Las increíbles islas de Orango, el lugar más parecido al paraíso
El Parque Nacional Islas de Orango, en el archipiélago Bijagós, ofrece el último refugio de fauna salvaje en la costa atlántica de África Occidental.
Orango es lo más parecido al paraíso. Playas solitarias, bosques tropicales, palmerales, lagunas con multitud de aves, una cultura ancestral aún viva y unos atardeceres inigualables con la bajada de la marea. La isla en realidad se llama Orango Grande y es la mayor del conjunto de cinco islas que forman el Parque Nacional Islas de Orango en el archipiélago de Bijagós, compuesto por más de 80 islas e islotes.
Se sitúan en la costa atlántica de Guinea-Bisáu, la Guinea portuguesa, por lo que cualquier visita pasa primero por acceder a Bisáu, la capital. Famosa por sus excelentes carnavales, cuenta con un centro colonial interesante, recientemente animado con pequeños y modernos restaurantes. El acceso a Orango se realiza en la lancha del Orango Parque Hotel desde el embarcadero de Quinhamel, tras tres o cuatro horas de travesía oceánica, hasta llegar a la zona más occidental y apartada de las islas.
Orango Parque Hotel
En el norte de Orango Grande se encuentra el Orango Parque Hotel, un ecolodge con cabañas en la playa muy bien gestionado por la Fundación CBD-Hábitat, que lucha día a día por mantener este hotel, apoyado por el Instituto da Biodiversidade e das Áreas Protegidas (IBAP) del Gobierno de Bisáu. Además del cuidado del hotel, realizan proyectos de cooperación en las tabancas (poblados) de la isla. Actualmente construyen el Centro de Salud de Eticoga y otros proyectos para la conservación de la naturaleza. Pasar unos días en este hotel, con su buen restaurante de cocina tradicional marinera, perdidos en mitad del océano y descubriendo las islas con tiempo y calma, es una experiencia de las que ya casi no quedan.
Parque Nacional Islas de Orango
Desde el hotel, se realizan excursiones con guías expertos a los principales atractivos del parque. La más cercana es la visita al poblado de Eticoga, el mayor de Orango, con el templo de la reina Okinka Pampa, propulsora de un matriarcado que todavía impera en la isla, haciendo que sean las mujeres las que eligen a los hombres para el matrimonio.
No lejos queda Ambuduco, la tabanca más antigua que cuenta con varias balomas (recintos sagrados) y en donde se vive el Canhocan, la danza de los jóvenes guerreros bijagós. Recorrer a pie sus manglares cercanos, con el agua por la cintura, se convierte en algo inolvidable.
Pero sin duda la estrella del parque es la visita a las lagunas de Anor, en las sabanas del sur. Allí habitan los únicos hipopótamos de agua salada del mundo y normalmente se pueden ver de julio a febrero, cuando se concentran aquí. Dos observatorios instalados por el Orango Parque Hotel, en las lagunas de Canicussa y Ancanacube, facilitan su visión sin molestar a la fauna del entorno.
Otra bonita excursión es la que visita la isla de Imbone. Después de recorrer en lancha el canal que separa las islas de Orango Grande, Canogo y Meneque, se accede a esta isla, situada en la parte sur del parque, que dispone de unas playas salvajes espectaculares. En el interior hay lagunas que en ocasiones también visitan los hipopótamos. Y si se prefieren los bosques tropicales, los mejores están en Canogo. Aquí se realiza la danza tradicional Cundere, bailada por mujeres entre árboles sagrados.
Si la experiencia del Parque Nacional de Orango es muy sugerente, quizá todavía más es acceder al Parque Nacional Marino João Vieira y Poilão, formado por cuatro pequeñas islas en los confines del sur de Bijagós. Allí, en la isla Poilão, entre julio y enero, se concentran las tortugas verdes para su reproducción. La visita desde Orango dura dos días, por lo que hay que pasar la noche en vivac cerca de la playa, bajo un infinito manto de estrellas.
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