Cinco trenes nocturnos con los que recorrer Europa entre sábanas

¡Pasajeros al tren! Y más si es en uno de estos trenes nocturnos de ensueño con los que recorrer el Viejo Continente.

El tren nocturno cada vez gusta más a más gente
El tren nocturno cada vez gusta más a más gente / Istock / Oleh_Slobodeniuk

Bajo el manto de la oscuridad, cuando las ciudades europeas se sumen en la quietud nocturna, los trenes se convierten en testigos silenciosos de un romance itinerante. Más allá de la vigilia de la luz diurna, hay una red de rieles que teje historias de viajeros entre sábanas, proporcionando un lienzo de experiencias únicas. Aquí, cinco trenes nocturnos se erigen como cómplices de travesías secretas por el continente europeo.

Barcelona-París

El primer acto de este ballet nocturno se desarrolla en el corazón de España, con el tren nocturno que conecta Barcelona y París. Mientras las luces de la Ciudad Condal se despiden en la penumbra, el tren se convierte en un santuario en movimiento. Los viajeros, arropados por la comodidad de sus cabinas, atraviesan los Pirineos en la noche, emergiendo en la Ciudad de la Luz con la primera luz del alba. La magia de este viaje es como una sinfonía que se despliega entre destellos de estrellas y susurros ferroviarios.

La estación de tren despide viajeros cada anochecer

La estación de tren despide viajeros cada anochecer

/ Istock / Wirestock

Viena-Zurich

Desde Viena hasta Zúrich, el segundo protagonista de este relato nocturno es el tren que serpentea a través de los Alpes. A medida que las luces de la Viena imperial se desvanecen en la distancia, los viajeros se sumergen en el abrazo acogedor de sus literas. Las montañas, envueltas en la penumbra, se convierten en cómplices silenciosas de este viaje nocturno. Los túneles y valles se suceden como páginas de un libro desplegado en la oscuridad, hasta que el tren se despierta con la primera luz, revelando los secretos de los Alpes suizos.

Roma-Munich

En el escenario italiano, el tercer tren nocturno se desliza entre Roma y Múnich, tejiendo una conexión entre dos mundos contrastantes. La capital italiana, con sus vestigios antiguos, da paso a la sobriedad bávara. Mientras los pasajeros se sumergen en la quietud de la noche, el tren serpentea a través de campos y colinas. La cama se convierte en refugio móvil, una burbuja de sueños que se mece al ritmo constante de los rieles. La transición de la dolce vita a la precisión germana es un viaje de contrastes que solo la oscuridad revela.

La de Ámsterdam es una de las estaciones de tren más bonitas de Europa

La de Ámsterdam es una de las estaciones de tren más bonitas de Europa

/ Istock / MMassel

Copenhague-Ámsterdam

En el norte de Europa, el cuarto tren nocturno establece un vínculo entre Copenhague y Ámsterdam. Cuando las capitales se sumen en el silencio de la noche, el tren avanza entre bosques y campos, cruzando fronteras invisibles. Las ciudades duermen, pero el tren sigue su curso, transformando la distancia entre dos destinos en una suave travesía bajo el manto estrellado. Las literas se convierten en camarotes efímeros, donde los viajeros, entre sus sábanas, son testigos de la metamorfosis del paisaje nocturno.

Berlín anochece y los trenes parten a nuevos horizontes

Berlín anochece y los trenes parten a nuevos horizontes

/ Istock / querbeet

Budapest-Berlín

La última parada en este periplo ferroviario es el tren que une Budapest y Berlín, un viaje que desvela la esencia de Europa Central. La noche cae sobre la elegante Budapest, pero en la intimidad de los vagones, el viaje apenas comienza. A través de campos y bosques, el tren serpentea por la Europa que fue testigo de la historia y la transformación. Entre susurros de las hojas y el murmullo de las vías, los pasajeros son transportados hacia la aurora de Berlín, donde la luz del nuevo día revela los destellos de una experiencia única.

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