Los 10 lugares más terroríficos del mundo

Están repartidos por todo el planeta pero ojo, porque uno de ellos está en España.

Hay lugares que dicen que están encantados y no hay mejor forma de saberlo que visitándolos
Hay lugares que dicen que están encantados y no hay mejor forma de saberlo que visitándolos / Istock / Sestovic

Llega la época de Halloween, de contar leyendas, historias de terror, hacer truco o trato por las calles, ver películas de miedo. Es también el momento ideal para visitar lugares escalofriantes alrededor de todo el mundo para así poder contar tus propias historias.

Isla de las muñecas (Xochimilco, México)

Aquellos que la visitan dicen que esconde cierto aire de brujería, que las muñecas te siguen con la mirada y que incluso mueven partes del cuerpo. La isla, ubicada en Xochimilco, está repleta de muñecas colgadas por todas partes. En el centro, una casa abandonada. Aunque no siempre lo estuvo. Allí vivió hasta su muerte en 2001 Julián Santana.

La Isla de las muñecas

La Isla de las muñecas

/ Istock / Jessica Pichardo

Contaba que en los años 50 una niña se ahogó en uno de los canales que cruza la isla y, al poco tiempo, apareció una muñeca flotando en el agua. El hombre aseguraba que el fantasma de la pequeña se le aparecía en sueños y escuchaba sus llantos y gritos. Entonces decidió cubrir los alrededores de su hogar con muñecas para que le protegieran, llegando a tener más de 1.500. No se sabe la veracidad de la historia, pero sí que él corrió la misma suerte que aquella criatura: acabó muriendo en el mismo río.

Penitenciaria Estatal del Este (Philadelphia, Estados Unidos)

Entre 1829 y 1971, este edificio albergó a miles de presos, entre los que destaca Al Capone. Sirvió como inspiración para muchas otras repartidas por el mundo, como la de Carabanchel, y fue de las primeras de la zona en proponer la reforma del sistema carcelario: menos readaptación y más castigo. Antes de su cierre, los guardias y los presos ya vivían allí experiencias paranormales. Se dice que las apariciones han aumentado desde 1971.

Pasillo de la Penitenciaria del Estado del Este en Filadelfia

Pasillo de la Penitenciaria del Estado del Este en Filadelfia

/ Istock / Buto

Los castigos eran de una crueldad extrema para los prisioneros; desde echarles un cubo de agua helada en una noche de invierno hasta provocar el desangramiento desgarrándoles la lengua progresivamente. Se dice que esa dureza dejó una huella imborrable que hoy se manifiesta en forma de pisadas, murmullos y risas incesantes en el bloque 12.

Capilla de los huesos (Évora, Portugal)

“Nós ossos que aqui estamos, pelos vossos esperamos” ("Nosotros los huesos que estamos aquí, esperamos por los vuestros") es el mensaje que se ve al atravesar la puerta de entrada. Évora, Patrimonio Mundial de la Humanidad, esconde esta capilla edificada en el siglo XVII por orden de tres frailes franciscanos. Su objetivo era demostrar a los feligreses la fragilidad de la vida terrenal.

La Capilla de los huesos en Évora

La Capilla de los huesos en Évora

/ Istock / Urf

Para cubrir las paredes de huesos se exhumaron 5.000 cadáveres del cementerio local. Al desenterrar los cuerpos encontraron dos momificados, de un adulto -que estuvo colgado hasta 2019- y de un niño. Además de las calaveras, los frescos también son de motivos mortuorios con inscripciones igual de impresionantes que las de la entrada como: "Mejor es el día de la muerte que el día del nacimiento".

Isla Hashima (Japón)

En Japón hay un grupo de 505 islas abandonas y esta es una de ellas. En esta isla de apenas seis hectáreas llegaron a vivir más de 5.000 habitantes que se dedicaban a la minería del carbón. Como pasa con todo de lo que se abusa, se acaba, y eso sucedió con el recurso natural tan solo 14 años después. Sus habitantes la abandonaron poco a poco hasta dejar lo que hoy queda, un conjunto de edificios cadavéricos.

La isla de Hashima, cerca de Nagasaki

La isla de Hashima, cerca de Nagasaki

/ Istock / St-Palette

Durante la Segunda Guerra Mundial se utilizó como prisión para coreanos y chinos que realizaban trabajos forzados en condiciones precarias. Muchos murieron allí. En los años 70, los que quedaban tuvieron que ser evacuados por el fuerte oleaje. Las ruinas hacen que parezca un lugar casi post-apocalíptico y, aunque hasta ahora no se ha cuidado en absoluto, hay quienes defienden que debería protegerse como patrimonio abandonado.

Sanatorio Beelitz Heilstätten (Berlín, Alemania)

En el año 1916, durante la Primera Guerra Mundial, el que después sería reich de Alemania, Adolf Hitler, fue curado en este lugar. Más tarde, se atendieron a varios soldados nazis durante la Segunda Guerra Mundial y, hasta que cayó el muro de Berlín, a los soviéticos. Aun así, su primera función era como hospital para enfermos de tuberculosis, tan incurable como terrorífica en aquella época.

Interior del Sanatorio de Beelitz

Interior del Sanatorio de Beelitz

/ Istock / Stefan90

La estética que ha adquirido lo convierte en uno de los lugares más escalofriantes del planeta y escenario perfecto para la grabación de películas como 'El Pianista' o 'Valkyrie'. Poco a poco va deteriorándose al tiempo que sufre actos de vandalismo sin que nadie se preocupe por ello. Puede que por allí sigan deambulando los fantasmas de soldados nazis y soviéticos. O incluso de alguna enfermera.

Aokigahara, el bosque de los suicidios (Yamanashi, Japón)

Aunque desde fuera pueda parecer un precioso bosque, un "mar de árboles" como lo llaman algunos (en japonés Jukai), en realidad en un lugar profundamente siniestro. En la entrada hay un cartel que reza: "Tu vida es un hermoso regalo de tus padres. Por favor, piensa en tus padres, hermanos e hijos. No te lo guardes. Habla de tus problemas". Esto es así porque es el bosque elegido por un gran número de japoneses para acabar con su vida. En Japón, el suicidio es la principal causa de muerte de hombres entre 20 y 44 años.

El bosque de los suicidas

El bosque de los suicidas

/ Istock / Toshiharu Arakawa

Se cree que la tradición proviene del siglo XIX, cuando las familias más pobres abandonaban a los más mayores o a los familiares enfermos en mitad del bosque, practicando una especie de eutanasia (ubasute en japonés). Por allí se pasean voluntarios en busca de cuerpos que recoger, pero no es raro encontrar objetos personales, flores, huesos o incluso algún cuerpo que aún no ha sido retirado. Hay que adentrarse con cuidado, pues es tan frondoso que no es difícil perderse.

Hotel Stanley (Colorado, Estados Unidos)

El autor de libros superventas como 'It' o 'Carrie', Stephen King, se inspiró en este hotel para escribir su primer gran éxito: 'El resplandor'. El Hotel Stanley (Hotel Overlook en la ficción) fue donde el autor barruntó su primera idea. Un hotel en mitad de las montañas de Colorado que solo abría en verano y que estaba en declive, el escenario perfecto para una de las espeluznantes historias de King. Sin embargo, este edificio vivió épocas muy buenas durante las que acogió a grandes personalidades como Roosevelt, Bob Dylan o Hirohito, el emperador de Japón.

La fachada del Hotel Stanley actual

La fachada del Hotel Stanley actual

/ Istock / Melissa Kopka

A partir de 1911 se ganó una fama paranormal que no ayudó en nada a su éxito. Huéspedes y personal se convencieron de que el lugar estaba encantado y perdió tantos clientes que cuando llegó Stephen King con su familia en los años 70 eran los únicos huéspedes. Fue en aquella época cuando se convirtió en el lugar preferido de los cazafantasmas, que afirman que es uno de los lugares con mayor actividad paranormal de la nación, cosa de la que el propio hotel presume en su web actual.

Trasmoz (Zaragoza, España)

Sus calles no transmiten ningún tipo de terror si no se conoce la leyenda que gira en torno al pueblo. Este es el único pueblo excomulgado y maldito de España, con títulos oficiales. La excomunión llegó en 1255, pues se consideraba un refugio de brujas. Por otro lado, la maldición cayó sobre sus vecinos más tarde, en 1511 y con el permiso del papa Julio II. Tras este suceso, el pueblo cayó en declive y su castillo se incendió hasta quedar completamente destruido -dicen que a causa de la maldición-.

El pueblo de Trasmoz coronado por su inconfundible castillo

El pueblo de Trasmoz coronado por su inconfundible castillo

/ Istock / Álvaro Bueno

Así lo vio Gustavo Adolfo Bécquer y le sirvió de inspiración para escribir 'Cartas desde mi celda'. En aquella época aún había lo que se conocía como brujas y cuenta la leyenda que las que allí murieron linchadas -que no fueron pocas- continúan vagando por los bosques y las calles de este pueblo que pasa tan desapercibido en el paisaje zaragozano.

Tuol Sleng (Phnom Penh, Camboya)

A día de hoy esconde tras sus puertas un museo del genocidio que se cometió en aquella Prisión de Seguridad S-21 entre 1975 y 1979, durante el régimen del Jemer Rojo. Fue el propio gobierno camboyano el que eliminó a un cuarto de su población con torturas inhumanas y de manera masiva. En sus salas hay exposiciones de fotografías de la época, herramientas de tortura, las camas donde intentaban descansar...

Prisión de Seguridad S-21 de Camboya

Prisión de Seguridad S-21 de Camboya

/ Istock / Sestovic

Las primeras víctimas eran los seguidores del régimen anterior, aunque pronto ampliaron el rango e incluyeron también a sus conocidos y familiares. Los edificios se conservan tal y como se quedaron al cerrar sus puertas en 1979. En el exterior también se pueden observar los árboles en los que los niños eran apaleados hasta morir y las fosas comunes en los alrededores.

Pripyat (Ucrania)

La ubicación de esta ciudad, una maravilla de la arquitectura soviética, marcó su devastador final: está a tres kilómetros de la central nuclear de Chernóbil. Fue creada en 1970 como ciudad dormitorio para los trabajadores de la central y fue catalogada como "la ciudad del futuro". Los datos oficiales cuentan 31 fallecidos y las Naciones Unidas hablan de 4.000 a causa de la radiación. Todavía hoy sigue habiendo radioactividad en el lugar y ha afectado a 600.000 personas.

Teatro abandonado en Pripyat

Teatro abandonado en Pripyat

/ Istock / Wirestock

Sus habitantes no fueron conscientes del peligro ni de la explosión hasta un día y medio después, cuando llegaron varios convoyes con orden de evacuar la ciudad. Al principio les dijeron que se iban por tres días, pero no regresaron nunca más. Sus calles quedaron abandonadas tal y como las dejaron los vecinos cuando huyeron de allí. Solo unos pocos valientes se han atrevido a volver a pisar este pueblo fantasma.

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