Un alto en el camino: Los mejores alojamientos del Camino de Santiago

El rumor del agua procedente de pequeños riachuelos acompaña como música de fondo a quienes deciden iniciar el viaje en Somport, el Summus Portus de los romanos, el puerto más alto, en referencia al tránsito entre la Galia e Hispania. Fueron los peregrinos del sur de Europa, principalmente los italianos, los que más utilizaron este enclave pirenaico como punto de acceso a la Península siguiendo la llamada Vía Tolosana. Uno de los principales hitos del Camino Aragonés es Jaca, con su fantástica catedral, uno de los templos más importantes del primer románico español.

En sus inmediaciones la villa de Barós aguarda a los viajeros, que encontrarán un merecido descanso en el Hotel Barosse, donde José y Gustavo ejercen de anfitriones. “Para nosotros un huésped es un nuevo amigo”, comentan. Así resulta fácil encontrar la calma, tan necesaria si empiezan a pesar los kilómetros. Para dormir podemos elegir cualquiera de sus cinco habitaciones, aunque quizá, por aquello del simbolismo, debamos decantarnos por las que se llaman Iglesia, una suite dúplex con balcón, y Ermita, una casita independiente en el jardín trasero.

Quienes realicen el Camino Francés desde Saint-Jean-Pied-de-Port se adentrarán por tierras navarras hasta alcanzar, pasando por Roncesvalles, Puente la Reina, el punto exacto en el que ambos itinerarios confluyen. En esta villa medieval aguarda el Hotel El Cerco, con una ubicación privilegiada: uno de los torreones de la antigua muralla, construido en el siglo XIII. Es el río Ebro, el más caudaloso de todo el Camino, el que marca la frontera entre Navarra y La Rioja, con muchos lugares de interés, como los restos del castillo rocoso de Clavijo, escenario de una batalla que, según la leyenda, los cristianos ganaron por intercesión del apóstol.

Rememorar esta y otras historias es algo que podremos hacer desde el salón o el jardín de la preciosa Casa Tila, que, aunque muchos conozcan como restaurante —¡qué ricos sus arroces!—, es también un alojamiento rural con siete habitaciones en las que la madera es el elemento protagonista. En nuestro camino por tierras riojanas pasaremos por ciudades como Logroño, fabulosos monasterios y sorprendentes pueblos, como Grañón, con un templo del siglo XV consagrado a san Juan Bautista que se alza en la misma plaza donde se encuentra la Casa Grande, una casona solariega construida en torno a 1800. Cuenta con 11 habitaciones, todas diferentes, decoradas por el reconocido interiorista Francesc Rifé, y un restaurante de cocina tradicional. 

A partir de aquí caminamos ya por tierras de Castilla y León, primero por Burgos, donde tendremos que hacer parada en Castrojeriz, a la sombra de un cerro que aún cobija los restos de su castillo. Justo a la entrada veremos la colegiata de Santa María del Manzano, con elementos románicos y góticos. En esta pequeña pero monumental villa nos espera el Hotel Quinta San Francisco, nacido para dar servicio a peregrinos que realizan el Camino de Santiago y a todos aquellos viajeros que valoran un entorno agradable al final de la jornada. La madera de roble crea un ambiente cálido y recogido en las habitaciones. 

Carrión de los Condes, villa medieval que logró aunar un rico patrimonio artístico gracias a la ruta jacobea, es visita obligada, como lo es también alojarse en el Hotel Monasterio San Zoilo, una de las primeras obras arquitectónicas del románico cluniacense en la Península. En torno al claustro se distribuyen las habitaciones, algunas tan especiales como la Suite del Abad, con vistas al puente sobre el río Carrión. Situada en un fértil valle donde confluyen los ríos Valcarce y Burbia, Villafranca del Bierzo es una de las últimas localidades por las que pasaremos en tierras de León. Hay que relajarse… y nada mejor que hacerlo que en la Finca Esencial, rodeada de viñas y olivos, algunos centenarios. Dispone de cuatro habitaciones, salón, comedor, terraza panorámica y una fantástica piscina. 

Son tan solo 150 kilómetros los que separan O Cebreiro del Monte do Gozo, pero cuántas emociones quedan. Para preparar la mente en esta recta final lo mejor será buscar el sosiego necesario en las cabañas de diseño realizadas en madera de pino que brinda A Leira 116, en Sarria (Lugo), con vistas a una carballeira. Naturaleza en estado puro antes de seguir adelante, en dirección a Arzúa, en A Coruña, localidad en la que antiguamente los peregrinos tenían que pagar un canon al pasar por ella. Hoy podemos pasar y quedarnos, que para eso está 1930 Boutique Hotel, con habitaciones decoradas con detalles de culturas lejanas que nos permitirán viajar a Cuba, Tailandia… Pero solo queremos irnos lejos con la imaginación.

Llegar a la plaza del Obradoiro es nuestro objetivo. Junto a la Catedral, otra meta: el Parador de Santiago de Compostela, en el Hostal dos Reis Católicos, que, construido en 1499, conserva su maravillosa fachada plateresca, cuatro claustros y elegantes pasillos. Desde sus espectaculares habitaciones, algunas con cama con dosel, el Camino no parece que haya sido tan largo.