Cinco países se unen para crear el Edén africano donde el elefante es el protagonista
'Edén' se define como 'paraíso terrenal'; según la Biblia, el primer lugar creado por Dios, completamente libre de pecado y un regalo para los humanos.
Leones, elefantes, ñus, hienas, cocodrilos, hipopótamos, jirafas, antílopes, y cientos de especies diferentes de animales y plantas que viven sin que nada ni nadie perturbe el ciclo natural. Si tuviera que existir un edén real sobre la faz de la Tierra sería este paraíso que pretende crear el proyecto KAZA: 519.000 kilómetros cuadrados entre Namibia, Zimbabue, Angola, Zambia y Botsuana -13.000 más que la extensión de la España peninsular-.
El proyecto KAZA lleva desde 2006 trabajando en el área más extensa de conservación transfronteriza, entre los ríos Kavango y Zambezi. Este paisaje ya había enamorado a algunos exploradores como David Livingstone, que pasó allí varios meses en 1856 y lo abandonó asegurando que había "encontrado el jardín del Edén". Muchos años después los responsables de KAZA aseguran que su objetivo es "manejar de manera sostenible el ecosistema de Kavango Zambezi, su patrimonio y sus recursos culturales".
Ellos mismos admiten que es un territorio "demasiado vasto para describirlo con precisión", pero lo que sí se puede concretar es que contiene algunos de los accidentes naturales más llamativos e impactantes del continente, incluyendo las Cataratas Victoria -una de las siete maravillas naturales del mundo- y Ngonye, el delta del Okavango o parques naturales como los de Chobe, Kafue y Hwange.
Animales y tribus para conformar un patrimonio inigualable
Entre los cientos de especies de animales que allí habitan se pueden observar los pertenecientes al grupo de los Big Five (elefante, rinoceronte, león, leopardo y búfalo), así como de los Little Five (tejedor búfalo, musaraña elefante, tortuga leopardo, hormiga león y escarabajo rinoceronte). La región de KAZA alberga más de la mitad de todos los elefantes que viven en África: al menos 250.000 de un total de 415.000.
Pese a que muchas de estas zonas habían quedado aisladas hace años y los responsables del proyecto no esperaban encontrar nada, lo que hallaron fue sorprendente: vida salvaje por doquier y una enorme diversidad de grupos étnicos con sus propias tradiciones. La cultura de la región queda también protegida por KAZA, preservando las aldeas indígenas y, así, el patrimonio inmaterial de la región.
Todo esto puede explorarse desde muy cerca, pudiendo alojarse en varios lugares seleccionados para evitar la sobreocupación y ofrecer una experiencia más personalizada y única, en alojamientos desde los que observar manadas de todo tipo de animales es casi tangible. El trabajo en equipo es el último responsable de toda esta maravillosa conservación. Lugares tan inexplorados y silvestres como este quedan pocos en el mundo, por eso mantenerlos salvajes es la opción más valiente.
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