Los destinos que no deberías visitar en 2024: necesitan un descanso
Algunos lugares maravillosos sufren un deterioro considerable por el incontrolable turismo masivo. Y lo mejor, de hecho, es dejarlos descansar.
En un mundo cada vez más conectado y accesible para todos, los destinos turísticos más populares reciben millones de visitantes cada año, ávidos de vivir nuevas experiencias. Sin embargo, hemos de tener mucho cuidado y respeto por el entorno, ya que de lo contrario podríamos deteriorarlo, haciendo que exploradores posteriores no lo disfruten tanto. Y esto es precisamente lo que le sucede a los lugares que hoy os presentamos. Son parajes icónicos cargados de belleza que cualquiera querríamos visitar, pero de vez en cuando, estos necesitan un descanso, por el bien de la ciudad y de sus habitantes. Además, viajar de manera responsable nos beneficia a todos, puesto que si lo hacemos con cuidado, veremos como nuestros futuros destinos conservan todo su encanto para que podamos disfrutarlos en perfecto estado.
Étretat, Normandía
La erosión de las costas es un fenómeno natural que se puede ver agravado por una excesiva afluencia de personas. Esto es lo que está sucediendo a la costa de Étretat, en la región de Normandía. Francia se enfrenta a una grave erosión de sus costas, que se ha acrecentado por la presencia masiva de visitantes. Las instalaciones para el tratamiento de aguas residuales tuvieron que cerrar el año pasado por mantenimiento, después de ser incapaces de depurar el triple de residuos que generaban las personas de paso por la zona. Sin embargo, no es el único deterioro al que se enfrenta, pues también se están produciendo deslizamientos de tierra por todo el tráfico peatonal que han de soportar.
Un caso similar vive el Parque Nacional Calanques de Marsella, que introdujo un sistema de reserva para visitar sus playas, con un aforo máximo de 400 personas por día. A este aspecto, el concejal de la ciudad, Jean-Baptiste Renié, dijo lo siguiente: "Necesitamos turismo, pero hay que encontrar el equilibrio. Los propios turistas serían los más beneficiados. Muchos se ellos se van enojados después de haber pasado varias horas en el auto sin poder encontrar estacionamiento, un lugar para comer o baños, porque no hay suficiente infraestructura. Este turismo de masas no satisface a nadie".
Lago Tahoe, California
El californiano Lago Tahoe no pasa por su mejor momento. Con la pandemia, fueron muchas las personas que emigraron a zonas de montaña, como Tahoe, para huir de la afluencia de grandes ciudades. Esto provocó que la población y la actividad en torno al lago se multiplicaran de forma permanente, con las consecuencias que ello conlleva. Uno de sus principales problemas es el deterioro de sus caminos y la contaminación. El tráfico constante ha provocado el filtrado de sedimentos finos y la emisión de partículas contaminantes en el ambiente, que suelen terminar en el lago, lo que ha provocado que sus aguas cristalinas se enturbien, perdiendo parte de su encanto.
Por suerte, la situación todavía es reversible y las autoridades afirman que hay alternativas que pueden reducir el impacto, como desplazarse en bicicleta, que no deteriora los caminos ni tampoco contamina. Sin embargo, el programa de transporte gratuito que conecta la zona del lago con ciudades cercanas, no contribuye a mejorar la conservación del entorno.
Antártida
Quizás te sorprenda ver un lugar tan remoto y frío como la Antártida en esta lista, pero sí, hay mucha gente que la visita cada año. Aunque el número de exploradores que recibe no es muy elevado, gracias a una serie de tratados que la protegen, todos los que acuden a ella se concentran en un mismo lugar, la Península Antártica. Esta zona ha experimentado en los últimos años uno de los mayores aumentos de temperatura y la mayor disminución de vida silvestre de su historia. Esto se debe en gran parte al difícil acceso a la zona. El hecho de que solo se pueda llegar por mar o aire, con transportes altamente contaminantes, provoca que la nieve se oscurezca y que el hielo se derrita mucho más rápido.
La climatóloga Samantha Buzzard, aclaró que la nieve, al ser más oscura, "hace que se absorba más energía solar de la normal, lo que lleva a un mayor derretimiento. Necesitamos formas de transporte sostenible y fuentes de energía más sostenibles para evitar esto". También es importante destacar que la mayoría de los visitantes se concentran en zonas que ya sufren la presión del rápido cambio climático.
Venecia
No es un secreto que Venecia está sufriendo un deterioro considerable desde hace años, motivo por el que ya se han empezado a imponer algunas restricciones. Según la guía oficial de visitantes de la ciudad, reciben cada día a 80.000 visitantes, un volumen de personas considerable teniendo en cuenta que tiene unos 270.000 habitantes aproximadamente. Al ser una ciudad flotante, es muy propensa a las inundaciones por el aumento del nivel del mar y el hundimiento del fondo marino que provoca el paso de grandes cruceros. Por ello, en el verano de 2021 se decidió prohibir la entrada al centro histórico de barcos que superasen las 25.000 toneladas, con el fin de conservar el ecosistema de la laguna.
Y a partir de este mismo año, la ciudad cobra una tarifa de entrada que va desde los 3 a los 10 euros, en función de la época del año. Simone Venturini, director de la Organización de Gestión de Destinos de Venecia, aseguró que esta es una medida para "desalentar el turismo masivo. Queremos calidad sobre cantidad. Los turistas diarios a veces llegan y consumen la ciudad".
Cornualles, Inglaterra
La inglesa región de Cornualles se encuentra en una situación similar a Venecia. Al no ser un lugar muy grande, los visitantes están muy concentrados. Su costa se ha visto gravemente deteriorada, no solo por la erosión natural del mar, sino por el excesivo tráfico de personas, al igual que sucede en Étretat. Además, la afluencia constante de visitas está provocando que los residentes de la zona se vean desplazados e incluso expulsados. Muchas empresas se han hecho con varias propiedades de la zona para ofertarlas como residencias vacacionales, lo que ha encarecido el precio de las viviendas, provocando que muchos jóvenes que quieran independizarse, se vean obligados a emigrar a otros lugares.
Los lugareños aseguran que no hay infraestructuras suficientes para soportar la cantidad de visitantes que reciben. El hecho de que el estacionamiento sea limitado en la mayoría de sitios, provoca atascos, contaminación y basura que luego ha de recogerse. Aunque aún no se han tomado medidas al respecto, el jefe de la autoridad de turismo de la zona, pidió a los visitantes que se mantuvieran alejados de las playas, para intentar minimizar su deterioro todo lo posible.
Ámsterdam
Desde el año 2019, Ámsterdam ha cambiado su forma de anunciarse. La ciudad optó por dar una menor publicidad a los lugares que todo el mundo ya conoce, para incentivar las visitas a otras zonas de la ciudad, priorizando el bienestar de sus habitantes. De hecho, las autoridades decidieron eliminar el mítico cartel en blanco y rojo que decía 'I am Ámsterdam'. Al ser un punto tan fotografiado, todos los visitantes buscaban hacerse en él la foto perfecta, lo que generaba aglomeraciones en un lugar no muy espacioso.
En paralelo, también se prohibieron las bicicletas para grupos donde se bebía cerveza, para evitar los comportamientos incívicos que algunos clientes acababan teniendo por los efectos del alcohol. Además, el Aeropuerto Schiphol limitó la cantidad de pasajeros diarios en el verano de 2022, una medida que sigue vigente hoy en día.
Tailandia
En 2019, Tailandia recibió a casi 40 millones de visitantes, algo que sus autoridades no ven del todo positivo. Cuando la pandemia redujo drásticamente estas cifras y se cerraron los 155 parques naturales con los que cuenta el país, advirtieron una gran cantidad de beneficios en los mismos. Por este motivo, el Ministro de Recursos Naturales y Medio Ambiente del país, ordenó que cada parque cerrase al menos un mes al año, con el fin de preservar su biodiversidad y dar un respiro al entorno.
De hecho, algunos de los destinos más populares como Maya Bay, tuvieron que cerrar en 2018 por el grave daño ecológico que estaban generando sus 3.000 visitantes diarios. Esta playa estuvo cerrada durante tres años y vuelve a estar abierta al público, pero con fuertes limitaciones. Se prohibió nadar en sus aguas, los barcos se desviaron de la zona y se limitó el aforo a 380 personas por hora. Sin embargo, en abril del pasado año, la situación se descontroló durante un fin de semana, en que miles de exploradores acudieron a la zona. Esto provocó un cierre de dos meses para trabajos de recuperación.
Maui, Hawái
La paradisíaca isla de Maui, en Hawái, está sufriendo graves problemas de suministro de agua. Los exploradores pasajeros consumen cerca del 65% de los recursos hídricos de la zona, lo que provocó la ordenación de restricciones de agua, pero solo a los residentes. Las autoridades aseguraron que interpondrían multas por consumo excesivo de agua, ya fuera por riego, llenado de piscinas o lavado de automóviles. Sin embargo, estas medidas no se aplicaron a centros turísticos y de ocio, lo que provocó el enfado de sus habitantes.
Los hawaianos están viendo también como se eleva el coste de vida por la presencia de alojamientos turísticos en la zona, que cada vez suben más los precios y provocan que los jóvenes que quieren emanciparse, se vean expulsados a otras zonas menos masificadas. Los habitantes de Maui, están cansados de sufrir restricciones diarias de agua mientras las cascadas y jacuzzis de los hoteles están llenos y sus campos de golf de un verde envidiable gracias al riego constante.
En un mundo cada vez más consciente de la importancia de la sostenibilidad y la preservación, es vital que reflexionemos sobre el impacto que el turismo masivo puede tener en nuestros destinos más queridos. Si queremos asegurar que futuras generaciones puedan disfrutar de estos lugares emblemáticos, debemos tomar medidas ahora. Es fundamental encontrar un equilibrio entre el turismo responsable, la preservación del patrimonio cultural y natural, y el bienestar de las comunidades locales. Al permitir que estos destinos respiren, no solo estaremos protegiendo su autenticidad, sino también brindando oportunidades para un turismo más consciente y significativo.
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