El Parador con las mejores vistas del Teide: es el más bonito de Canarias
No viajamos hasta la isla canaria de Tenerife, sino que nos trasladamos a La Gomera para conocer el parador con las mejores vistas del Teide.
Al borde del océano, y tras subir una serpenteante y estrecha carretera desde San Sebastián de La Gomera, llegamos al promontorio en el que se sitúa un parador único, con sus jardines de cactus, palmeras y otras especies subtropicales. Un refugio que nos ofrece las mejores vistas del Teide y que fue el enclave elegido por Cristobal Colón para hacer una paradita antes de embarcarse en su viaje hacia el nuevo mundo.
El parador de La Gomera no es un edificio con la solera de otros establecimientos de la red de paradores, como el de Argómaniz, que fue convento y palacio renacentista o el de Limpias, en el palacio de verano de Alfonso XIII. Eso sí, su estilo colombino no le resta un ápice de interés.
Así es el parador de La Gomera
El edificio es de dos alturas, como muchas otras construcciones de La Gomera, con paredes terrosas blancas y ocres, atravesadas por vigas de madera, piedras con agujeros y grandes ventanales. Diseñado por el arquitecto Juan Palazuelo Peña, inspirándose en la esencia de la arquitectura popular canaria del siglo XVI, se abrió al público en octubre de 1972, aunque la placa indique el año 1986, que es cuando los Reyes acudieron a inaugurarlo.
El viajero que se aloje en alguna de las 60 estancias del parador de La Gomera (divididas en doble estándar, doble superior y junior suite) disfrutará de una habitación con aires coloniales, pero que cuenta con todas las comodidades necesarias: aire acondicionado, caja fuerte con capacidad para ordenador portátil, minibar con una cuidada selección de productos, tecnología ChromeCast, o pantalla plana de TV. También es interesante saber que es un establecimiento pet-friendly y, por tanto, un lugar único en el que poder disfrutar con tu animal de compañía.
Si algo sorprende del interior del parador de La Gomera son sus paredes. Y no nos referimos a sus muros, sino a la colección de arte que allí podemos contemplar. Pinturas, grabados, esculturas o muebles de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX forman parte del patrimonio de Paradores Nacionales. Algunas de estas obras se pueden contemplar en las salas de conferencias y reuniones. La llamada Fernando e Isabel tiene una capacidad máxima de 110 personas, mientras que Enrique el Navegante puede acoger en sus 80 metros cuadrados hasta 40 personas.
Salimos ahora al exterior y nos da la bienvenida su coqueta piscina de temporada, con unas vistas únicas. También podemos pasear por el jardín, degustar algo en el espacio gastronómico, sudar un poco en la sauna o alquilar una bicicleta para conocer las inmediaciones. Y, una cosa a tener en cuenta, su parking es gratuito. Punto importantísimo a su favor, ya que el viajero seguramente habrá alquilado un coche en la isla para poder visitar el Parque Nacional de Garajonay, catalogado como Patrimonio de la Humanidad.
Cocina regional canaria
Llega el momento de alimentarnos y la gastronomía de La Gomera, como la del resto de Canarias, es intensa. Podemos descubrirla en el restaurante del parador, cuya carta está basada en la cocina tradicional con platos típicos como el almogrote, las papas arrugadas, sus mojos o los pescados autóctonos.
El comedor de ambiente colonial cuenta con unas bonitas vistas al jardín subtropical que son el broche perfecto para un festín compuesto por algunas de las especialidades isleñas: su potaje de berros, los quesos, el almogrote, las sancochadas o la leche asada con miel de palma.
En definitiva, si estás buscando un parador que cuente con las mejores vistas del Atlántico (con permiso del de Costa da Morte, una joya totalmente acristalada y con vistas al fin del mundo), una gastronomía deliciosa y un edificio con un encanto singular, el parador de La Gomera es una auténtica pasada para disfrutar del Teide como nunca antes lo habías hecho.
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