Los pueblos de Salamanca que solo pueden comprar a vendedores ambulantes: no tienen comercios en sus fronteras

Hay una elevada cantidad de pueblos en la provincia que no tienen un solo negocio para que sus vecinos puedan hacer la compra diaria.

Algunos pueblos no tienen ningún comercio, otros tienen la suerte de contar con un par
Algunos pueblos no tienen ningún comercio, otros tienen la suerte de contar con un par / Istock / Fotoeventis

Un hábito tan normalizado como ir a hacer la compra, acudir al comercio más cercano para adquirir un ingrediente que falta para la comida o incluso conseguir un medicamento de urgencia en unos pocos minutos, no es posible en muchos más lugares de los que pensamos. En algunas zonas es un privilegio contar ya no solo con un comercio cercano a casa, sino con un único comercio en toda la localidad. En Salamanca, por ejemplo, hay 135 pueblos -el 37% del total de la provincia-.

Vistas del casco histórico de Ciudad Rodrigo

Vistas del casco histórico de Ciudad Rodrigo

/ Istock / Luis Fonseca

Un total de 14.373 vecinos sobreviven un día tras otro sin un solo negocio. Ni panaderías, ni pescaderías, ni carnicerías, ni bares, ni nada. Otros 105 municipios -el 29%- cuentan una o dos tiendas en todo su territorio. Solo seis tienen más de 50, según datos de la Junta de Castilla y León: Salamanca con 1117, Villares de la Reina con 52, Santa Marta de Tormes con 88, Peñaranda de Bracamonte con 79, Ciudad Rodrigo con 137 y Béjar con 142.

Aunque no les falta de nada, tal y como comentan los habitantes de dichos pueblos, se rigen por la ley de buscarse la vida como puedan. Es lo que ocurre en Cilleros de la Bastida, un municipio con 23 habitantes censados pero solo 11 vecinos permanentes, el más pequeño de la provincia. Al no existir negocios, tampoco hay oportunidades de trabajo más allá del campo, por lo que estos lugares no hacen más que vaciarse. Ante estas situaciones, la Diputación otorga ayudas de 35.000 euros para abrir un bar.

Población envejecida con escasa movilidad

Este es uno de los riesgos para convertirse en pueblo fantasma. Una población que no puede ofrecer siquiera los servicios mínimos a sus vecinos está abocado a ello. Así lo cuenta la alcaldesa de Negrilla de Palencia, Cayetana Iglesias, al diario Salamanca Hoy: "Con lo bien que se vive en los pueblos y se mueren porque no hay servicios que atraigan población". Su pueblo tiene 80 habitantes censados y, de nuevo ningún comercio abierto para ellos.

Además, la población está generalmente bastante envejecida, por lo que la movilidad de la que disponen es muy reducida y no pueden desplazarse a ciudades cercanas, pese a que, con suerte, pasan dos autobuses al día que los acercan en caso de necesidad. Los llamados servicios de proximidad recorren varios pueblos a lo largo de la mañana para provisionar a los vecinos. Por no hablar del invierno más cerrado, cuando algunos pueblos quedan aislados a causa de los temporales.

Iglesia de Negrilla de Palencia

Iglesia de Negrilla de Palencia

/ Wikicommons. Malopez 21

Este panorama cambia radicalmente con la llegada del verano, cuando la alegría inunda las calles que durante el resto del año han permanecido casi abandonadas. Los mayores que viven allí siempre rejuvenecen alrededor de sus nietos y renuevan las energía para volver al aislamiento a partir de septiembre. Aun así, la mayoría no cambiaría su pueblo por nada en el mundo, ni siquiera por un par de tiendas abiertas; aunque sí admiten que vivirían mejor con ellas.

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