Así es el tren más corto del mundo: dos vagones con más de 200 años de historia

Los trenes son ese medio de transporte maravilloso que lleva transportando gente de un lado a otro desde su creación en el año 1825. La idea de crear una línea ferroviaria que conecte diferentes destinos del mundo supuso un antes y un después en nuestra historia ya que los transportes tanto de pasajeros como de materiales se efectuaban de forma más rápida y eficaz. Pero con el paso del tiempo la tecnología de los trenes se ha modernizado notablemente. 

En la actualidad, los trenes son una maravilla de la ingeniería que permite a una persona cruzar un país completo en poco más de tres horas. Pero hay tantos tipos de ferrocarriles como personas en el mundo, y cada uno tiene unas características diferentes que lo hacen único y lo convierten en auténticas maravillas del mundo del transporte.

Sabemos que existen trenes capaces de viajar a velocidades de escándalo, trenes que cruzan paisajes inimaginables y escarpados, trenes capaces de transportar miles de personas en su interior, pero hay uno muy especial, que muy pocas personas conocen y que todo el mundo se sorprende al cruzarse con él. Su color es muy llamativo, pero esa no es la característica por la que este curioso tren ha saltado a la fama. 

El tren más pequeño del mundo

Este ferrocarril llama la atención por ser el tren más pequeño del mundo, con solo dos vagones y un color naranja fosforito, se ha convertido en todo un atractivo turístico para todos aquellos que viajan a la famosa ciudad estadounidense de Los Ángeles. Técnicamente se considera un funicular ya que cuenta con un cable superior que lo ancla y transporta sobre unas vías, pero sus características te sorprenderán. 

Cada uno de estos vagones hace un breve trayecto que consiste en la subida y bajada de una calle muy inclinada y que evita que los pasajeros se cansen subiendo esas largas cuestas y reduce mucho el tiempo de llegada a una u otra parte de la calle. Sinaí y Olivet, que así se llaman los vagones, te llevarán a tu destino por el módico precio de un dólar, pero en ellos podrás ver la huella de sus numerosos años de historia. 

Y es que, este tren ubicado en pleno centro de Los Ángeles, tiene su origen en el año 1901, cuando se creó y recibió el nombre de Angels Flight, denominación que mantiene a día de hoy. La idea surgió tras la necesidad de muchas personas de recorrer la distancia existente entre las calles Hill y Olive. Solamente 90 metros separan una calle de la otra, pero lo que realmente importa es que es una de las cuestas más empinadas de toda la ciudad. 

Lamentablemente, el Angels Flight tuvo que detener sus viajes en el año 1969 por diversos fallos y obligaciones de renovación. Durante esa época, los vagones quedaron guardados en un almacén hasta su reapertura en 1996. La historia del tren más pequeño del mundo incluye la denominación e inclusión en el Registro Nacional de Lugares Históricos por su labor y por tener el mayor ratio de pasajeros por kilómetro recorrido. 

La actualidad del Angels Flight

En la actualidad, este espectacular tren sigue transportando pasajeros de un lado a otro pese a algunos de los inconvenientes que ha sufrido con los años. Sus vagones permanecen prácticamente intactos por lo que subirse al Angels Flight es como hacer un viaje en el tiempo. Los encargados del tren aseguran que tiene arañazos y que el tiempo ha hecho mella en su estructura, pero que es parte del encanto del tren más pequeño del mundo. 

Obviamente, las medidas de seguridad se han adaptado a las necesidades actuales, también se han modernizado las tecnologías utilizadas para su conducción. Pero el interior permanece prácticamente intacto. Sus estaciones tampoco se quedan atrás, pese a conectar poco más de 90 metros, las grandes entradas al Angels Flight son una auténtica maravilla digna de una obra de arte y que le aportan un toque único y especial al considerado el tren más pequeño del mundo.