El pueblo más bonito de España, según la ciencia

Es difícil tomar una decisión en un país en el que hay cientos de pueblos preciosos, pero con algunos parámetros se puede elaborar una conclusión científica

Cinco aspectos son los que se tienen en cuenta para seleccionar este como el pueblo más bonito según la ciencia
Cinco aspectos son los que se tienen en cuenta para seleccionar este como el pueblo más bonito según la ciencia / Istock / StockPhoto Astur

La belleza es algo tan subjetivo como el pensamiento de cada individuo. Es muy difícil evaluar cuán bonito es un pueblo dejando a un lado esa subjetividad personal, aunque hay algunas asociaciones como la de Pueblos Bonitos de España que deciden los más bellos del país. Platón fue el primer filósofo que se acercó al concepto de una manera que ha calado en la sociedad occidental, tomando de Pitágoras la noción de lo bello como armonioso y proporcional y el concepto de esplendor por el que la belleza reside en una luz ininteligible de la que el mundo sensible es una mera aproximación. Por ejemplo, la Atenas más antigua podría haber sido considerada bella por el filósofo.

Acrópolis de Atenas

Acrópolis de Atenas

/ Istock / SHansche

Para él es algo independiente de lo material, por lo que no se atiene únicamente a lo visual. Así lo entiende también la ciencia, que evalúa cinco aspectos a la hora de percibir la belleza de un lugar:

  1. Arquitectura y diseño urbano. La manera en la que se disponen las calles, la arquitectura de los edificios y su conservación, las plazas y jardines...
  2. Entorno natural, algo aleatorio y fruto del azar es la ubicación del pueblo, pero es algo que puede añadir o quitar belleza a un lugar.
  3. Cultura y patrimonio. Fiestas locales, artesanía, actividades culturales e historia también contribuyen en esta tarea.
  4. Limpieza y mantenimiento es algo que mejora la percepción de un pueblo en gran medida.
  5. Hospitalidad y ambiente, porque lo intangible, como decía Platón, es igual de importante, y aspectos como la amabilidad o la seguridad llaman la atención de cualquier visitante.

Siguiendo estos parámetros, la ciencia podría determinar que el pueblo más bonito de España está en Teruel. Muy reconocido por su arquitectura medieval, la buena conservación de su patrimonio, su ubicación en plena sierra, el mantenimiento de sus calles y la hospitalidad de sus gentes. Hablamos de Albarracín, un pueblo vertiginoso considerado en múltiples ocasiones como el más bonito de España. Un auténtico tesoro rural monocromático de una de las provincias más olvidadas de la península, antigua propiedad de la familia bereber Banu Razin, de donde tomó el nombre.

Vistas del pueblo desde el río Guadalaviar

Vistas del pueblo desde el río Guadalaviar

/ Istock / Cristian Blázquez Martínez

Arquitectura y entorno

A los pies del río Guadalaviar y en plena Sierra de Albarracín, es indudable que el entorno de este pueblo supone uno de sus mayores atractivos. Además, de ella se ha extraído el material que conforma toda la arquitectura de la zona, el yeso mezclado con el óxido de hierro que otorga un color rojo pálido que combina de una manera espectacular con el atardecer. Entre esa arquitectura destaca la catedral de Santa María, muy curiosa y con numerosas sorpresas en su interior. Antes de la conversión, en ese mismo lugar se encontraba la mezquita.

Una de las calles más bonitas de Albarracín

Una de las calles más bonitas de Albarracín

/ Istock / Jorgefontestad

Poco después quisieron desmarcarse también de la Corona de Aragón y construyeron la catedral para conseguir tener obispo propio. Todavía se conservan frescos de la época -alrededor del siglo XII- y hoy resulta estar a medio camino entre el Gótico y el Renacimiento. Los descubrimientos están a la orden del día, puesto que casi cada vez que se hace una restauración se encuentra alguna novedad. El Palacio Episcopal es otro símbolo de la arquitectura albarricenense, de unas dimensiones desproporcionadas y una majestuosidad única. Del mismo modo que su castillo, que parece una continuación de la roca.

Palacio Episcopal en primer plano y la Catedral al fondo

Palacio Episcopal en primer plano y la Catedral al fondo

/ Istock / Anieszka Glowala

Un paseo por Albarracín

Lo que puede parecer un simple paseo por un pueblo turolense se convierte en algo muy superior si se trata de Albarracín. Desde 1961, todo el cojunto en sí mismo es Monumento Nacional, por lo que atrae a curiosos de todos los rincones de la península. Al contrario que prácticamente todas las plazas de origen medieval, esta no cuenta con una puerta principal, aunque una parada obligatoria es en el Portal del agua, una de las aperturas que conducen a los principales caminos. A través de ellos se observa la ubicación imposible del pueblo, sobre un gigante risco que desafía todas las leyes de la gravedad.

Desde el Arco de Medina se puede ver la Casa de la Julianeta, una sugerente vivienda que más que construida parece dibujada por Tim Burton. Es quizá la más emblemática del casco histórico, superando cualquier tipo de lógica que se le pretenda buscar. En el polo opuesto, a la entrada del barrio nuevo, se encuentra la Casa Azul, contrastando con el resto de edificios de tonos rojizos. Pese a estar en el barrio conocido como nuevo, esta vivienda tiene tres siglos de antigüedad y la edificó una familia de pudientes empresarios que quería hacerse notar entre el resto de habitantes.

Casa de la Julianeta

Casa de la Julianeta

/ Istock / Mats Rennstam

Todas las callejuelas por las que el caminante deambula son dignas de aparecer en cualquier álbum -o cuenta de redes sociales-. Pareciera que el pueblo se fuera a caer, pero no hay construcciones más seguras que las medievales, que llevan siglos y siglos en pie. El sol se esconde poco a poco tras las imponentes montañas que lo vigilan, haciendo que las fachadas cambien progresivamente su color hasta terminar iluminadas por las bombillas de las ancestrales farolas. Desde lo alto de alguno de sus miradores se da comienzo al espectáculo más ancestral de la naturaleza que el ser humano ha sabido comprender tan bien incorporando pueblos tan bonitos y respetuosos como Albarracín al paisaje.

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