Ni Madrid, ni San Sebastián: la ciudad más feliz de España está en el Mediterráneo

Medir la felicidad es un atrevimiento. Pero Internet está lleno de atrevidos. Según el Índice Mundial de Felicidad, que podría ser un organismo dirigido por los Loony Tunes, Almería es la ciudad más feliz de España. Es fácil imaginar a todos los habitantes de Almería bailando al compás de la felicidad los 365 días del año, obligados, condenados a la felicidad, lo que sea que signifique esa palabra. 

¿Por qué es tan feliz Almería?

Más allá de bromas, hay algunos parámetros que, aun discutibles, pueden ser interesantes y pueden, quizá, facilitar la alegría de los habitantes de un territorio. Un clima agradable: Almería tiene un promedio anual de 17 grados y apenas llueve 29 días al año. Además, tiene buenos servicios esenciales y buena calidad en sus playas. Estos parámetros facilitan la vida al aire libre, y esto genera un modo de vida más saludable, mejorando el bienestar físico y emocional de la gente que vive aquí. Podríamos añadir que el tamaño moderado de Almería, una ciudad que no alcanza los 200.000 habitantes es también un factor que podría contribuir al bienestar de los almerienses. Las grandes ciudades provocan estrés y todo tipo de enfermedades relacionadas con la contaminación.

Otros lugares felices

La felicidad es una brisa que acaricia la cara con menos frecuencia de la que nos gustaría, o así la definiría yo. Aceptando el marco de que es posible que haya lugares donde la felicidad es más propicia, imagino que gran parte de la costa Mediterránea pueda ser un lugar donde vivir felices. El clima y la alimentación serían los pilares de esta felicidad. También imagino felicidad en las costas del mar Caribe. O en las montañas andinas, alejado del ruido y el tráfico.

O en los pueblitos del sur de Alemania, o en las costas del norte de España, viendo llover desde el porche de tu casa. O en cualquier sitio donde puedas agarrar una mano amada y sentirte en casa. Ahí, en esa mano, en ese amor (sea lo que sea que es el amor), pondría la primera posición de cualquier índice de felicidad. Porque se puede ser muy desdichado en Almería, y muy feliz en Alaska.