Liérganes, un edén escondido en los valles pasiegos

Viajamos hasta la comarca cántabra de Trasmiera para descubrir un pueblo que puede presumir de estar entre los más bonitos de España. ¿Nos acompañas?

Nos damos un paseo por Liérganes, un pueblo que merece mucho la pena.
Nos damos un paseo por Liérganes, un pueblo que merece mucho la pena. / Istock

Muchos viajeros que disfrutan de grandes ciudades como Santander o Bilbao, deciden tomarse un break de estos destinos y optan por una visita exprés a Liérganes, un tesoro en el corazón de los valles pasiegos. Y si bien es cierto que no se necesitan más que unas cuantas horas para conocer este bello municipio, aquel que opte por disfrutar de unos días de relax y desconexión en este paraíso verde, volverá a la ciudad con las pilas cargadas, un buen montón de anécdotas que contar y (ejem, ejem) algún kilo de más, ya que la gastronomía es otro de sus platos fuertes. Bienvenidos a Liérganes.

Cada pueblo suele tener una imagen icónica de un edificio o monumento que supone su mejor carta de identidad de cara a los futuros viajeros. Y en Liérganes, el Puente Mayor sobre el río Miera constituye la imagen más fotografiada gracias a su belleza prístina. Pero es que, además, este puente también conocido como Puente Romano (erróneamente, ya que de romano tiene poco) posee una importancia histórica sobresaliente, ya que sirvió para conectar la comarca de Trasmiera con el camino de Castilla de forma segura. 

Uno de los rincones más icónicos de Liérganes con su puente de piedra.

Uno de los rincones más icónicos de Liérganes con su puente de piedra.

/ Istock / MarioGuti

Puente Mayor de Liérganes: un conflicto entre pueblos

El proyecto del puente corrió a cargo de Bartolomé de la Hermosa y se inauguró en 1606 con piedras extraídas del propio río Miera. Eso sí, costó lo suyo ya que tardaron más de 20 años en levantarlo. Además, su construcción supuso un importante conflicto entre los vecinos de Liérganes y los del pueblo vecino de Rucandio, ya que estos últimos se negaron a financiarlo alegando que no estaba dentro de su jurisdicción. Tras algún que otro enfrentamiento, finalmente Rucandio debió pagar la parte correspondiente, ya que, como alegaron los lierganeses, eran los vecinos de Rucandio los que salían más favorecidos con dicha construcción.

Descubre un Liérganes diferente en cada estación del año.

Descubre un Liérganes diferente en cada estación del año.

/ Istock / jon chica parada

El viajero que se acerca hasta el Puente Mayor también quedará embelesado con la estatua del Hombre Pez que descansa sobre una roca en la ribera del Miera y que cuenta una curiosa historia que, con el paso de los años, se ha convertido en la leyenda más notable de las inmediaciones.

El mito del Hombre Pez

Debemos remontarnos al año 1674 cuando a Francisco, vecino de Liérganes, se le da por desaparecido en el río Miera. Un lustro después apareció enredado en unas redes de pesca… a más de 950 kilómetros de distancia, en Cádiz. Sin hablar y sin responder a los motivos de su ausencia, se cuenta que la única palabra que salió de su boca fue la del nombre de su pueblo. Y allí que lo mandaron de vuelta. Pasaron los años, y la historia volvió a repetirse, ya que en 1688 Francisco volvió a desaparecer en el río, pero en esta ocasión, sin un final feliz, ya que nunca volvió a aparecer.

El viajero que sienta curiosidad por la leyenda del Hombre Pez puede acercarse a contemplar la estatua, que muestra interesantes detalles de escamas en la espalda. Y si se quiere ahondar aún más en la leyenda, se puede acudir al Centro de Interpretación del Hombre Pez, que se sitúa en un antiguo molino harinero.

La iglesia de San Pedro ad Vincula fue declarada Bien de Interés Cultural en 1990.

La iglesia de San Pedro ad Vincula fue declarada Bien de Interés Cultural en 1990.

/ Istock / Javier Jimenez Lopez

Otros imprescindibles de Liérganes: cañones, más puentes y paisajes de ensueño

En el siglo XVII se establecen en las inmediaciones de Liérganes los primeros altos hornos del Reino de España. Se cuenta que tanto estos, como los instalados en La Cavada, ‘resoplaban día y noche, escupiendo fuego, para hacer frente a la enorme demanda mundial de cañones y municiones que hubo en el siglo XVII’, tal y como cuentan desde la propia fábrica.

El Liérganes hay que apostar todo al verde, ya que este color lo inunda todo.

El Liérganes hay que apostar todo al verde, ya que este color lo inunda todo.

/ Istock / mehdi33300

Damos un salto temporal (pequeñito), ya que el año 2022 se celebró la fiesta del 400 aniversario de la fábrica: ‘Hace 400 años llegó a nuestro pueblo un mensajero con el Privilegio Real que autorizaba la puesta en marcha de unos extraños artefactos construidos por extranjeros: los dos primeros altos hornos de la península Ibérica. Así comienza una historia que puso a Liérganes en el mapa del mundo y que hemos querido celebrar y compartir contigo’, se puede leer en el programa de festejos.

Liérganes: un remanso de paz con buena gastronomía y una curiosa leyenda.

Liérganes: un remanso de paz con buena gastronomía y una curiosa leyenda.

/ Istock / mehdi33300

El Puente Mayor es el más reconocible de Liérganes, pero no es el único. El explorador también descubrirá el Puente Rubalcaba (debe su nombre a la familia que lo mandó construir), que data del siglo XVII y está formado por dos arcos de medio punto. En sus inmediaciones descubrimos un molino y una ermita que ofrecen una preciosa estampa. 

También resulta imprescindible realizar alguna ruta por los valles pasiegos, pero antes conviene hacer una parada técnica en el Ecomuseo Fluviarium, un museo que pretende trasladar al visitante la riqueza e incalculable valor del patrimonio natural y etnográfico de las Montañas Pasiega y Oriental y sus respectivas cuencas fluviales. Su entrada cuesta 6 euros y la recaudación se destina de forma íntegra al desarrollo de actuaciones de preservación y recuperación del patrimonio natural de la zona.

En definitiva, en Liérganes hay mucho que ver, mucho que fotografiar y, también, mucho que comer. La gastronomía del municipio se basa en carnes, pescados de río y dulces que incluyen los conocidos como ‘sacristanes’. Y, como curiosidad, debe saber el viajero que también podrá disfrutar de auténtica cocina mexicana, ya que el municipio cuenta con varios restaurantes que acercan un poquito del país azteca al corazón de Cantabria. 

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