Descubre Tresviso, el pueblo remoto más increíble de Cantabria

Este lugar situado en medio de los Picos de Europa queda aislado del exterior durante los mese de invierno.

Coronando Cantabria se encuentra uno de los pueblos más aislados y fascinantes del lugar
Coronando Cantabria se encuentra uno de los pueblos más aislados y fascinantes del lugar / Istock / Jose Pedroso Vallejo

Durante un viaje en carretera, hay lugares que nos entran por los ojos, invitándonos a parar el coche un momento y dejarnos llevar por la emoción ansiosa de descubrirlos. En otras ocasiones, cuando el lugar no está a la vista, se intuye. Y es la promesa de una senda, subiendo por la montaña, la que nos lleva, con más ganas si cabe, a ver qué hay más allá. 

Los caminos empiezan con promesas y preguntas. Es este caso, son las rutas escarpadas y las cordilleras que se extienden hasta donde alcanza la vista, las que hacen preguntarse que llevó a los habitantes de Tresviso, siglos atrás, a vivir en las cumbres de los Picos de Europa. Una pregunta que, como todas las cuestiones importantes, no tienen una respuesta fácil. Subiendo la ruta de la Senda de Peña, desde la central eléctrica de Urdón, encontrarás el pueblo más aislado de Cantabria y, con suerte, la respuesta.

La ruta Urdón-Tresviso: un paseo por las nubes

El acceso a Tresviso es difícil, por varias razones. Para llegar en coche, debe hacerse desde Asturias, concretamente llegando al también recóndito pueblo de Sostres. Es una vía sinuosa y angosta de un solo carril y, para colmo, desaparece en los meses de invierno bajo una capa de hielo y nieve. Es entonces cuando este pequeño municipio, que no llega a los 60 habitantes, queda aislado del resto del mundo.

Con el clima extremos de la montaña, el pueblo queda incomunicado en invierno

Con el clima extremos de la montaña, el pueblo queda incomunicado en invierno

/ Ayntamiento de Tresviso

Una pequeña explanada con un puñado de coches aparcados de aquella manera, marca el inicio de la ruta. De normal, se recomienda llegar hasta la Hermida, desde donde poder comenzar el recorrido con mejor suerte para aparcar. Este antiguo camino minero es una excursión no apta para todos los públicos, uno de esos paseos que a bien aborreces, o que queda en la memoria, incitándonos a recaer en la adicción que son las montañas. Cada uno conocerá sus límites pero, si preguntas a aquellos que la hicieron en su día, te dirán que es un riesgo que merece la pena correr.

El transcurso de la travesía te llevará por varios niveles; el primero más llano y asequible, cruzando desfiladeros y puentes centenarios de piedra; y un segundo más exigente, pero con unas vistas inmejorables del Parque Nacional de los Picos de Europa. Una ruta de menos de 6 kilómetros entre macizos calizos y valles cántabros, con las nubes volando por debajo de los pies.

Al llegar al final de la ruta, un decorado de montañas nevadas hace de este lugar un escenario de película

Al llegar al final de la ruta, un decorado de montañas nevadas hace de este lugar un escenario de película

/ Ayuntamiento de Tresviso

El ascenso cubre un total de 884 metros cuesta arriba a los que luego tendrá que sumársele la bajada, también a pie, para volver al coche. Un total de 12,6 kilómetros en un día, lo que no está mal teniendo en cuenta que, décadas atrás, los habitantes de Tresviso recorrían este sendero continuamente. La etapa final se lleva la palma, donde el gris de los riscos desaparece bajo un manto de nieve en un parpadeo. En los últimos metros, solo queda cruzar la colina que llevará al pueblo. Después de todo el sendero, ese último tramo parece casi un regalo.

Vida en el pueblo más aislado de Cantabria

Contados por docenas, los habitantes de Tresviso son el final de varias generaciones de Montañeses. Sin ser uno de los pueblos más altos de Cantabria, su difícil acceso hizo del lugar una comunidad basada en la economía de subsistencia. Cada casa tenía su huerto y cada familia su ganado. En sus orígenes, el famoso queso Picón se elaboraba en las mismas viviendas y se curaba en cuevas cercanas, donde la temperatura y la humedad se mantienen durante todo el año a los niveles ideales que le dan al queso la untuosidad y sabor tan únicos.

En este lugar se puede ver el atardecer por encima de las nubes

En este lugar se puede ver el atardecer por encima de las nubes

/ Ayuntamiento de Tresviso

Con la llegada del siglo y una población envejecida, la economía pasó al turismo rural y la hostelería, enfocada en atender a los cientos de personas que hacen la ruta desde Urdón todos los años. Pero, aun en contacto con sus tradiciones, los habitantes sigue celebrando cada 29 de julio sus fiestas patronales en honor a San Pedro, donde van hasta el monte en busca de una jovera, el árbol en torno al cual gira la celebración.

Producto local, elaboración del queso Picón Bejes-Tresviso

La producción de queso forma parte de la historia del pueblo. Años atrás, formaba parte de la economía local, donde se comía lo que se producía y cada familia con ganado elaboraba su propio queso y, de haber un excedente, se acaba vendiendo en el mercado. Con el paso del tiempo, el abandono rural y la profesionalización de la elaboración de este producto, hicieron que solo haya 5 metros queseros (oficiales y con denominación de origen) de este producto. En Tresviso, solo queda uno.

El pastoreo se hace en los pastos de los picos de Europa

El pastoreo se hace en los pastos de los picos de Europa

/ Istock / Leonsbox

La quesería de Javier Campo no podría ser más tradicional. Él y Cesar, su hijo, son responsables de producir 20.000 kg de queso al año. “Parece mucho, pero es lo que puedes hacer con la leche de 30 vacas” comenta César por teléfono. Explica que debido a ser un pueblo tan aislado, es imposible elaborar este producto con leche de fuera. “Tenemos tres tipos de vacas que llevamos con técnicas de pastoreo tradicional” explica, haciendo ver que son ellos quienes controlan todo el proceso, desde el cuidado de los animales hasta la maduración de las ruedas. Después de tratar la leche por hasta 10 días, los quesos se curan en la montaña, dentro de cuevas naturales donde permanecen de 3 a 4 meses hasta estar listos para su consumo.

Aunque no se trate de una producción masificada, este producto es una delicatessen que está presente en tiendas especializadas por todo el país. “El verano pasado, en Edimburgo, encontré nuestro queso en un local”, cuenta Cesar, explicando como su producto ha conseguido cruzar, no solo los Picos de Europa, sino también la cordillera de los Pirineos. De hecho, aunque hasta el 40% de las ventas estén dentro de la provincia, admite Cesar, la participación en eventos y la popularidad que tiene el Picón dentro del mundo de los quesos consigue que cada vez tenga más proyección internacional.

Cuando llegues a Tresviso, la pregunta que te hiciste seguirá sin responderse. Es una pregunta sin respuesta porque este lugar no la tiene, ni la necesita. Existe por la misma razón que el resto de cosas que merecen la pena. Existe por la misma razón que escalamos montañas y surcamos mares. Por la que cruzamos el mundo de punta a punta. Es una pregunta trampa, retórica, inútil. Es su razón en sí mismo y la razón por la cual cientos de personas seguirán subiendo esas montañas.

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