Berlín: la capital más vibrante de Europa, en 5 paradas imprescindibles
Pocas ciudades en el mundo han vivido una historia tan agitada e intensa como la capital alemana
Treinta años después de la caída del Muro y la reunificación, Berlín se presenta como una 'metrópoli vibrante' con una vida cultural inmensa, repleta de 'museos, parques y cafés'.
Mitte, centro cultural y político
De fama mundial, la Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor) es el monumento más emblemático de Berlín y un excelente punto de partida para explorar Berlín-Mitte, el barrio central y núcleo cultural y político de la capital alemana.
Cerrada durante casi tres décadas, la Puerta era un símbolo de la separación de las dos Alemanias para luego convertirse en un símbolo de la reunificación y de la libertad. A unos pasos de ahí, el edificio del Reichstag, que alberga el Parlamento alemán, invita a descubrir su turbulenta historia e impresionante arquitectura con una visita guiada. Es gratis, pero hay que registrarse y solicitarlo a través de la web
¡VIAJAR te lleva ahora de viaje!
La isla de los museos
Siguiendo el bulevar Unter den Linden, desde la Puerta de Brandeburgo hacia el este, llegamos a la zona de museos más importante de la ciudad: la Museumsinsel (literalmente, la Isla de los Museos) explica por qué Berlín también es conocida como la Atenas del Spree. Sus cinco museos impactan por su arquitectura neoclásica y las maravillas que se esconden en su interior, como la reconstrucción del Altar de Pérgamo (siglo II a. C.) y de la Puerta de Ishtar (siglo VI a. C.) o el busto de Nefertiti (siglo XIV a. C.). Justo al lado se localiza la majestuosa Catedral de Berlín, cuya cúpula recuerda el estilo del renacimiento italiano.
Cruzando de nuevo el río Spree, se llega a la Torre de Telecomunicaciones (Fernsehturm), otro monumento característico cercano a la famosa Alexanderplatz, desde donde se puede gozar de una vista excepcional sobre toda la ciudad.
El muro, testigo del Berlín dividido
Con un perímetro de casi 160 km, el Muro dividió Berlín en dos partes (occidental y oriental) durante 28 años y es el testigo mudo de una época de separación, terror y falta de libertad. El Memorial del Muro de Berlín (Gedenkstätte Berliner Mauer) recuerda la división alemana y sus víctimas en la franja de la muerte, mientras el Centro de Documentación invita a aprender más sobre esta época.
Vale la pena hacer una excursión en bici a lo largo del Muro para explorarlo, empezando por la East Side Gallery, donde se encuentra el mural del famoso beso fraternal entre Brezhnev y Honecker, pasando por el paso fronterizo más conocido de los aliados, Checkpoint Charlie, y terminando el recorrido en la Potsdamer Platz.
Para aprender más de la vida en Berlín durante la división, es imprescindible visitar el Memorial Berlín Hohenschönhausen, la antigua prisión central de la Seguridad del Estado (Stasi) de la RDA. En ocasiones, las visitas son guiadas por exprisioneros cuyos relatos del maltrato de la Stasi dan auténticos escalofríos.
Lecciones históricas
Para quienes quieran saber más sobre la época de antes y durante la Segunda Guerra Mundial, una visita al Campo de Concentración de Sachsenhausen ofrece una clase de historia inolvidable y asombrosa a la vez. También es muy interesante hacer una visita guiada con la asociación Berliner Unterwelten, que organiza visitas de búnkeres antiguos que se utilizaron durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, así como de túneles que sirvieron para escapar de Berlín Este a Berlín Oeste.
El ritmo de Berlín
Con los cafés hípster de Kreuzberg, los rastrillos vintage de Prenzlauer Berg o la vibrante vida nocturna de Friedrichshain, Berlín tiene su ritmo especial y hay que dejarse llevar. Para tomar una cerveza y disfrutar de arte, música, teatro o una buena película, hay que visitar la Kulturbrauerei, un área cultural dentro de una antigua cervecería del siglo XIX.
Los aficionados a las compras estarán encantados de los Hackesche Höfe, una zona enorme de tiendas de moda, boutiques y galerías, y del KaDeWe, uno de los centros comerciales más grandes de Europa. Y cada domingo, el rastrillo del Mauerpark, en el barrio de Wedding, ofrece rarezas, sesiones de música, karaoke y una miscelánea de gente con la que pasárselo bien.
Y es que, además de las huellas de su pasado, quien visita Berlín queda fascinado especialmente por su originalidad y vivacidad.