Cómo sobrevivir a una persona que no para de hablarte durante un viaje

Las películas románticas han hecho mucho daño a la hora de coger un medio de transporte y es que tener como compañero de asiento al Príncipe Azul o a la Princesa del cuento, resulta un plan de lo más seductor; sobre todo, si tienes largas horas de trayecto por delante. Pero lo de viajar en transporte público es como el meme ese de ‘lo que pides’ y ‘lo que te llega realmente’, porque desgraciadamente hay muchas más posibilidades de que te toque un pesad@ en el asiento de al lado a que te toque la lotería.

Llegas al tren, avión o autobús y te colocas en tu asiento. ¡Ole, te ha tocado ventanilla! Es momento de empezar a relajarse cuando un individuo saluda y se sienta al lado. Y empezamos mal porque ha decidido que el reposabrazos que compartís es de su propiedad. Bueno, al menos no se ha marcado un manspreading y lleva las piernas bien juntitas.

Ya mientras las azafatas os ofrecen las instrucciones de seguridad empieza a hablarte de nimiedades. Y, ojo, porque tú acabas de leerte el libro ‘Cosmética del enemigo’ de la escritora de origen belga Amélie Nothombr y empiezas a ponerte en alerta. ¿Qué necesidad tienes de que empiecen a darte la ‘chapa’ en el viaje?, ¿por qué a ti?

Desde Revista VIAJAR te descubrimos cómo sobrevivir a una persona que no para de hablarte durante un viaje y te podemos asegurar que las tácticas propuestas suelen funcionar. Eso sí, conviene descubrir antes de empezar la misión ninja que te hagas una composición del tipo de persona que tienes enfrente. Si te habla del tiempo, piensa que es una persona previsible y vas a poder escaquearte relativamente pronto. Si el tema de conversación que quiere mantener contigo es de tipo deportivo, el tema se va complicando porque entran en juego pasiones y, si te habla de política, te toca leerte estos consejos porque tienes enfrente un adversario que no va a callar… aunque le cortaras la mismísima lengua.

El trabajador incansable

Hay pesados en todas partes. Y muchos de ell@s saben que lo son, pero parafraseando a Francisco Umbral, ‘ellos han venido a hablar de su libro’ y te van a dar la chapa hasta el infinito y más allá.  

El plan para escabullirte de la conversación es sencillo. Sacas una libreta y un boli, te pones a escuchar un podcast y te dedicas a tomar notas. Si la persona no se da por aludida puede que incluso te pregunte si tienes mucho trabajo y tu respuesta debe ser tajante: tengo que tener este informe listo para mañana.

La ‘trece catorce’

Lo que muchos califican como acto de cobardía, nosotros lo calificamos como acto de supervivencia. Una vez acomodados todos los pasajeros, levántate, busca al azafato y pídele un cambio de asiento si hay disponibilidad. Y cuando acudes a tu asiento a recoger tus cosas, puedes decirle a ese pasajero molesto que eres supersticioso y no puedes viajar en el asiento de avión que te correspondía.

Dulces sueños

Otro plan que no suele fallar es el de ponerte un antifaz y cortar por lo sano. Si a esta excusa le añades una cara compungida y le expresas a tu interlocutor pelmazo que no has dormido nada porque has pasado la noche/día (o lo que corresponda) en urgencias, si no coge la indirecta y se calla… nosotros no sabemos qué más decirte….

En definitiva, que cualquier excusa es buena para evitar charlas incómodas con tu compañero de asiento. Y, si aceptas un último consejo, nunca establezcas contacto visual, ya que esto le da luz verde a la hora de mantener una conversación contigo.