El Camino de Santiago se hace y ahora también se come en este restaurante de Burgos que acaba de conseguir un Sol Repsol

En el kilómetro 256 del Camino de Santiago francés se encuentra el restaurante burgalés La Fábrica y su chef deleita a los comensales con el menú 'Camino' en su nuevo espacio Ricardo Temiño Restaurante.

La Fábrica consiguió un Sol Repsol en 2023 y ahora, un año después, vuelve a brillar con un nuevo Sol para Ricardo Temiño Restaurante.

El menú 'Camino' sorprende a los comensales en el kilómetro 256 del Camino de Santiago francés
El menú 'Camino' sorprende a los comensales en el kilómetro 256 del Camino de Santiago francés / Ricardo Temiño Restaurante

Viajamos hasta Burgos para descubrir la nueva apuesta de Ricardo Temiño, chef del restaurante ‘La Fábrica’ que ahora bifurca su oferta gastronómica gracias a Camino, un menú degustación de 16 pases que ha creado a partir del intercambio cultural a lo largo de los siglos por la diversidad de procedencia de los peregrinos y que se puede disfrutar en Ricardo Temiño Restaurante.

Los amantes de la gastronomía burgalesa tienen desde 2014 un referente culinario gracias a ‘La Fábrica’, restaurante que Ricardo Temiño abrió en la calle Briviesca de la capital y que, casi una década después, ha cambiado de ubicación hasta la calle San Juan.

Ricardo Temiño nos propone un viaje culinario a traves de su menú 'Camino'

Ricardo Temiño nos propone un viaje culinario a traves de su menú 'Camino'

/ Belén Imaz

Nos situamos ahora a escasos pasos de la catedral de Burgos, más concretamente en el kilómetro 256 del Camino de Santiago francés para descubrir su nuevo restaurante, ubicado en un edificio histórico restaurado por el arquitecto Luis García Camarero junto con Espacio 706, de la interiorista Aurora de la Fuente Manjón.

Nada más acceder al restaurante se nos presenta el primer cruce de caminos.  Hacia la izquierda, descubrimos La Fábrica Restaurante, donde se puede tomar el Menú Temporada o elegir cualquier propuesta de su interesante carta de cocina burgalesa reinterpretada, pero hoy vamos a descubrir su nueva apuesta gastronómica.

Los aperitivos se sirven en la espectacular bodega.

Los aperitivos se sirven en la espectacular bodega.

/ Belén Imaz

Homenaje a los peregrinos

En la parte derecha del restaurante, con vistas a la calle San Juan, nos encontramos una zona exclusiva para deleitarnos con ese menú ‘Camino’ que se puede disfrutar tanto en turno de comidas como de cenas de martes a sábado por un precio de 90 € por comensal, o 135 € si se prefiere hacer con maridaje de vinos.

‘Camino’ es un menú gastronómico que se sirve en 16 pases (4 aperitivos, 3 preludios, 5 platos, 3 postres y petit fours) y que aglutina los sabores de las regiones por las que pasa este Camino de Santiago, con una variada oferta de productos, y poniendo en valor las distintas visiones de la cocina o sus elaboraciones.

Paté en Croûte, para ir abriendo boca

Paté en Croûte, para ir abriendo boca

/ Diego Peláez

Un menú, diferentes espacios

Antes de sentarse a la mesa, el festín culinario arranca en la bodega, donde se sirven los aperitivos que el chef acaba de rematar ante la mirada de los comensales. Un cóctel de bienvenida, un pincho de lechazo y un pimiento rojo asado y confitado nos ponen los dientes largos y son una fantástica manera de empezar a recorrer este particular camino.

Ricardo Temiño hace acto de presencia, y emplata ante nosotros su paté en croûte, con muchos ingredientes asociados a la comida burgalesa (y unos encurtidos que hay que probar), pero homenajeando a esa parte francesa en la que arranca este camino.

Temiño finalizando el emplatado delante de los comensales

Temiño finalizando el emplatado delante de los comensales

/ Alba Armida

Llega la hora de dirigirnos hacia el comedor y llaman la atención unos bonitos hipopótamos que decoran el salón y que tienen un significado muy especial para el chef, ya que en su niñez fueron sus animales favoritos.

El comensal que quiera disfrutar de este menú degustación debe acudir al restaurante de Ricardo Temiño sin prisa, dispuesto a pasar varias horas inmerso en este festín culinario. Eso sí, el tiempo pasará volando y, cuando uno mire el reloj, no dará crédito de lo rápido que han girado las manecillas. Horas que se pasan en minutos.

De tapas por Burgos: cojonudo y olla podrida

De tapas por Burgos: cojonudo y olla podrida

/ Diego Peláez

Arranca el menú en mesa con un ‘Cojonudo’ y ‘Olla podrida’, en homenaje al tapeo burgalés. Y se debe prestar atención a la vajilla en la que se degusta esta reinterpretación, porque, además de hacer un guiño a la inicial del restaurante, proviene de la misma cantera con la que se levantó la Catedral de Burgos. Ahí es nada.

Seguimos con el festín culinario y llega el momento de degustar un tartar de sepia que refresca después de los sabores intensos del entrante anterior. Los platos de este menú van cambiando según los productos de temporada, por lo que el comensal siempre descubrirá alguna propuesta nueva.

Un toque refrescante gracias a este tartar de sepia

Un toque refrescante gracias a este tartar de sepia

/ Alba Armida

Corzo, foie y mango llegan a la mesa y suponen una mezcla de sabores contundentes, pero exquisitos. Después, un bulbo de hinojo preparado con mantequilla y verdejo en diferentes texturas nos transporta a sabores de la tierra.

La versión de la sopa castellana que hace Temiño resulta de lo más reconfortante para el invierno burgalés, mientras que su parpatana de atún, tendones de ternera y padrón son perfectos para aquellos amantes de la cocina más potente.

Secuencias del cordero parte 2: lomo de cordero, vinagre y remolacha

Secuencias del cordero parte 2: lomo de cordero, vinagre y remolacha

/ Diego Peláez

No puede faltar en este menú un buen plato de cordero. Y, a falta de uno, el chef sorprende con su ‘secuencia del cordero’ en varios pases: uno, con un consomé y un ravioli relleno y otro, para los más puristas, con una buena porción de lechazo, aderezado con remolacha y vinagre.

Más que satisfechos, llega el momento dulce de este camino con varias propuestas. Por un lado, mango, curry, apio y lima, que aportan frescura y, por otro, un espectacular babá al ron con helado de queso que dan ganas de repetir, a pesar de que uno llega al final del camino con el estómago bien lleno.

La parte líquida de este menú resulta de lo más variada, y hemos podido degustar desde un vino blanco de Ribera del Duero (un Naluar fermentado con hollejos), hasta un espectacular Sangarida Pico Tuerto 2020, (100% Mencía y procedente de la región de El Bierzo), poniendo el broche final con un moscato spumante que lleva por nombre Regina di Felicitá.

Llegamos al final del Camino, y no estamos en la Plaza del Obradoiro, sino a unos pocos pasos de la Catedral de Burgos, en un espacio en el que el chef Ricardo Temiño pretende que el comensal se sienta peregrino pero, a la vez, como si estuviera en su propia casa.

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