'Tourists go home': medidas sorprendentes que han tomado algunas ciudades para engañar a los visitantes
Viendo que el panorama es cada vez más insoportable, los vecinos no ven más solución que imponer las medidas más descabelladas.
Cuando el número de visitantes supera el de habitantes la convivencia se convierte en un problema. En palabras del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, un "parque temático". Eso es lo que quieren evitar tanto en la Ciudad Condal como en otras urbes turísticas de España. Es cierto que el turismo representa una parte muy importante de la economía de una localidad de tales características -en el caso de Barcelona, el 15%-, pero también es verdad que no es sostenible que una ciudad de 1.6 millones de habitantes se vea invadida por unos 26 millones de turistas y en ascenso.
Collboni comentó a Reuters que "el turismo tiene que estar al servicio del modelo de ciudad, no al revés" y asegura que eso es lo que se está haciendo en Barcelona, el destino español más visitado por extranjeros. Hay quien lo llama turismofobia y quien prefiere decir que es pura supervivencia. Las calles barcelonesas se han llenado de protestantes que pretenden echar a los visitantes molestándolos en las terrazas con pistolas de agua; así como de grafitis en las paredes con el lema "tourists go home" -junto a los que los extranjeros se fotografían- y otros escritos para confundirlos como señalizaciones hacia el Parque Güell -uno de los más deseados de Europa- en el sentido contrario.
Barcelona, atractiva desde hace años
Aunque parezca una novedad, la belleza de Barcelona lleva atrayendo a los extranjeros durante años. De hecho, a principios del siglo XX se hicieron todos los esfuerzos posibles para crear un movimiento totalmente opuesto al actual -que, por cierto, lleva funcionando desde 2018-. La Sociedad de Atracción de Forasteros se fundó en 1908 precisamente para atraer a personas de fuera mediante publicidad y mostrar las bondades de la ciudad. Sin embargo, ese modelo tenía fecha de caducidad y el modelo turístico de España parece necesitar una reforma para evitar que las viviendas se sustituyan por pisos turísticos, entre otras cosas.
Por su parte, el gobierno está empezando a prometer medidas eficaces contra los pisos turísticos y en pocos años se regularán de una manera radical, incluso eliminándolos de algunas zonas. Una de las medidas ya se está llevando a cabo en la localidad catalana pasa por eliminar una línea de autobús de Google Maps para evitar la masificación. Aunque pueda parecer una medida ridícula, las asociaciones de vecinos aseguran que está funcionando. Otra trampa para los turistas son los carteles de los bares: algunos rezan que la cerveza ("beer") cuesta cuatro euros o más y el zumo de cebada ("suc d'ordi") solo uno y medio. Además, los turistas se quejan de España alegando cosas como que no se habla en inglés.
Problemas en otros destinos
Otros destinos como Benidorm, Mallorca, Salou o Ibiza reciben un tipo de turismo que ya se denomina "de borrachera" frente al que los vecinos no paran de luchar. De hecho, Magaluf se ha convertido en la capital europea de las infidelidades debido a que sus visitantes se toman ese periodo siguiendo el mítico lema de Las Vegas pero cambiando el lugar: "lo que pasa en Magaluf, se queda en Magaluf". Por eso, los ciudadanos han colocado carteles en inglés en los que se lee que hay peligro en las playas o directamente que están cerradas. En estos lugares hay profesionales como médicos o maestros que no encuentran vivienda, ya que los precios no se ajustan a los sueldos reales.
Al fin y al cabo, este movimiento contra turistas no supone ninguna amenaza, es simplemente una petición de respeto hacia las personas que viven en esos lugares durante todo el año. Abogan por imponer más restricciones a los turistas, como por ejemplo tasas de turistas que se cobran en otros países como Bélgica, y así intentar que, poco a poco, ese turismo acabe siendo más responsable. Lo que está claro es que las personas que tienen toda su vida allí, no pueden asumir los malos comportamientos de otras que tan solo están de paso; y las que están de paso deberían tratar el lugar como lo harían con su propia casa.
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