Málaga para principiantes: 7 rincones no tan conocidos que debes visitar

En los últimos años, Málaga se ha convertido en una de las ciudades más deseables de toda España. Tanto es así que ha sido declarada la mejor del mundo para jubilarse y una de las que estarán de moda este año. Es cuna de la cultura y del arte, de personalidades como Picasso, Antonio Banderas, Marisol, Chiquito de la Calzada o Victoria Kent. Cuenta casi 300 días de sol anuales, así que cualquier época es buena para visitarla. Sin embargo, su popularidad es un arma de doble filo.

Muchos viajeros españoles y extranjeros presumen de conocer Málaga, de haberla visitado al menos una vez. Pero es una ciudad muy grande con un gran número de encantos todavía por descubrir. Más allá de la Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro, el Teatro Romano o la Catedral de la Encarnación, existen tantos monumentos y lugares impresionantes que una única visita nunca es suficiente. Descubre los siete rincones más desconocidos de la ciudad.

La Finca de La Concepción alberga uno de los jardines tropicales y subtropicales más importantes y bonitos del país. Los marqueses de Casa Loring (Amalia Heredia Livermore y Jorge Loring Oyarzábal) lo inauguraron en 1850. Sin embargo, hasta 1943 no fue declarado como jardín histórico-artístico, adquirido por el Ayuntamiento hasta 1990 y abierto al público hasta 1994. Se extiende por 23 hectáreas con más de 25.000 especies de plantas de 2.000 especies diferentes -200 de ellas nativas-.

El jardín central de tres hectáreas, la zona histórica, es un conjunto de fuentes, cascadas y plantas subtropicales. Tiene ejemplares centenarios entre los que destaca la trepadora que se enreda en el cenador de hierro del siglo XI. En el entorno hay también edificios de arquitectura neoclásica como Casa Palacio y Casa del Administrador u otros más pequeños como la Antigua Escuelita, la Casita del Jardinero o de los Cipreses o el Museo Loringiano.

Construido en el siglo XVIII, este acueducto se extiende por once kilómetros en paralelo a la carretera A-45 dirección Málaga (mucho más que el de Segovia). En primera instancia contaba solo con 75 metros de extensión y 15 de altura, con pilares de planta cuadrada y con el objetivo de suministrar a Málaga de agua potable. Al tiempo que la ciudad se expandía, también lo hizo el acueducto. Actualmente continúa transportando agua para usarla en el riego de la ciudad.

A él se añaden dos molinos en desuso, Inca y Horadado, los únicos conservados de los doce que se proyectaron sobre el plano y los seis que finalmente se instalaron. Se construyeron un siglo antes que el acueducto y funcionaron como batanes para la producción de papel de estraza que se utilizaba para el embalaje de la uva. El de Horadado quedó prácticamente destruido, mientras que el de Inca se desvinculó del canal.

Conocidas como 'Las Tetas de Málaga' por asemejarse a unos pechos desde cualquier punto de la ciudad, constituye una prolongación de los Montes de Málaga. Se puede subir desde la calle San Antón y, al adentrarse en el paraje aparece una amplia extensión con poco desnivel donde se ubican sendos miradores. A las espaldas se encuentra el Parque Natural de los Montes de Málaga y el colofón lo pone la Cruz de San Antón.

Los sucesos paranormales copan todas las historias que se cuentan de este misterioso lugar, restaurado recientemente y en mitad de un gran proyecto urbanístico. Las reformas todavía dejan entrever el estilo señorial que se erige sobre Campanillas. Fue construida a mediados del siglo XIX por la familia Heredia, que la utilizaba como residencia vacacional. En los años 1970, los Vega Jurado la compraron, dándole el nombre con el que se le conoce actualmente.

Su estilo es ecléctico, cuenta con 2.500 metros cuadrados de extensión alrededor de un patio central donde también hay capilla y torre mirador. En total tiene 365 ventanas, amplios establos, sótanos que se dice que son pasadizos secretos que conectaban con el Cortijo Colmenares -actual Club de Golf Guadalhorce-. Se cuenta que, al caer la noche, se escuchan ruidos extraños y se ven luces cuya procedencia se desconoce. En 2002 se convirtió en hotel de lujo pero no terminó de funcionar. Tal vez los espíritus no quisieron.

"Un museo participativo, interactivo, que genera nuevas experiencias en sus visitantes siguiendo los principios de la nueva museología", describen en su web. A diferencia de otros museos convencionales, aquí tocar es casi obligatorio. Se organizan talleres familiares, formación en emprendimiento musical, exposiciones o espectáculos. El precio de la entrada es de 6 euros para los adultos, gratuita para menores de seis años y de 4 euros para estudiantes, mayores de 65 años, desempleados y grupos.

Presenta una amplia colección de instrumentos musicales de todos los rincones del mundo y de todas las épocas a la mano de los visitantes. Cuenta con tres espacios diferenciados: el blanco, donde hay instrumentos e instalaciones de gran formato; el negro, donde se expone la colección permanente a través de la que recorrer la historia de la música desde los orígenes; y el rojo, donde los visitantes pueden tocar los instrumentos y experimentar con la música.

Hace ya 101 años y gracias a la Sociedad Económica de Amigos del País, se convirtió en el primer edificio considerado Monumento Arquitectónico-Artístico de Málaga por Real Orden del rey Alfonso XIII. Fue construido mucho antes, en 1785, cuando lo ocupaba el Consulado del Mar. Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura doméstica de la época, donde destacan los balcones corridos, el patio central rodeado de galerías voladas y huecos en los pisos superiores.

Aunque en cualquier paseo por el centro histórico se puede avistar fácilmente el edificio, la historia quizá no sea tan conocida. Se encuentra en la Plaza de la Constitución y destaca por su estilo barroco clasicista. Desde 1923 es también Monumento Histórico Nacional. Fue obra del arquitecto José Martín de Aldehuela, destacando la portada de mármoles coronada con un medallón donde se lee: "Socorre al diligente. Niega al perezoso".

Es el primer cementerio protestante de la España peninsular y el mejor conservado de Europa. Se construyó por Real Orden de Fernando VII en abril de 1830, por iniciativa del cónsul británico Sir William Mark. Igual que hoy, Málaga era ya un destino muy elegido por la comunidad inglesa y de otros países cuya religión no era la católica (ya lo ha corroborado The Sun). El trato a los cuerpos era inhumano además de clandestino, por lo que surgió la necesidad de crear este cementerio.

El espacio se divide en la necrópolis y el jardín y entre sus paredes está enterrada una parte importante de la historia malagueña. Las primeras tumbas, en la parte alta, están cubiertas de conchas Corruco debido a los escasos medios que había en los orígenes. Más adelante se le fue dando forma con tumbas como el mausoleo de los marineros de la Gneisenau, la de Robert Boyd, la de Gamel Woolsey o la de Geral Brenan. Actualmente se celebra también el 'mercadillo inglés' entre sus muros.