No sin mi seguro de viaje: el dinero mejor invertido o 6 razones para viajar protegido

Viajar puede ser caro. Así de simple. Cuando viajamos, tendemos a reducir costes que pensamos que son innecesarios. Podemos ahorrar usando transporte público o evitando restaurantes caros. En el momento de decidir si deberías utilizar un seguro de viaje, puede parecer que estás ahorrando si no lo contratas, pero a menudo “lo barato, sale caro”. Si no te quieres encontrar en las situaciones incómodas que ahora te contamos, deberías pensar dos veces antes de decidir si deberías omitir el seguro de viaje en tu siguiente aventura por el extranjero. 

Imagina que después de meses preparando un viaje (reservando vuelos, hoteles, tours…), te pones enfermo o sucede cualquier imprevisto y no puedes ir a tu esperada destinación. Sin seguro de viaje, todas las horas que has invertido en preparar el viaje, y el dinero que has estado ahorrando durante semanas, se pierden y jamás se recuperarán. Con seguro de viaje, este problema no existe, ya que los costes del viaje pueden ser reembolsados (en caso de escoger una tarifa que permita esta opción). 

De viaje, puede pasar cualquier cosa. Las desgracias pueden suceder donde sea, pero no es lo mismo romperte una pierna en el pueblo de al lado de tu casa, que romperte una pierna en una montaña de Noruega. La incertidumbre del funcionamiento de los centros médicos y las barreras del lenguaje pueden causar que una situación que se podría solucionar de una forma relativamente fácil, se convierta en un auténtico infierno. Además, en países como Estados Unidos, Australia, o Suiza, el coste de la atención médica para los extranjeros puede ser muy elevado. Con el seguro de viaje, ya sabes dónde puedes ir al hospital, y te ahorrarás un pastizal en visitas e intervenciones médicas. 

Todo el mundo conoce historias de amigos, familiares o conocidos que han perdido o les han robado las maletas. Y si no lo tienes, el amigo eres tú. Aunque los objetos de valor se llevan (o se deberían llevar) siempre encima, en las maletas se transportan pertenencias que nadie quiere perder. 

Si la mala suerte te acompaña en tu viaje, el seguro de viaje se encargará de que la pena que sufras no sea tan intensa como podría llegar a serla si no lo hubieras contratado. Todo depende del seguro, pero la mayoría suelen ofrecer una compensación económica para comprar sustitutos de los objetos perdidos. Imagina que llegas a otro país, en el que vas a estar durante una semana y se ha perdido tu equipaje: no tienes nada. Pues con el dinero que te ofrece el seguro de viaje, ya tienes plan para el primer día: ¡de compras!.

Da igual si viajas al sud de Francia como si te vas a China: todo puede pasar, y con un seguro de viaje, puedes sentir la tranquilidad de que pase lo que pase, no vas a estar solo. Los seguros acostumbran a disponer de un servicio las 24 horas del día, los siete días a la semana, así que si te quedas tirado en el Pirineo Francés o en el monte Fuji, habrá alguien a tu disposición y dispuesto a ayudar. 

Uno no acostumbra a ir de viaje con intención de causar destrozos en propiedad pública, pero pueden suceder accidentes. Los daños a la propiedad de otra persona o lesiones corporales a alguien durante tu viaje pueden suponer problemas legales, y el seguro de viaje te puede proteger de posibles demandas y cubre gastos burocráticos. 

En esta lista hemos hablado de circunstancias que, aunque son poco probables, pueden suceder. Con un seguro de viaje, los “¿y si…?" desaparecen de tu cabeza, porque pase lo que pase, estarás protegido. En la mayoría de situaciones hipotéticas que puedas crear en tu cabeza y acaben en catástrofes, aparecerá tu seguro de viaje como un superhéroe y te va a salvar. 

Así que... ¿Vas a contratar un seguro para tu próximo viaje?