España vertiginosa: 5 pueblos que desafían las leyes de la gravedad

Enclaves donde incluso ir a comprar el pan es una aventura de altos vuelos.

Este pueblo gaditano es uno de los más curiosos de toda Andalucía
Este pueblo gaditano es uno de los más curiosos de toda Andalucía / Istock / Jose Miguel Sanchez

Los pueblos españoles tienen cientos de formas diferentes, costumbres curiosas, tradiciones únicas y, sobre todo, ubicaciones irrepetibles. Hay muchos que deberían visitarse al menos una vez en la vida, aunque algunos pertenezcan a la temible España despoblada. Estos 5 repartidos por todo el territorio (incluido las islas) desafían las leyes de la gravedad, cada uno a su manera.

Masca, Tenerife

Desde lo alto de Masca se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas a los barrancos de la zona, aunque acceder al pueblo es de lo más enrevesado y una pesadilla para cualquier conductor: hasta los asño 60 solo se podía llegar a pie y en burro. A pesar de ello, es el segundo enclave natural más visitado de Tenerife tras el Teide. Se ubica en el Parque Rural de Teno, cuyo pico más elevado mide 1.300 metros de altitud.

El pueblo de Masca en Tenerife

El pueblo de Masca en Tenerife

/ Istock / Jorge Gonzalez

Albarracín, Teruel

Uno de los mayores tesoros de Teruel y de los pueblos más bonitos de España se esconde tras unas cuantas casas del mismo color tierra colocadas en la ladera de una montaña de la sierra homónima. Las calles se conforman a modo de laberinto en varias alturas, dando al conjunto el título de uno de los pueblos más bonitos de España. Sus casas nacen de la misma roca, como si Albarracín fuera una extensión de la montaña.

Vistas de Albarracín desde la catedral

Vistas de Albarracín desde la catedral

/ Istock / StockPhotoAstur

Setenil de las Bodegas, Cádiz

Quizá el vértigo de este pueblo no resida tanto en la altura, sino en pasear por sus calles. Setenil de las Bodegas está construido bajo una enorme roca, alrededor de un cañón excavado por las aguas del río Guadalporcún, creando techos que cubren a los viandantes de toda luz solar, como en la calle Cuevas de Sombra. Las casas no se derrumban y están perfectamente anexionadas a la roca de una manera casi fantasiosa.

Una calle de Setenil de las Bodegas bajo la roca

Una calle de Setenil de las Bodegas bajo la roca

/ Istock / Jacek_Sopotnicki

Chulilla, Valencia

Del mismo modo que el turolense, este pueblo se alza en la ladera de una montaña, aunque de casas completamente blancas, con un castillo en lo alto. Es una zona repleta de senderos y rutas para disfrutar de la sierra en primera persona y no solo observarla desde los miradores. La más destacada es la del Charca Azul, en mitad de la cual se puede descansar con un baño en las aguas del río Turia.

Vistas del pueblo de Chulilla

Vistas del pueblo de Chulilla

/ Istock / Jose Luis Alvarez Esteban

Rello, Soria

La muralla de este pueblo medieval -uno de los mejor conservados de Soria- sirve de continuación al espolón rocoso de los Altos de Barahona, que guarda en su interior un conjunto de casas de cuento que hacen parecer viva la roca. La villa tiene menos de una veintena de habitantes, por lo que resulta un absoluto oasis de tranquilidad declarado, además, Bien de Interés Cultural.

La muralla de Rello y fachadas de sus casas

La muralla de Rello y fachadas de sus casas

/ Istock / Jose Luis Alvarez Esteban

Para visitar estos pueblos es recomendable no tenerle miedo a las alturas, aunque por apreciar estas vistas siempre se puede hacer una excepción e intentar superar el vértigo.

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