La Biblioteca del Futuro y los libros que no se podrán leer hasta el siglo XXII
Ya solo quedan 90 años para que se cumplan los 100 que aparecen en el contrato y poder leer los manuscritos.
En el centro de la capital noruega se esconde una biblioteca muy especial: sus libros no pueden leerse. Al menos hasta que pasen 90 años. No se llama la Biblioteca del Futuro por casualidad. Este proyecto juega con el paso del tiempo y la naturaleza y reflexiona sobre lo efímero de lo humano. Vio la luz el pasado 2014, cuando la biblioteca pública de Oslo comenzó a recoger una obra original al año que no podía leerse ni publicarse hasta que hubiera pasado un siglo. Los manuscritos se guardan en la última planta, la Sala del Silencio, que se abre cada primavera para guardar uno nuevo. Ya ha transcurrido la primera década y son nueve los manuscritos que se recogen.
La próxima escritora que llevará su obra a Oslo el próximo 26 de mayo será la mexicana Valeria Luiselli, que ha declarado: "Acepté esta hermosa invitación para formar parte de la Biblioteca del Futuro porque espero, con todas mis fuerzas, anhelo y capacidad de imaginar, que en el año 2114 haya abundancia de partituras musicales, caballos salvajes, coros a capella, pinturas al óleo, baobabs, predicciones astrológicas, ballenas jorobadas, viejos y nuevos idiomas, saguaros florecientes, manos que escriben y ojos que leen". Su hija pequeña dice que tendría 93 años y la mayor podría tener 105. Ella cumpliría 131.
La artista que está detrás de la idea es Katie Paterson. Su arte lo crea en consonancia con otros expertos como científicos e investigadores y se basan en lo "íntimo, poético y filosófico" de la relación entre el ser humano y el entorno natural. Ahora se ha embarcado en una obra que no verá culminarse. En mayo de 2014 plantó mil abetos en Nordmarka, un área forestal protegida en el norte de Oslo que se ha convertido en el bosque de la Biblioteca del Futuro. La Sala del Silencio está situada de tal manera que se enfrenta al bosque de donde se extraerá la madera para fabricar el papel donde se plasmen los manuscritos.
Un proyecto multicultural
Ya son muchos los escritores reconocidos que se sabe que participarán. La primera ha sido Margaret Atwood, autora del archiconocido 'El cuento de la criada'. Ya han guardado también sus manuscritos bajo llave David Mitchell, responsable de 'El atlas de las nubes'; Elif Shafak, escritora de 'La bastarda de Estambul'; o Han Kang, autora de 'La vegetariana'; que no podrán ver el impacto de sus obras en la sociedad. Sus manuscritos no están impresos digitalmente y se guardan en unos bloques de vidrio que destacan sobre la madera ondulada de la sala, procedente del bosque de los abetos.
Es una entidad pública, por lo que este pequeño espacio que recuerda al interior de un árbol puede visitarse -aunque siempre descalzo- y con la mente abierta a poner un pie en el futuro. Cada año, antes de guardar el escrito, el correspondiente autor acude a una ceremonia en el bosque donde solo puede revelar el título de la obra: Karl Ove Knausgaard anunció que el suyo se llamaba 'Blind Book' ('Libro ciego') y Tsitsi Dangaremga lo tituló 'Narini and Her Donkey' ('Narini y su burro'). Se dice que el conocimiento se siembra y eso es lo que pretende esta cápsula del tiempo calificada por algunos como "elitista".
Por el contrario, Paterson lo describe como un "proyecto artístico de cien años creado para expandir las perspectivas del tiempo de las personas y su deber para con la posteridad". La Biblioteca del Futuro intenta recoger un espectro lo más amplio posible, con artistas de todos los lugares del mundo. De hecho, Sjón redactó el suyo en islandés y le preocupa que para el siglo XXII ya no haya personas que hablen el idioma, ya que tan solo lo hablan 370.000 personas actualmente. Otra preocupación común es que el cambio climático permita continuar con el trabajo realizado. Igual que hay autores que no verán publicadas sus obras, también los hay que todavía no han nacido, pero se espera que el compromiso esté a la altura de las circunstancias, por muchos años que pasen.
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