Ruta en coche por los castillos más bonitos y escénicos de Escocia

A veces los edificios hablan por sí solo, sobre todo si son tan antiguos como estos castillos escoceses -algunos en ruinas-.

Paisajes naturales y espectaculares se entremezclan con el encantador ambiente de Escocia
Paisajes naturales y espectaculares se entremezclan con el encantador ambiente de Escocia / Istock / simonbradfield

Leyendas, paisajes impresionantes, cultura, historia, localizaciones de cuento... son algunas de las cosas que pueden definir Escocia, el país del unicornio. La zona en la que ocurre 'Outlander', donde se han grabado escenas de 'Juego de Tronos', 'Braveheart' y múltiples producciones de ficción que han trasladado el espíritu escocés de la realidad a la pantalla. La historia del país -sobre todo de las Tierras Altas-, sin embargo, está muy ligada a sus castillos, revelando una gran cantidad de información sobre un lugar tan interesante como este. Por ello, una ruta en coche por los más importantes es una buena manera de conocer el país (aprovecha esta oferta del club VIAJAR).

Castillo de Edimburgo

La ruta parte de Edimburgo, capital de Escocia, Ciudad de la Literatura y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Esta es la ciudad más visitada de todo Reino Unido después de Londres y los viajeros nunca se equivocan. Mágica, cosmopolita, monumental, romántica, medieval y a veces fantasmagórica. La ciudad está repleta de rincones únicos, como el enorme castillo de Edimburgo, conformado por un extenso recinto que requiere varias horas para recorrerlo entero.

Castillo de Edimburgo

Castillo de Edimburgo

/ Istock / Sky_Blue

Es una visita imprescindible cuando se está en la ciudad, sobre todo a la una del mediodía. Todos los días a esa hora (excepto los domingos) se practica una tradición que lleva celebrándose desde 1861. La General de Artillería dispara un cañón que, en su día, indicaba la hora a la que los marineros y los lugareños pudieran sincronizar los relojes. Los 'Honours of Scotland' (Joyas de la Corona) son otro imprescindible: la Corona, la Espada del Estado y el Cetro, que se conservan como unos de los atributos reales más antiguos de la cristiandad.

Castillo de Stirling

A menos de una hora en coche se ubica el castillo de Stirling, en lo más alto de la ciudad vecina de la capital, por lo que las vistas son insuperables. Stirling se conocía antiguamente como 'la puerta a las Tierras Altas' o Highlands y es la más importante de la Escocia medieval. Con el tiempo se convirtió en una de las zonas más importantes del reino, siendo incluso residencia real en el siglo XII. Allí se han librado batallas reales y cinematográficas tan relevantes como la de 'Braveheart'.

Castillo de Stirling

Castillo de Stirling

/ Istock / Beautifulblossom

Su castillo es uno de los más valiosos de Escocia, tanto por su historia como por su arquitectura. Es una de las fortalezas renacentistas mejor conservadas de todo Reino Unido, además de ser el primero de las islas. Aunque empezó a construirse en la Edad Media, se amplió entre los siglos XIV y XVIII, de la mano de los Estuardo. Algunas de las zonas de mayor interés son el Gran Hall, la Capilla y el Palacio Real, los tapices del Salón de la Reina y la Galería de las Cabezas -rostros tallados en madera que representaban a monarcas escoceses y también personajes bíblicos, mitológicos y de la nobleza romana-.

Castillo de Doune

En la localidad de al lado, a tan solo 15 minutos, aparece otro imponente castillo con patio del siglo XIV, cuando Robert Stewart, primer duque de Albany, lo mandó construir. Cuenta con una impresionante puerta de 30 metros de altura en su entrada desde el sector Norte. En él se grabaron escenas de la película 'Los Caballeros de la mesa cuadrada' de los Monty Python, así como de la serie 'Juego de Tronos' o de 'Outlander', jugando en esta última un papel fundamental.

Castillo de Doune

Castillo de Doune

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En la primera planta se encuentra la Sala del Señor, abovedada, con chimenea doble y suelos de baldosas. Justo encima está la de la duquesa, con techos y suelos de madera. En el ala oeste se localiza el Gran Palacio, de enormes dimensiones y con unas escaleras que conducen a las tres bodegas. También hay patios, una torre para la cocina y un hall triangular. Uno de los audio tours los narra Terry Jones, uno de los Monty Python, contando historias sobre el rodaje de la película.

Castillo de Inveraray

Adentrándonos en un pueblo blanco escocés, de casas impolutas coronadas por tejados grises, llegamos a Inveraray, bañado por el Loch Fyne. El encanto del lugar reside en esa marea de edificios blancos que fueron reconstruidos por completo entre 1772 y 1800, conservando la estructura de new town dieciochesca. Entre la niebla se puede contemplar el puente, que se refleja en el agua creando una ilusión óptica con la colina Dun Corr Bhile al fondo.

Castillo de Inveraray

Castillo de Inveraray

/ Istock / ValeryEgorov

Aunque su atracción principal es el castillo. Desde el pueblo hay tan solo diez minutos a pie y se encuentra en una zona idílica que parece alejada de todo. Pareciera un castillo de cuento con sus torrones puntiagudos, sus preciosos jardines y su perfecto estado, puesto que aún vive la familia del duque de Argyll. Por dentro destacan las untuosas estancias, así como las cerámicas y los objetos de valor que se conservan, como muebles y tapices de siglos atrás.

Castillo de Kilchurn

A los pies del Lago Awe están las ruinas del castillo de Kilchurn, olvidado desde hace más de 250 años. Aunque se amplió y reconstruyó en varias ocasiones y funcionó como residencia, finalmente quedó como hoy se ve. De la muralla que lo rodeaba solo se conserva la parte sur y la estructura sigue apreciándose tal como era. Sin embargo, podría haber quedado arrasado mucho antes, durante un asedio en 1685, pero se salvó debido a que su dueño lo convirtió en un cuartel poco antes. Fue en 1769 cuando se abandonó del todo, tras recibir un rayo que lo terminó de dañar.

Castillo de Kilchurn

Castillo de Kilchurn

/ Istock / Froggery

Las leyendas giran en torno a este misterioso castillo. Se dice que el recibimiento a los visitantes es hostil, que no se sienten bienvenidos por los espíritus que allí habitan. Además, se dice que en aquel lago hay una bestia similar a la del Lago Ness. Cuentan también que una pareja que acampó allí, empezó a sentir escalofríos y, en mitad de la noche, escucharon una voz que decía 'free me' ('libérame') que les hizo salir corriendo de allí. Quizá era la bruja de Kilchurn, una mujer que se instaló en las ruinas en el siglo XIX y cuyo espíritu podría estar campando a sus anchas por el que fue su hogar.

Castillo de Eilean Donan (con parada en Fort William)

En mitad del camino hacia el siguiente castillo hacemos parada en Fort William, uno de los puntos neurálgicos de las Tierras Altas. En la zona se pueden visitar las ruinas del castillo Inverlochy, la Destilería del Ben Nevis de 1825 y el valle de Glen Nevis, donde hacer rutas de senderismo y visitar localizaciones de la película 'Braveheart'. Después de la hora y veinte hasta Fort William y una pausa necesaria, continuamos otra hora y media hasta el castillo de Eilean Donan.

Castillo de Eilean Donan

Castillo de Eilean Donan

/ Istock / Bim

Antiguamente, la primera fortaleza constituía una frontera entre Escocia y los señores nórdicos de las Islas. Con el tiempo y después de pasar por varias manos, se restauró finalmente en 1919 casi desde cero, incorporando -entre otras tantas modificaciones- un puente que hoy es el escenario de múltiples fotografías. No se conocía la estructura original del castillo y el responsable de la reconstrucción aseguró haberse basado en un sueño.

Castillo de Urquhart

A unas 50 millas de distancia se encuentran las ruinas de Urquhart, con unas vistas privilegiadas al misterioso y famoso Lago Ness. En el siglo XIII se calcula que se erigió, y 400 años más tarde las tropas inglesas lo destruyeron en la guerra de independencia, dejándolo sin posibilidad de reconstruirse. Aun así, puede visitarse por dentro, donde se intuyen todavía las cocinas, habitaciones, calabozos, capilla, además de la torre conocida como Grant Tower, desde donde intentar avistar a Nessie.

Castillo de Urquhart

Castillo de Urquhart

/ Istock / rpeters86

Pese a que ya ha pasado un siglo desde el último avistamiento del monstruo del Lago Ness, la leyenda continúa más que viva. Las ruinas del castillo se convirtieron en un lugar bucólico, de peregrinación para los artistas de la época victoriana que acudían para inspirarse. Hoy se pueden incluso celebrar bodas y la institución Historic Scotland lo gestiona desde 1913 con paseos guiados, exhibiciones, cine, tienda de recuerdos y cafetería.

Castillo de Inverness

Siguiendo la orilla del Lago Ness durante una media hora se llega al castillo de Inverness, situado en la ciudad homónima, corazón de las Tierras Altas y merecedora de un paseo. La gran fortaleza de arenisca roja del siglo XIX se alza imponente sobre los antiguos edificios. Aunque el castillo actual es relativamente nuevo, consta que ya hubo una fortificación en el siglo IX, mandada construir por Malcolm III de Escocia y probablemente de madera.

Castillo de Inverness

Castillo de Inverness

/ Istock / Gannet77

De nuevo las guerras causaron el deterioro de la edificación original. Se ha reconstruido, ampliado y destruido, hasta que cayó en manos de los jacobitas. En 1836 empezó la reconstrucción para albergar el Palacio de Justicia del Sheriff y el Palacio del Condado, de estilo neo-normando. Cuenta con un observatorio que ofrece unas vistas espectaculares, pero actualmente está cerrado a causa de una remodelación que tiene el objetivo de rehabilitarlo para abrir todo el complejo al público en 2025.

Castillo de Dunrobin

De vuelta a la carretera, dejando atrás una hora y cuarto de trayecto con unas vistas espectaculares, se deja ver el castillo y los jardines de Dunrobin. Alberga en su interior 189 habitaciones y es una de las casas habitadas continuamente más antiguas de Gran Bretaña: desde principios de 1300 por los condes -más tarde duques- de Sutherland. El complejo está formado por el castillo, los jardines, los salones de té, la cetrería y el museo.

Castillo de Dunrobin

Castillo de Dunrobin

/ Istock / font83

El castillo con vistas al fiordo de Moray, al norte de las ciudades de Golspie y Dornoch, es de estilo francés y parece sacado de un cuento de hadas. Durante la Primera Guerra Mundial funcionó como hospital y entre 1965 y 1972 como internado. Los jardines en los que se erige son del año 1850, inspirados en los del Palacio de Versalles de París. Los salones de té merecen también una visita, así como la cetrería desde donde se organizan exhibiciones de águilas y el museo victoriano donde se muestran cientos de objetos de la época.

Castillo de Ardvreck

El último punto en el recorrido, al norte de las Tierras Altas, es, de nuevo, un castillo ruinoso. Antiguamente pertenecía al clan MacLeod, que lo mandó construir en la década de 1590. En abril de 1650, durante la tercera guerra civil inglesa, el Marqués de Montrose James Graham I, fue encerrado en una de las bodegas y ejecutado en Edimburgo en mayo. Esta historia ha generado una leyenda que gira en torno a la fortaleza, que defiende que el fantasma del marqués se pasea por allí de vez en cuando.

Castillo de Ardvreck

Castillo de Ardvreck

/ Istock / moonmeister

El clan enemigo de los MacLeod, los MacKenzie, atacaron y se apropiaron del castillo, dejándolo, poco a poco, en el abandono absoluto. De hecho, construyeron una casa cerca que les ayudó a olvidarse de la fortaleza. Pronto ocurrió un misterioso indencio cuyo origen se desconoce y acabó con sendos edificios. El original fue una enorme estructura con jardín amurallado y patio con una torre redonda. Actualmente tal solo queda una torre y dos bóvedas del sótano.

En poco más de 300 kilómetros de recorrido se puede descubrir una buena parte de la historia de Escocia. La época medieval reina entre estos castillos y sus paredes susurran cientos de misterios que aún no se han descubierto. La niebla, el verdor de sus paisajes y la virginidad de los mismos aportan a todos estos lugares un aura única que no puede más que describirse como escocesa.

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