Los destinos que cambiarán tu vida, según el creador de las guías Lonely Planet

Es probable que el 90 % de los lectores de esta revista tengan en su casa una guía Lonely Planet. Consideradas como la Biblia de los viajeros, estas guías nacieron hace 50 años a partir de una simple premisa: chico conoce chica. Por azares del destino, Tony y Maureen Wheeler se sentaron en el mismo banco de uno de los parques más populares de Londres: Regent’s Park. Un año después estaban casados. Y poco más tarde invirtieron sus escasos ahorros para lanzarse a una aventura que hizo rabiar de envidia a todos sus amigos hippies: recorrer Europa y Asia hasta llegar a Australia. 

Condujeron hasta Afganistán en un destartalado coche de segunda mano. A partir de ahí viajaron en autobús, motocicleta, barco o lo que se amoldara a su exiguo presupuesto. Cuando llegaron a Sídney, tenían 27 centavos en el bolsillo. A pesar de su calamitosa situación económica, la aventura provocó un aluvión de preguntas entre los amigos. ¿Cuál es la mejor manera para viajar a X? ¿Nos recomendáis un hotel barato para dormir en Y? ¿Qué se come en Z? Ese fue el germen de la primera guía Lonely Planet.

Para satisfacer todas estas dudas —tan acuciantes en aquel tiempo previo a internet—, Maureen y Tony escribieron Across Asia on the Cheap (Atravesar Asia con poco dinero). El éxito fue inmediato. Cincuenta años después, se han publicado más de 1.000 títulos Lonely Planet —se calcula que se han impreso 150 millones de ejemplares en todo el mundo—. Aunque Tony y Maureen vendieron su editorial en 2007, siguen ejerciendo como embajadores de la marca. Y, por supuesto, siguen viajando... y mucho.

A los 76 años, Tony mantiene un actividad viajera agotadora. Apunta todo lo relativo a sus viajes en una agenda de bolsillo. Y, tras consultarla, afirma que en los últimos 12 meses ha pasado 150 días en habitaciones de hotel. Con una vida dedicada a viajar, uno calcula que su pasaporte estará repleto de sellos. “Tengo algunos amigos que afirman haber estado en los 193 países que reconoce la ONU como tal”, reconoce. “Yo he estado en muchos, pero ni mucho menos en 193. Nunca he estado en Argelia, por ejemplo. Y me encantaría visitar la casba de Argel o las ruinas romanas de Timgad... También hay algunos países en Sudamérica que no conozco... Aún me faltan muchos países por conocer.”

Esa es, precisamente, otra de las características de Tony: una insaciable curiosidad. Su actitud abierta hacia lo que le rodea propicia que las maravillas aparezcan a la vuelta de la esquina. “Hace poco más de un año estuve con un amigo en Chad, en África”, revela entusiasmado. “No tenía ni idea del país. Lo único que sabía era dónde ubicarlo en el mapa. Al sur de Libia, con Níger a su izquierda y Sudán a su derecha. Estuvimos dos semanas. ¡Y me enamoré por completo! Tiene el desierto del Sáhara, montañas, volcanes activos, oasis, las pinturas rupestres de Ennedi... Y no sabía absolutamente nada de él.” 

Con la casa a cuestas

Al hablar de aquel viaje que originó la primera Lonely Planet, surge la duda de si el actual Tony Wheeler se habrá acomodado. “Ahora estoy en un magnífico hotel de la Gran Vía madrileña... y me parece genial”, reconoce. “Pero hay determinados lugares a los que solo puedo ir si llevo una tienda de campaña. Me gusta viajar así al menos una vez al año.” Ok, entendido, pero... ¿sigue siendo un mochilero? “Me gusta viajar con equipaje que pueda llevar siempre encima. No hablo de hacer trekking, sino de andar un kilómetro con tu maleta a cuestas desde el hotel hasta una estación de trenes, por ejemplo. Si tu maleta no cumple este requisito, no es la ideal.”

En las últimas décadas, Lonely Planet ha contribuido a la popularización del turismo. Y esa popularización afecta, evidentemente, al medioambiente. Ante este dilema, Tony evita maniqueísmos: “Hay que ser consciente del daño que causamos cuando viajamos. Quizá haya que replantearse la viabilidad de los viajes en avión de corto alcance, por ejemplo. Es evidente que se pueden hacer las cosas mejor... pero también deberíamos resaltar las cosas positivas que aporta el turismo. Para mí es muy importante conocer de primera mano a gente de otras culturas. Y también hay países que no podrían sobrevivir sin el turismo”.  

No obstante, al hablar sobre el futuro, una sombra recorre su rostro, de natural resplandeciente. “En algunas cosas soy optimista”, resopla. “Pero, también es cierto, que hay muchas cosas que me entristecen. En los últimos años, estuve dos veces en Ucrania. Y no me imaginé ni por un momento que los rusos acabarían invadiendo el país. O China. He viajado por el país y encuentro fascinante a su cultura y a su gente. Pero el gobierno chino es otro cantar...” En cualquier caso, la sombra desaparece rápidamente cuando los viajes vuelven a surgir en la conversación. Tony saca su agenda para ver los destinos que visitará en los próximos meses. Quizá vaya a la ópera en Milán, ya que su mujer Maureen es muy aficionada. Y está pensando en cruzar el Pacífico en barco. Planes no le faltan. Eso sí, todos ellos, para viajar ligero de equipaje. 

Los viajes que te cambiarán la vida, según Tony Wheeler

En un recóndito paraje del Tíbet, Tony se encontró con dos ciclistas occidentales. A pesar de la popularización del turismo, siguen existiendo destinos que invitan a la aventura.

Recién casados, Maureen y Tony Wheeler se lanzaron a la aventura, atravesando Europa, Asia y Australia. De aquella experiencia nació la primera guía Lonely Planet.

Uno de los lugares que ha cautivado recientemente a Tony. En esta zona se encuentran inesperadas formaciones rocosas erosionadas por el viento e importantes pinturas rupestres.

Al hablar sobre el impacto homogeneizador del turismo masivo, Tony recuerda que en un lugar como Bali, con una alta afluencia de occidentales, los jóvenes siguen aprendiendo a tocar el gamelán. 

Los viajes no entienden de edad. Con 76 años, Tony sigue manteniendo una intensa actividad viajera. Entre sus planes figura atravesar en barco el Pacífico. 

A pesar de haber visitado numerosos países, aún le quedan muchos por visitar. Entre ellos, el país norteafricano, donde le gustaría perderse en la casba de la capital.  

En este estado estadounidense aprendió una importante lección de supervivencia: si estas huyendo del ataque de un oso, lo mejor es subirse a un árbol. Si el oso es capaz de escalar hasta atraparte..., es un oso gris. Si el oso solo puede mover el árbol hasta que te caes y te atrapa..., es un oso negro. 

En su primera, y remota, visita a España, Tony y su mujer recorrieron buena parte del país, empezando en Barcelona y acabando en Madrid. Hubo una región que le sorprendió especialmente: Extremadura. 

Viajar ha sido una pasión compartida por los Wheeler durante más de 50 años.