El pueblo español favorito de los artistas que cautivó a la prensa inglesa
En el Alto Empordá de Girona se halla un pequeño pueblo al que es muy complicado acceder, pero más difícil es salir de allí, porque una vez que lo conoces te atrapa.
Un camino para entrar y otro para salir. Una enrevesada carretera que sube por una montaña. Unos habitantes de un pueblo que no quiere ser -más- descubierto. Aquí fue donde Dalí comenzó a pintar, donde Lorca se enamoró de él, donde García Márquez se inspiró, donde se dice que Mick Jagger cantó 'Satisfaction' en un bar, donde Mario Vargas Llosa conoció a Isabel Preysler y donde encuentran refugio otras muchas personalidades desde hace ya un siglo. En esta zona también secuestraron los piratas a Cervantes, mucho antes de que Cadaqués se convirtiera en todo lo que es hoy.
Pese a que en la actualidad muchos dicen que sobrevive gracias a Dalí -aunque no de manera abusiva-, tampoco buscan que su pequeña localidad blanca que mira al mar de frente rebose de turistas. Así lo define el medio británico The Sun, que destaca que allí no hay "guiris", refiriéndose a los "malos" turistas ingleses. En el siglo XVII, el cronista Jeroni Pujade define la mentalidad local de la época como "no os queremos y no queremos que nos quieran". Ha pasado mucho tiempo desde entonces y, desde que Dalí otorgó una nueva vida a Cadaqués, el parecer ha cambiado.
Hogar de artistas
Era el hogar de Dalí -de adopción porque él nació en Figueres- y su maestro: "He vivido aprendiendo siempre de mi maestro de estética que es Cadaqués, y es difícil porque Cadaqués habla muy poco, y cuando habla, habla en griego". En cada rincón aparece un recuerdo suyo, siempre sutil, que lo hace ser "omnipresente", como lo califica otro diario británico, The Guardian. Desde la década de 1970 o incluso antes ha servido de cobijo para multitud de celebridades: David Hockney, Richard Hamilton, Marcel Duchamp, Henri Matisse, Pablo Picasso, Federico García Lorca, Mick Jagger, Sting, Shakira...
Todos los vestigios que dejaron -y siguen dejando- aquellos artistas no desaparecen nunca, como la casa de Dalí en Port Lligat, que es ahora un museo. Los cadaquesencs presumen de su origen artístico y así lo demuestran los 60 artistas que residen allí y exponen sus trabajos en el pueblo. The Sun recalca que "Cadaqués tiene muchas peculiaridades", y solo hay que pasear unos minutos por sus estrechas calles de piedra para comprobarlo. Parece que sus casas recibieran al mar con los brazos abiertos de una madre que saluda a su hijo después de un largo viaje. Al mismo tiempo lo hace la montaña, que lo protege por la espalda.
Siempre se ha dicho que el azul y blanco combinan a la perfección. Sinónimo de pueblo de la Costa Brava y de cobijo, armonizando sus colores con los de las flores que cuelgan de los balcones y los portones de las casas que refugian a esos cerca de 3.000 privilegiados que las habitan. "El pueblo más bonito del mundo", tal y como el artista figuereño tenía claro. Un pequeño pueblo de pescadores que se resiste a las aglomeraciones, incluso en verano, con un espíritu bohemio de los de camisas de lino blanco, en palabras de The Guardian, a juego con las fachadas de sus casas.
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