El río subterráneo navegable más largo de Europa está en Castellón y es así de impresionante

Parecerá que estás viajando al centro de la Tierra, como describía en su novela Julio Verne.

Es uno de los recorridos más bonitos de la Comunidad Valenciana, de España y de Europa
Es uno de los recorridos más bonitos de la Comunidad Valenciana, de España y de Europa / Turismo de la Comunidad Valenciana

Los paisajes que ofrece el mundo terrenal son de lo más sobrecogedores, sobre todo aquellos que incluyen en sus panorámicas alguna masa acuática, ya sea mar, océano, lago o río. Navegar por la superficie es un placer que disfruta todo aquel que lo prueba -incluso quien se marea-. Los ríos comunes y corrientes pueden llegar a turbar la razón con su belleza natural, con sus vistas a bosques, pintorescos pueblos, montañas... Lo que no es tan usual es navegar por uno subterráneo, con un paisaje completamente diferente en el que la roca es la protagonista. En Castellón puedes vivir la experiencia de recorrer el río subterráneo navegable más largo de Europa -aunque no es el único trayecto navegable de la comunidad-.

Cuevas de San José, Castellón

Techo de las Cuevas de San José

/ joanbanjo

El misterio de la cueva sin principio ni final

Casi 3.000 kilómetros de caudal caracterizan al río de las Coves de Sant Josep, en en municipio de La Vall d'Uxó. La región visitable son 800 metros en barca y 250 a pie. La visita son unos 45 minutos y la temperatura es agradable y constante durante todo el año, manteniéndose en 20 grados. Lo más curioso es que no se sabe dónde empieza ni dónde termina la misteriosa cueva de piedra caliza que atraviesa. Se cree que la cavidad comenzó a crearse en el período del Triásico Medio y que albergó a seres humanos hace 17.000 años. Señal de ello son los yacimientos declarados Bien de Interés Cultural y Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Hay también otros indicios históricos que apuntan a que en el siglo XIX existía una festividad llamada Fiesta de las Flores, que reunía a los vecinos en los alrededores de la Font de Sant Josep. Pero pocos se atrevían a entrar en la cueva. Hasta 1902 no se organizó la primera exploración, llegando a la Boca del Forn, un canal muy estrecho generado por las aguas a su paso y que establecía el límite de la zona accesible. Más adelante se hicieron más indagaciones y a partir de la década de 1930 se empezó a acondicionar para permitir visitas. Sin embargo, no es hasta 1950 cuando se construye un sistema de barcas y retención de agua para abrir las puertas a los ciudadanos de a pie.

Los trayectos en barca

Con el tiempo se ha ido perfeccionando y ahora hay incluso luces led que respetan el proceso natural de la roca y aportan una magia incrementada a la que ya tienen las cuevas. A esto se une el sonido que genera un espectáculo que puede disfrutarse desde la barca que, por cierto, maneja un barquero, oficio ancestral que da aún más interés al recorrido. Además, también se organizan algunos eventos como conciertos en fechas señaladas o representaciones teatralizadas. Los profesionales se refieren a ellas como "el inframundo".

Entre las salas más destacadas están la de los Murciélagos, la de Diana que cuenta con unas formaciones muy llamativas o La Catedral, que es la más alta. Por el camino te encontrarás con el Lago Azul y piedras con formas caprichosas que parecen impensables para la naturaleza. Estalactitas y estalagmitas caen del techo y crecen del suelo -respectivamente- para mostrar uno de los parajes ocultos y más alucinantes del mundo. Un lugar en el que la tierra se une al agua y crea formas espectaculares, donde el silencio se escucha diferente y donde la historia habla por sí sola.

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