Cinco destinos internacionales en los que despedir el año como nunca

El 31 de diciembre es una de las fechas más importantes en todo el planeta. Al tratarse de una festividad que no es religiosa, no existe una sola forma de celebrarla. Cada país, ciudad y núcleo familiar propone sus propias costumbres y dinámicas para hacer de este evento una ocasión muy especial. 

Si bien las ofertas y propuestas pueden ser muchas y diferentes, el objetivo siempre es el mismo: transmitir reflexión, buenas vibras y celebración por el Año Nuevo. Hay algunos que deciden pasar estas fiestas en familia, otros con amigos y hay quienes prefieren aprovechar esta oportunidad para conocer un destino nuevo. Lo importante es que elijas cuál es la opción que más se adecúa a tu estilo y a tus expectativas.

Ubicada en el estado de Quintana Roo, esta ciudad centroaméricana es una de las más elegidas por jóvenes del mundo para festejar. Si estás buscando hacer de esta fecha todo una aventura, Cancún lo tiene todo: playas, cultura, historia, fiesta y gastronomía de lujo. 

• Playas

Las mejores costas para recibir el nuevo ciclo son Playa Delfines, Playa Forum y Playa Chac Mool. Allí encontrarás propuestas y eventos para celebrar como nunca. 

• Clubes

Para quienes buscan la fiesta, Cancún es bien conocido por tener de los mejores clubes en el mundo. Los más destacados son Coco Bongo, Cotorritos, Mandala y The City.

• Hotel 

Otra opción es alojarse en un all-inclusive donde se organizan fiestas privadas y cenas con gastronomía muy típica de esta región. 

Si estás en busca de una celebración un poco más introspectiva, definitivamente tienes que visitar Japón. Durante esta festividad los habitantes de Tokio proponen actividades que se centran en atraer la buena energía y salud para el año que comienza. 

Algunas de las costumbres típicas se dan en los templos budistas, donde no suenan 12 campanadas sino 108 que representan los pecados de los que debemos deshacernos para empezar de nuevo. Visitar estos santuarios es muy común durante el Año Nuevo: muchos lo hacen el 1ro de enero en los espacios cercanos a sus barrios y en varios casos vistiendo el tradicional kimono de celebración.

A su vez, la fiesta no pueden faltar en Tokio. La mayoría se hacen en los parques de atracciones dentro de la ciudad, como en el de DisneyLand o el de Universal Studios. 

Con sus increíbles playas, paisajes al Atlántico, luces navideñas y buen clima, la remota isla de Madeira se consagra como uno de los escenarios más increíbles para recibir el nuevo ciclo.

Lo que hace mágico a esta celebración es el espectáculo de luces que se da el 31 de diciembre. Este evento fue galardonado por el libro Guiness, quien en 2006 lo consagró como los "fuegos artificiales más grandes del mundo”. Este show es la previa perfecta para todo lo que propone la noche de Año Nuevo en Madeira: diferentes fiestas organizadas por hoteles, restaurantes y bares tienen lugar en varios puntos de la región, especialmente en la ciudad de Funchal.

Es el clásico de Año Nuevo y con mucha razón. El frío, el chocolate caliente, las tiendas de regalos y la pista de hielo en el Central Park hacen que la estadía en esta ciudad estadounidense sea de película. 

Además de la emblemática cuenta regresiva en el Times Square, la noche neoyorkina presenta fiestas exclusivas en rooftops y actividades aptas para todo público para que cada quién escoja la mejor manera de pedir sus deseos y celebrar lo que viene.

Es una de las primeras ciudades en recibir el 1ero de enero en todo el planeta. Justo enfrente a la Ópera de Sidney, un increìble espectáculo de luces recibe el Año Nuevo a las doce en punto. Como curiosidad, este no es el único show de fuegos artificiales que tiene lugar en la ciudad, ya que a las nueve de la noche sale a relucir un espectáculo familiar, preparado para que los más pequeños puedan disfrutar durante la velada.

Otra de las tradiciones que se pueden visualizar en estas fechas son las acrobacias aéreas en la costa, el show de los bomberos en la bahía y las ceremonias para honrar las costumbres de los aborígenes australianos, como proyecciones de luces que exponen vídeos y animaciones con imágenes representativas.