Rutas en Fiat 500, tesoros vintage y habitaciones de ensueño: el Hotel de Milán en el que querrás pasar tus vacaciones

Callejear entre los escaparates del Quadrilatero d’Oro, de un apabullante lujo, maravillarse con la majestuosidad del Duomo, al que conducen todos los caminos, o disfrutar de las vistas verticales de la Galleria Vittorio Emanuele II, la elegancia hecha lugar de compras. Milán es una ciudad que parece construirse bajo una premisa: el disfrute y la sorpresa. Como la que se encuentra en el interior de la Iglesia Santa Maria delle Grazie, en la que podemos encontrar ‘La última cena’ de Leonardo da Vinci.

Una de las tantas ciudades icónicas de Italia que merecen recorrerse en largos paseos repletos de estilo para, finalmente, encontrarte entre sábanas de hoteles que se hacen eco de este refinado gusto milanés por estar a la última. 

Alojarse en Milán ya es un placer, pero el Avani Palazzo Moscova es uno de los pocos que puede presumir de tener la mejor ubicación. Se encuentra entre dos concurridos y populares distritos: Porta Nuova, famoso por sus rascacielos, y Corso Como, conocido por su vida nocturna.

Este hotel, más allá de su perfecta localización, se encuentra ubicado en un edificio neoclásico que en su día fue la primera estación de ferrocarril de la ciudad, ideada por el prestigioso ingeniero Giulio Sarti. Un edificio que derrama historia desprendiendo un encanto atemporal con una elegancia que solamente se puede definir como palaciega. 

En el interior del hotel

Cuenta con 65 habitaciones, entre las que encontramos varias suites que combinan una estética moderna con un toque minimalista de tonos blancos y beige. Interiores acogedores, cálidos y con reminiscencias históricas sin dejar de lado la vanguardia y el ‘savoir faire’ italiano. 

Sus instalaciones son perfectas para todo tipo de viajeros: el gimnasio AvaniFit de última generación es perfecto para los que buscan disfrutar de las vacaciones sin renunciar a la salud corporal. O el AvaniSpa, para los que quieren vivir un momento de relajación en un lugar único: se ubica en las cámaras acorazadas originales de la antigua estación de ferrocarril. 

¡Para chuparse los dedos!

No hay un buen hotel sin un buen plato en la mesa. En este hotel las opciones gastronómicas son variadas: sus desayunos son en The Pantry, con un concepto originariamente creado como un grab&go que cuenta con una selección de café, bollería, ensaladas y sándwiches para llevar. 

En sus comidas y sus cenas cuenta con un emblemático restaurante de marisco, Forte Milano. Un espacio ideal donde disfrutar de un buen ambiente en la terraza y saborear platos de inspiración mediterránea. Un restaurante que homenajea la rica herencia marinera de la región, destacando el uso de ingredientes frescos y de alta calidad. Entre sus creaciones más deliciosas encontrarás los gnocchi de gamba roja con pecorino y tagliolini de alcachofas. Te chuparás los dedos. 

Las experiencias: su fuerte

Milán es, de por sí, una experiencia única. Pero nunca está de más completar la visita con alguna experiencia auténtica con la que vivir otra cara diferente de la ciudad. En este hotel lo tienen claro: conviértete en un local y disfruta de la verdadera esencia de la ciudad. Ofrecen, por ejemplo, tours en bicicleta por la ciudad por conocer sus lugares más destacados. Eso sí... una de las más chulas y recomendadas es, sin duda, la de subirse a un Fiat 500 de 1971 para recorrer la ciudad de la mano de un guía local. 

Si eres de los que no sale de casa sin pensar su outfit, tienen una ruta para descubrir las joyas ocultas de la moda vintage de Milán, en un recorrido que va desde prestigiosas tiendas como Chanel o Valentino hasta boutiques locales.