¿Por qué deberías conocer Trento?

Los motivos no son pocos...

Belleza medieval en Trento
Belleza medieval en Trento / Istock / boerescul

Italia siempre es una buena opción. Ya sabemos que nos atiborraremos a pizza y pasta. Que cantaremos a la luz de velas en restaurantes pequeños y con manteles de cuadros. Que veremos vespas. Que gesticularemos de más. Que nos quedaremos con ganas de abandonar todo y quedarnos allí. Italia es posiblemente el país más bonito del mundo: su arquitectura, historia, gastronomía y potencia cultural lo avalan. Y tiene la variedad de los países más atractivos. Grandes ciudades que desbordan arte: la ciudad eterna, Roma. O Milán. O Turín. O Florencia. En fin, lo que sobra en Italia es arte.

Tambien tiene playas paradisíacas: por todas sus costas. Montañas altísimas: los Alpes. Largas llanuras de trigo: la Toscana. Islas de película: Sicilia. Un tacón que cada día es más visitado: Puglia. Sobre la comida mejor no hablar, mejor masticar. Y bueno, en fin, que nos vamos de nuevo a Italia. En esta ocasión al norte, a las profundidades del Trentino italiano, donde los Alpes se pliegan y los susurros del río Adigio serpentean y cautivan. Es ahí donde yace Trento, una ciudad escondida que aguarda ser descubierta y que anhela compartir sus bellezas.

La hermosa catedral de Trento

La hermosa catedral de Trento

/ Istock / saiko3p

Entre los muros del pasado

El corazón palpitante de Trento late al ritmo de los siglos: calles empedradas que llevan hasta la Catedral de San Vigilio, el testigo más imponente de la grandeza de esta región. Sus torres góticas alcanzan el cielo, y la luz dorada que se filtra parece provenir del alma de Trento, una ciudad eterna. En esta catedral, cuentan, hubo un santo que llevo a cabo innumerables milagros. Preguntad cuando estéis por aquí.

Entorno natural

Pero Trento no es solo historia, es también un poema escrito por la naturaleza. En los albores de la ciudad, el Parque Natural del Monte Bondone es el lugar más buscado: viento y hojas al viento que relajan al más bravío. Una estética paralizante: colinas ondulantes de verde esmeralda salpicadas de flores silvestres. Y una mariposa alpina que es muy difícil de encontrar y que tiene una característica muy particular: sus alas brillantes reflejan la luz del sol como fragmentos de cristal. 

Síguele la pista

  • Lo último