¿Dónde se rodó la película más nominada a los Goya 2024?

Estibaliz Urresola se estrenó con un Oso de Plata en el Festival de Berlín, donde presentó su primer largometraje: '20.000 especies de abejas'. El galardón se lo llevó Sofía Otero, la niña de nueve años -durante el rodaje ocho- que da vida a Aitor/Cocó/Lucía. En la película, la pequeña siente que no encaja en lo que la sociedad le impone y no entiende por qué su entorno se empeña en llamarla Aitor. Su madre (Patricia López Arnaiz), sumida en una crisis profesional, decide llevar a sus tres hijos a pasar el verano con su madre y su tía, que se dedican a la cría de abejas y producción de miel. Un viaje que parte desde Bayona y recorre Llodio, Hendaya y Ereñozu, en Hernani.

En Bayona todo ocurre muy rápido, como sucede cuando estás tan acostumbrado a una rutina que ya has normalizado. Cuando llegan al pueblo, el tiempo se ralentiza, hasta dar la sensación de que incluso se detiene. La naturaleza acoge a Cocó con los brazos abiertos, la hace sentir comprendida y arropada. La directora explica a El Correo que se aborda la transexualidad infantil "desde una perspectiva vinculada a la naturaleza y la exploración, como una realidad natural, menos gris y oscura que como siempre se ha tratado en el cine".

Llodio, la cuna que meció a Urresola y a Cocó

Del mismo modo que la naturaleza se presenta como lo que es, naturalmente diversa, se pretende mostrar la diversidad natural de las personas. Dicen los ecologistas que las fronteras es donde mayor abundancia de fauna y flora existe. Es precisamente en este lugar donde Lucía, Cocó, se siente cómoda; muy cerca de Llodio (Álava), en un precioso enclave que ni siquiera los actores conocían, evitando el universo lóbrego que siempre envuelve las ficciones trans. Allí creció Urresola, tan vinculada a la tierra como su película.

Una de las localizaciones más personales es la subida al santuario de Santa María del Yermo, que tiene a su lado una ermita de la que la protagonista adopta su nombre, Lucía. Pese a ubicarse en el segundo municipio más poblado del País Vasco -después de Vitoria-, su entorno plagado de naturaleza permite desconectar igual que lo hace Cocó. Este lugar lo recuerda la directora con el cariño de haber pasado todos los domingos de su infancia. El mismo cariño que sienten todas las mujeres de la película hacia este precioso entorno en la frontera entre el País Vasco y Francia.