Tres cosas que las azafatas te ocultan cada vez que montas en un vuelo

Cada día son más los viajeros que deben coger un avión de forma regular para desplazarse. A estos se suman los exploradores que deciden surcar los cielos para llegar a un destino en el que vivir nuevas aventuras. Y, con independencia del motivo que te haya llevado a subir a una aeronave, debes saber que las azafatas, o, mejor dicho las TCP, esconden algunos secretos. No se trata de grandes enigmas pero, quizá, nos ayuden a comprender algo mejor cómo funcionan las cosas a 40.000 pies de altura.

Desde hace algunos años viajar en avión ya no es una cosa elitista. Gracias a las compañías de bajo coste y los diferentes portales de búsqueda de vuelos, es posible que te salga más barato desplazarte a otra ciudad en avión que coger un taxi dentro de tu propia ciudad. Además, las redes sociales han conseguido acercarnos algunas curiosidades sobre el funcionamiento de los aviones y parece que ya no hay misterio alguno.

La realidad es que muchos viajeros se suben a un avión para trasladarse de un sitio a otro y no se plantéan nada más que respetar las normas básicas de convivencia y seguridad en los aviones. Con esto bastaría para que, si no hay ninguna emergencia, el vuelo se desarrolle sin incidentes, pero la realidad es que cada vuelo es un mundo y las azafatas esconden algunos secretillos que forman parte de 'los gajes del oficio' y que te vamos a desvelar.

A lo largo de una jornada laboral, un avión tiene varias rutas. Así, puede arrancar el día en Madrid, luego viajar a las islas Baleares y acabar en cualquier ciudad europea. Los horarios van medidos al milímetro y cualquier retraso provocará un efecto en cadena que afecte a todos los vuelos que haga esa aeronave. Por ello, entre una ruta y otra, las TCP solo tienen unos pocos minutos para adecentar el avión.

Lo más importante es recoger papeles y desperdicios que haya por el suelo o en los asientos, pero las bandejas no se limpian entre un pasajero y otro. Si se ha caído café o alguna otra bebida y el viajero avisa al TCP, este limpiará la bandeja, pero, en muchas ocasiones, los usuarios las pliegan y 'aquí no ha pasado nada'. ¿Os imagináis cuánto tiempo se perdería si hay que pasar una bayeta con desinfectante por cada una de las bandejas de un avión?

Los TCP siempre van impecablemente vestidos con el uniforme de la compañía y, a pesar de pasar muchas horas lejos de casa, siempre lucen como si acabaran de salir de la ducha. Su truco (o su secreto) es bien sencillo: llevan siempre un uniforme extra en su maleta de mano por si sufren un percance y se manchan. En ese caso, se cambiarán durante el viaje y llegarán a destino como si nada hubiera pasado. Además, siempre llevan encima impredibles, hilo y agujas por si algún botón o un roto pretende estropearles su outfit.

También existen algunas consideraciones a tener en cuenta con respecto a su imagen y maquillaje, pero ya no son un secreto. Cada compañía marca sus propias reglas pero la mayoría coinciden en cualto al cabello. Las TCP solo pueden llevar el pelo suelto si el largo les llega por encima de los hombros. Si es largo, lo deberán llevar recogido. Y, el make up siempre debe ser discreto y nada estridente.

Un TCP ve al día cientos de viajeros y miles a la semana. Y, por norma general, hay perfiles que se repiten en casi todos los vuelos. Siempre hay un pasajero listillo, un pasajero cabezón o uno que no hace caso de las normas. Además, en ciertas rutas siempre suele haber algún viajero borracho. Los azafatos no son infalibles y a veces fallan, pero, en muchas ocasiones, son capaces de descubrir qué tipo de viajero eres en cuanto pones el pie en el avión.

Si hay algún pasajero que puede suponer un problema a la hora de volar, las TCP lo comentan entre ellas y, si la cosa pinta fea, pueden hablar con el comandante, ya que es la persona que tiene la potestad de desviar un avión o dar la órden de desalojar al viajero si fuese necesario.

En definitiva, más allá de los secretos ya conocidos por todos (como que el baño se puede abrir desde fuera), ya sabes las tres cosas que las azafatas te ocultan cada vez que montas en un vuelo.