Fiestas curiosas de España: adivina dónde caga la burra

El entretenimiento de los vecinos y visitantes de estos pueblos es apostar por dónde va a cagar la burra.

No se puede decir que a los pueblos españoles les falte originalidad...
No se puede decir que a los pueblos españoles les falte originalidad... / Edin Hopic | Unsplash

Las fiestas de España son los acontecimientos más esperados del año. Sea cual sea la comunidad, provincia, ciudad o pueblo, hay pocos vecinos que falten a la cita. Algunas son más curiosas y conocidas que otras, como la de Santa Marta de Ribarteme en As Neves (Pontevedra) en la que se desfila con personas vivas en ataúdes, el Salto del Colacho en Castrillo de Murcia (Burgos) en el que se salta a niños nacidos el año anterior para expulsar a los malos espíritus o los Castells de Tarragona que son Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Castells de Tarragona

Castells de Tarragona

/ Istock / jarcosa

La comunidad Valenciana alberga algunas de las fiestas más famosas de todo España como la Tomatina, las hogueras de San Juan o las Fallas. Sin embargo, a veces parece que estas multitudinarias celebraciones ocultan otras que son más curiosas y muy poco conocidas. Un buen ejemplo es la Cagà de la Burra, que se celebra en varios pueblos valencianos desde hace años. La fiesta dura lo que tarde la burra en hacer sus deposiciones sobre un campo separado en parcelas. Pero no consiste únicamente en esperar a que haga sus necesidades, sino que es un concurso con premio que oscila entre los 200 y los más de 1.000 euros.

En otros pueblos con variaciones

La tradición está presente en pueblos como Xàtiva, Alfafara, Llocnou d'En Fenollet y desde hace unos años ha vuelto también a Benidorm. El juego tiene unas reglas muy sencillas. Para participar hay que adquirir un boleto que corresponde a una de las parcelas donde está pastando la burra. Con el dinero que se recauda se genera el premio y el ganador es quien haya acertado el pedazo de parcela en el que la burra excrementa. Está prohibido molestar o intentar modificar la voluntad del animal y, por supuesto, agredirlo. Mientras la burra pasta, los participantes y curiosos se arremolinan alrededor del cerco.

No existe una estrategia más que guiarse por la intuición y quizá por la zona con mejor hierba. Es costumbre que el juego se convierta en una fiesta más grande en la que se reparte paella, dulces regionales y bebidas y que sirve de excusa para celebrar la tradición. En Vizcaya o Jaén también se celebra, al igual que en otros lugares de España pero con variaciones, como que el animal sea una gallina, un buey o una vaca o con premios de mayor o menor cantidad. Sea como fuere, los lugareños se implican al máximo, deseosos de conseguir el deseado trofeo en forma de billetes en una de las fiestas más entretenidas del país.

Pese a que parezca una fiesta con una tradición centenaria, nada más lejos de la realidad. Se dice que surgió por primera vez en Benidorm hace tan solo diez años, en 2014. Generalmente se recauda dinero para alguna otra festividad popular, como las de los patrones o las cabalgatas de Reyes Magos. En su día a día, las burras pasan prácticamente las 24 horas comiendo y durmiendo, excepto cuando llega ese día del año en el que se convierten en las protagonistas sin saberlo. El ser humano es tan impredecible como las fiestas que inventa. Ya sean arcaicas como el Festival Vikingo de Islandia o más actuales como esta misma, no hay ninguna en la que los vecinos no disfruten de su pueblo como nunca.

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