El 'dolce far niente' francés: Aix-en-Provence, la ciudad con sol todo el año

Esta ciudad del sud de Francia es perfecta para poner pausa al ajetreo del día a día y disfrutar de los placeres mundanos.

En Aix-en-Provence es la ciudad perfecta para pasear si prisa.
En Aix-en-Provence es la ciudad perfecta para pasear si prisa. / Istock / chris-mueller

Aix-en-Provence es la ciudad perfecta para desconectar y vivir el "dolce far niente", es decir, el placer de no hacer nada. Las callejuelas sin coches, las casas de colores, el aroma a lavanda constante, y el sol que baña las plazuelas con terrazas para sentarse a tomar algo tranquilamente forman una combinación de experiencias mundanas que te harán considerar la región francesa como candidato en tu próximo viaje.

Los edificios y las calles soleadas de la ciudad son perfectos para pasear tranquilamente.

Los edificios y las calles soleadas de la ciudad son perfectos para pasear tranquilamente.

/ Istock / AdrianHancu

La Ciudad de las 1.000 fuentes

Aix-en-Provence también es conocida como "La ciudad de las 1.000 fuentes", y no es muy difícil adivinar por qué (aunque en realidad, solo hay 500) . Las calles están llenas de esculturas, y cada una tiene su historia. La Fuente de la Rotonda, por ejemplo, simboliza la riqueza de la ciudad. El hecho que se represente a través de una fuente es una metáfora, ya que hace referencia a la importancia de la ciudad como proveedor de agua en la región, cada una de las "Tres Gracias" que la decoran realizan una actividad típica de Aix-en-Provence. La estatua de la Justicia está situada frente al Cours Mirabeau, apuntando hacia el Palacio de Justicia. La estatua que representa al comercio y la agricultura, en cambio, se orienta hacia Marsella, simbolizando la parte industrial que conecta estas dos ciudades. Por último, la estatua de las Bellas Artes mira en dirección a la carretera de Aviñón, destacando el establecimiento de las universidades superiores en la ciudad.

Aix-en-Provence es una ciudad donde se puede disfrutar del arte de pasear y no hacer nada.

La Fuente de la Rotonda es una de las más conocidas de la ciudad.

/ Istock / Jean-Luc Ichard

Mimetizarse con el 'dolce far niente' como los locales siempre es un buen plan

Los locales disfrutan de su día a día tranquilamente. Pasean por las calles de su ciudad, y convierten actividades mundanas como ir al mercado, en toda una experiencia sensorial. Los colores de los alimentos frescos, y la combinación de aromas y sabores son un gran atractivo para los visitantes, que además observan a los ciudadanos llevando a cabo sus tareas domésticas sin prisa.

El mercado es una de las atracciones turísticas favoritas de los visitantes por su autenticidad.

El mercado es una de las atracciones turísticas favoritas de los visitantes por su autenticidad.

/ Unsplash/Christian Mackie

Caminar por Aix-en-Provence es un recordatorio de que se debe disfrutar de cada pequeño momento del día, y hace cuestionar a todo aquel que pisa la ciudad si está viviendo demasiado rápido. La localidad está llena de plazas inundadas de sol para parar el tiempo y sentarse a reflexionar, ya sea solo o en compañía. Por ejemplo, la Plaza de l’Hôtel de Ville es un espacio encantador repleto de terrazas al aire libre para disfrutar de un café o un refresco. El Cours Mirabeau es un bulevar donde se puede pasear y culminar la caminata compartiendo una conversación en una de las mesas exteriores con una bebida en la mano.

Las terrazas de Aix-en-Provence están llenas de gente relajándose y viviendo despacio.

Las terrazas de Aix-en-Provence están llenas de gente relajándose y viviendo despacio.

/ Istock / JannHuizenga

Paseando por esta ciudad se pueden descubrir tiendas de artesanía y bares curiosos, no hace falta estar sentado en una terraza todo el día para disfrutar de la visita. Una de las calles más transitadas es la Calle de Verrerie, pero vale la pena visitar todo el casco antiguo.

Un plan perfecto para descubrir la ciudad es perderse por las calles de Aix-en-provence disfrutar de su encanto

Un plan perfecto para descubrir la ciudad es perderse por las calles de Aix-en-provence disfrutar de su encanto

/ Unsplash/Andrea Rapuzzi

Una ciudad donde se respira arte

Después de unos años viviendo la locura de París, Paul Cézanne decidió volver a su ciudad natal para inspirarse en la calma de Aix-de-Provence. El artista estudiaba las figuras geométricas y todo aquello que plasmaba en el lienzo con lentitud y paciencia: la tranquilidad de la ciudad de la Provenza le proporcionava ese estado. El pintor fue impresionista, es decir, se fijaba en la luz de aquello que imprimía en sobre la tela (de hecho, llegó a pintar varias veces la catedral de Ruan , ya que quería mostrar como el cambio de luz afectaba el monumento).

El estudio se encuentra exactamente como lo dejó el artista: los cráneos humanos se encuentran encima de una mesa con fruta y bodegones, y un gran ventanal aporta una gran luminosidad, con la que más adelante el pintor trabajaba.

El artista fue la inspiración de diferentes movimientos. Inspiró a cubistas como Pablo Picasso, Fauvistas como Henri Matisse y postimpresionistas como Vincent Van Gogh. El estudio es el lugar de nacimiento de sus ideas y cuadros como las "Grandes Bañistas", y la ciudad está llena de rutas y tours que recuerdan la vida del artista.

Con 300 días de sol cada año, Aix-en-Provence es el lugar perfecto para desconectar, relajarse y disfrutar del 'Dolce far niente'.

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