El pueblo más pequeño de Almería: 53 habitantes, infinitos encantos

Un rincón de vida en la sierra de los Filabres, donde la vida discurre con una imponente tranquilidad.

Un pueblito colgado en las laderas de Almería
Un pueblito colgado en las laderas de Almería / Istock / Eusebioj Torres

En las ondulantes colinas de la Sierra de los Filabres, envuelto por el perfume de almendros en flor y el murmullo del viento entre los olivos centenarios, se encuentra Benitagla. Este pequeño pueblo almeriense, con apenas 53 habitantes, despierta cada mañana bajo el cálido sol del sur de España, sin la presencia de bares, tiendas, farmacias o panaderías. A primera vista, podría parecer un lugar olvidado por el tiempo, pero para quienes llaman hogar a Benitagla, es un paraíso en la Tierra.

Rincones de la Sierra de Filabres

Rincones de la Sierra de Filabres

/ Istock / Eusebioj Torres

El silencio cotidiano

La vida en Benitagla se desarrolla a un ritmo distinto al de las ciudades bulliciosas. Aquí, no hay aglomeraciones ni prisas; en su lugar, hay calma y serenidad. Los habitantes de este remoto rincón han aprendido a apreciar las pequeñas cosas, a encontrar la belleza en lo simple y la satisfacción en lo básico. Para ellos, la vida en Benitagla es un regalo, una oportunidad de vivir en armonía con la naturaleza y en comunidad con sus vecinos.

A pesar de la falta de servicios convencionales, los residentes de Benitagla han aprendido a adaptarse a su entorno. Algunos han abrazado las tecnologías modernas y realizan la mayoría de sus compras a través de Internet, aprovechando la conveniencia de las entregas a domicilio. Para aquellos menos versados en la tecnología, la llegada diaria de los vendedores ambulantes se ha convertido en un evento esperado, una oportunidad de abastecerse de productos frescos y artículos esenciales. La comunidad de Benitagla ha aprendido a ser autosuficiente, a confiar en sí misma y en sus vecinos para sobrellevar los desafíos de la vida rural.

Un pueblito para olvidarse del mundo

Un pueblito para olvidarse del mundo

/ Istock / Eusebioj Torres

Sin embargo, no todo es austero en Benitagla. A pesar de la aparente falta de servicios, el pueblo cuenta con un recurso invaluable: un cajero automático. Este pequeño aparato, ubicado en la plaza principal, es un vínculo crucial con el mundo exterior, proporcionando acceso a servicios bancarios y dinero en efectivo a los residentes y visitantes por igual. Para muchos, el cajero automático representa una conexión con la modernidad, un recordatorio de que, a pesar de su aislamiento geográfico, Benitagla sigue siendo parte del mundo más amplio.

Benitagla es mucho más que un pueblo sin servicios básicos. Es un refugio para aquellos que buscan la tranquilidad y la simplicidad de la vida rural, un recordatorio de que la felicidad se encuentra en las cosas simples y la comunidad. A medida que el sol se pone sobre las colinas de los Filabres, iluminando el cielo con tonos cálidos y dorados, los habitantes de Benitagla saben que están en el lugar donde pertenecen, en un rincón de vida en medio de la naturaleza.

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