
El viajero que llegue a Seixal deberá sí o sí descubrir sus impresionantes piscinas naturales, un lugar mágico en el que la tierra se encuentra con el mar y forma un espectáculo natural único. Estas piscinas naturales están rodeadas de acantilados verdes, cascadas que se deslizan hacia el mar y, como telón de fondo, montañas escarpadas que crean un escenario de ensueño para los visitantes.
Como ya hemos mencionado, Seixal es un destino perfecto para los amantes de la naturaleza y las actividades al aire libre. Puede el viajero hacer senderismo por la infinidad de caminos locales. Uno de los senderos más populares es la Levada do Rei, que te llevará a través de bosques de laurisilva y a lo largo de canales de riego centenarios con impresionantes vistas panorámicas.
Para descubrir este rincón de Madeira desde las alturas, lo mejor es acercarse hasta el Miradouro do Veu da Noiva, un enclave que algunos viajeros han calificado en TripAdvisor como ‘un escenario de ‘Parque jurásico’, con vegetación en estado salvaje, saltos de agua hasta el nivel del mar, y un océano enfurecido como en pocos sitios’.
Gastronomía en Seixal
La comida en Seixal es una delicia para los amantes de la cocina portuguesa. Los restaurantes locales ofrecen platos frescos de pescado y mariscos que son una verdadera delicia para el paladar. Las lapas a la parrilla son un buen ejemplo. No puede irse el viajero sin probar otras especialidades como la espetada de vaca o el pez sable (lo que nosotros conocemos como pez espada), que se sirve con maíz frito o su pan tradicional, conocido como Bolo do Caco. Y todo, regado con vino de la región.
Seixal, en definitiva, es un enclave indispensable si tienes pensado visitar Madeira. Y, ojo, porque no se debe confundir con el Seixal de Setúbal, ciudad portuguesa a poco más de media hora de Lisboa. Volviendo a ‘nuestro’ Seixal hay que tener en cuenta que no es un lugar muy turístico, cosa que es de agradecer y añade aún más encanto a este escenario mágico donde la tierra y el mar se unen creando imágenes que nunca olvidarás.
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