Los 10 pueblos más bonitos de Castellón

Castellón es sinónimo de tranquilidad. Y también de destinos menos masificados que los que podemos encontrar en Alicante o en Valencia. Y es que Castellón, sin duda, se está postulando como un nuevo territorio que merece la pena descubrir por su innumerable belleza. Una belleza que queda patente si ponemos las miras en algunos de sus pueblos más bonitos, en los que encontramos antiguas villas medievales, pueblos con playas abrazadas por el mediterráneo y paraísos sumergidos entre las montañas.

Culla es uno de los pueblos más interesantes de la provincia de Castellón, esto es ya que forma parte de la ruta templaria que se caracterizo en la zona durante los siglos XIII y XIV. En este pueblo se asentó la Orden del Temple en la Corona de Aragón en el año 1303 y en la actualidad solo quedan restos de un antiguo castillo musulmán datado del siglo XIII y que se ubica en la cima del pueblo.

Un entramado de calles estrechas y empedradas, casas de techos rojizos y muros de piedra hacen de este pueblo un verdadero espectáculo medieval. Durante el recorrido del pueblo es aconsejable la parada en los miradores de las sierras, así como la visita a sus edificios de época como la iglesia del siglo XVII y la antigua prisión, la cual conserva dibujos de los reos en sus paredes.

Catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España, las calles laberínticas de Vilafamés con sus pendientes y las fachadas de las casa adornadas de macetas y plantas hacen que un paseo por el pueblo no deje indiferente a sus visitantes.

Este pueblo puede recorrerse durante un agradable paseo el cual es aconsejable iniciarlo en la plaza de las Fuentes. Conforme avanza la subida por sus calles encontraras la llamada roca grossa, una gran piedra que constituye al símbolo de la urbe. Ya en la parte más alta, tras haber contemplado sus encantadoras callejuelas, encontradas los restos de un castillo de origen árabe y del cual solo permanece una torre de las guerras charlistas y la iglesia de la Asunción.

Ares del Maestrat constituye uno de los pueblos más pequeños de Castellón. Ubicado a unos 1200 metros sobre en nivel del mar nos concede una imagen de postal desde el mirador de la ruta que hay antes de llegar al pueblo, haciendo de este pueblo un lugar de lo más pintoresco ya que las casas y el castillo parecen estar colgados de la montaña.

Morella es el pueblo de Castellón que mejor conserva sus murallas, mantiene las antiguas puertas y torres de acceso. El pueblo deja una postal preciosa dejando al castillo en la parte más alta al cual se accede mediante la subida de una cantidad considerable de escaleras y cuestas pero que sin duda merece la pena recorrer ya que las vistas a la sierra son un espectáculo.

Alcalá de Chivert, gracias a la Iglesia de San Juan Bautista y la torre del campanario como estandarte hacen de este municipio uno de los más pintorescos de la lista. Pero realmente el principal atractivo de Alcalá es su imponente castillo; el castillo de Chivert. Ubicado a pocos kilómetros del pueblo, su enclave en m medio de la sierra es privilegiado.

Perteneciente al siglo XI, en la época musulmana y tras la reconquista templaria sufrió modificaciones pero actualmente se conservan algunas partes de la muralla y torres y en su interior se pueden encontrar restos de las distintas civilizaciones que lo han habitado.

El pueblo de Peñíscola guarda en sus calles la historia del papa Benedicto XII, conocido como el Papa Luna, se hospedó en el castillo durante el Cisma de Occidente y desde allí redactaba los tratados y testamentos de la iglesia católica.

En Peñíscola perderse por sus calles donde predominan el blanco y azul de las viviendas es una autentica preciosidad y las vistas del mar y la playa que regala el pueblo desde su castillo dejarán con la boca abierta a más de uno.

Lo más bonito de Onda es su centro histórico, donde es casi obligatorio perderse por sus calles y dejarse llevar. Durante el recorrido veras la plaza del Almudín y la iglesia de la Asunción pero uno de los principales atractivos de este lugar es el Museo del Azulejo Manolo Safont. En este museo se muestra mediante la historia y los objetos el arte de la industria cerámica valenciana, el cual ha predominado en la zona durante años.

Situado en lo alto de una colina, el Portal de San Roque original del siglo XV es el inicio de la antigua zona amurallada de la que hoy solo quedan restos. Este pueblo no posee un castillo como tal pero sin edificaciones medievales que prestan un gran interés como la Iglesia de Santa María Magdalena.

Lo más destacado del pueblo es el Museo de la piedra en seco, una forma de construir que usaban los antiguos habitantes del pueblo y que era de gran utilidad para separar los terrenos y resguardar de la lluvia.

Del pueblo de Navajas no destacan las edificaciones o sus calles. A pesar de tener majestuosas casas señoriales, destaca por su entorno natural. Navajas está bordeado por el río Palancha y en su recorrido nos regala espléndidos paisajes naturales como la cascada del Bazal o también conocida como “el salto de la novia” por la leyenda que detrás esconde esta cascada de 30 metros de altura en la que esta permitido bañarse en las pozas de agua que hay a su alrededor.

Ubicado en el cerro de la ciudad, Segorbe ofrece una espectaculares vistas de la sierra y el pueblo desde el conocido castillo de la Estrella. Durante la subida al castillo se pueden apreciar monumentos arquitectónicos como el acueducto en un perfecto estado de conservación, algunas murallas y la Torre del Verdugo.

Pero uno de los puntos principales que ver en Segorbe es su catedral. Posee una gran importancia histórica ya que en su interior se aprecian el claustro, pinturas y objetos originales en el museo catedrático.