El parador más sorprendente de España: con un bar de noche en la antigua bodega del convento

En nuestro afán por descubrirle al lector y viajero los alojamientos más sorprendentes tanto de España como del resto del mundo, los Paradores son siempre una apuesta ganadora, ya que se sitúan en edificios históricos españoles que, a lo largo de los siglos, han acogido a reyes, reinas, monjes, religiosas e, incluso, han sido cárceles u hospitales.

Diseminados por toda la geografía española (aunque ya hay un establecimiento en Portugal), los paradores son una forma de sumergirse en la historia para poder vivir una experiencia completamente inmersiva.

Y hoy viajamos hasta la Perla del Norte para descubrir un parador que fue edificado entre los siglos XV y XVII por los Zuñiga y Pimentel (duques de Plasencia), el convento de San Vicente Ferrer. El edificio, junto con la iglesia de Santo Domingo y el Palacio Mirabel, forman un bello conjunto de estilo gótico tardío con elementos renacentistas.

Antes de descubrir las joyas que oculta este parador, echamos a andar por las preciosas calles medievales de Plasencia, que nos ofrecen joyas como sus catedrales (la vieja de estilo románico y la nueva con elementos góticos y renacentistas), el río Jerte que riega la ciudad o la Ruta de los Parques, perfecta para aquellos viajeros amantes de los espacios naturales, así como los que viajan con niños. 

El parador recibe al explorador con sus techos abovedados, elegantes muros de piedra y magníficos artesonados que, junto a su decoración, le trasladará a otra época. Y lo mejor de todo es las tarifas arrancan en abril en los 117 euros. Además, con las diferentes ofertas que se lanzan desde la red de paradores, esta tarifa se puede reducir algo más.

La escalera volada más bella de España

El convento conserva varios elementos originales, como el artesonado del claustro bajo, el púlpito del refectorio, un friso de azulejos talaveranos policromados del siglo XVI o numerosos restos de pinturas murales de la época. Y, entre todos estos tesoros, destaca uno que hace del parador de Plasencia uno de los más espectaculares de España: su imponente escalera volada, una de las más bellas de España y construida en 1577.

Para acceder al parador el visitante lo hace a través de un porche con dos arcos de medio punto y, una vez dentro, en el acceso a la sacristía, en el ángulo suroeste del claustro puede contemplar la joya de la corona: la escalera volada construida en granito en 1577 por los maestros Juan Álvarez y Juan Ezquerra. Esta estructura se sostiene sobre arcos irregulares y desiguales que ascienden hasta el piso superior, recibiendo la luz directa de una linterna. En su decoración se pueden contemplar los escudos de los Zúñiga y un pasaje bíblico que alude a la escalera de Jacob. 

Otra de las partes más espectaculares de este convento convertido en morada de exploradores es su impresionante bar de noche, ubicado en la antigua bodega del convento, y lugar en el que los viajeros podrán tomar algo envueltos en un auténtico ambiente de leyenda.

Descanso en el parador de Plasencia

Las habitaciones en el parador de Plasencia se dividen en tres categorías: doble estándar, doble superior y suite. Y todas cuentan con servicio de habitaciones, caja fuerte con capacidad para ordenador portátil, aire acondicionado, pantalla plana de Tv o tecnología ChromeCast.

Otro aspecto que tienen en cuenta muchos viajeros que deciden alojarse en los distintos paradores es su aspecto gastronómico. Y en el de Plasencia se bebe de la cocina extremeña de herencia monacal. Una cocina sencilla que se aprovecha de los productos de la tierra, fundamentalmente verduras, frutas, quesos y carnes, de las que se disfruta en la antigua sala capitular conventual.

Tampoco hay que olvidar las zonas comunes de este alojamiento, que cuenta con una amplia zona de jardines y piscina al aire libre, zona de tumbonas, espacio de relajación con jacuzzi, gimnasio, aparcamiento privado y diversas salas para la celebración de reuniones y banquetes con una capacidad máxima para 175 personas.

En definitiva, el parador más sorprendente de España, además de poseer un bar de noche en la antigua bodega del convento, permitirá al viajero descubrir tanto la ciudad de Plasencia como sus interesantes alrededores, que comprenden escenarios tan bellos como el Valle del Jerte, las Hurdes, la Sierra de Gata, la comarca de La Vera o el Parque Nacional de Monfragüe.