Un día en Santander: entre la historia y la vanguardia cultural

La capital cántabra es una ciudad elegante y señorial en la que urbe y mar se dan la mano y en la que todo está a un paseo de distancia.  

Un día en Santander: entre la historia y la vanguardia cultural.
Un día en Santander: entre la historia y la vanguardia cultural. / Shutterstock

En 1941 Santander vivió uno de los episodios más tristes de su historia cuando un devastador incendio devoró, durante dos días y dos noches, gran parte de su centro histórico. Por eso, una buena idea para concer el origen de la ciudad es visitando el Centro Arqueológico de la Muralla Medieval, antes de encaminarse hacia el Cerro de Somorrostro, donde se levanta la Catedral, que es actualmente el testiguo más antiguo de aquel pasado medieval. Se trata, en realidad, dos iglesias superpuestas: la Iglesia del Cristo o Cripta, de estilo románico, y la Iglesia Alta, con un bonito claustro de estilo gótico.

Muy cerca de aquí se encuentran otros lugares interesantes, como la plaza de Velarde (conocida también como la plaza Porticada), la plaza del Auntamiento y la Casa-Museo del historiador Menéndez-Pelayo que alberga una de las bibliotecas más bellas de España.

Al otro lado de ese cerro que fue el germen de la ciudad están los Jardines de Pereda, que conectan el interior con el mar y con el Centro Botín, inaugurado en 2017 y convertido ya en todo un hito arquitectónico y epicentro de la vida cultural de Santander.

Tomando estos coquetos jardines como punto de partida, es posible encaminar los pasos hacia el paseo de Pereda, flanqueado por algunos de los edificios más elegantes de la ciudad, con sus balconadas acristaladas, y llegar hasta la plaza de Pombo, presidida por fastuoso edificio del Club de Regatas de Santander, y que es un lugar inmejorable para tomarle el pulso al día a día de los santanderionos. No será difícil en esta plaza y las calles próximas encontrar un lugar donde hacer un alto en el camino para reponer fuerzas: La Bodega del Riojano, Cañadío, Cadelo o La Bombi son ejemplos de la gastronomía santanderina.

Tras el homenaje gastronómico, se impone un paseo relajado por otro de los itinerarios que ofrece la capital cántabra, por la Avenida de la Reina Victoria en dirección a la Península de la Magdalena y el Sardinero.

Palacio de la Magdalena

Palacio de la Magdalena

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Palacio de la Magdalena

Paso a paso podrán admirarse, a la derecha, las magnídicas vistas de la bahía, con Somo, el Puntal y la Cordillera Cantábrica como telón de fondo. Al otro lado, flanquean la avenida los palacetes y casas señoriales que acogían a las familias adineradas en la temporada estival, con el Hotel Real destacando sobre todas ellas.

El punto final de este recorrido es el Palacio de la Magdalena, de estilo inglés, que fue un regalo de los santanderinos a los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en 1912. En 1977 Juan de Borbón lo vendió y en la actualidad es sede de eventos y cursos de verano pero sigue siendo un auténtico emblema de la ciudad.

Su privilegiada ubicación, frente a la isla de Mouro, ofrece una estupenda panorámica de la bahía de Santander, que está considerada por la Unesco como una de las más bellas del mundo . 

Centro Botin

Centro Botin

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Centro botín, punto de encuentro

Aunque solo se disponga de un día para visitar la ciudad, es imprescindible una visita a este edificio y su entorno, que fueron diseñados para integrar el centro de la ciudad y los históricos Jardines de Pereda con su bahía. Hasta el 11 de febrero acoge la exposición El Greco / Tino Sehgal, una muestra viva en la que Sehgal confrontará su obra con el famoso cuadro de El Greco Adoración de los pastores.

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