Alicante, la ciudad entre dos castillos
Es entre dos castillos donde nos podemos empapar de la esencia de Alicante, una ciudad que tiene mucho más que ofrecer que su clima y sus playas...
Alicante es mucho más que sus cristalinas playas, y más si nos fijamos en su capital que es la que da nombre a la provincia. Si nos adentramos en su casco urbano, dejando atrás el mar, la playa y el puerto nos encontramos con espacio modernos, historia, monumentos, grandes edificios y un sinfín de lugares de ocio espectaculares.
Todo ello siempre vigilado por sus dos bastiones principales, sus castillos. Y es que el centro de Alicante se sitúa justo en el centro del Castillo de Santa Bárbara y el Castillo de San Fernando, que son dos lugares perfectos para comenzar una ruta observando toda la ciudad a tus pies.
Por eso queremos enseñarte ese Alicante alejado de su famosa explanada y de sus playas, el Alicante que vive entre dos castillos y que nos sorprende con lugares tan bellos e increíbles como estos…
1. Castillo de Santa Bárbara, icono de Alicante
Es, sin duda, la imagen que representa a la ciudad de Alicante y que se ha convertido en el verdadero icono de la ciudad. Está ubicado sobre el monte Benacantil, una mole rocosa de 166 metros de altitud al que se puede acceder en coche o a pie.
Desde su cumbre se puede divisar toda la bahía de Alicante, regalándonos las mejores vistas de toda la ciudad con el puerto a la derecha y la inmensidad del mediterráneo a nuestra izquierda. En las faldas del castillo, el Raval Roig, uno de los barrios más antiguos de toda la ciudad que desprende un encanto especial.
Si observamos el castillo desde la Playa del Postiguet, la playa del centro de Alicante, la imagen de la montaña parece una cara, y es por eso que popularmente se le conoce con el nombre de la Cara del Moro.
2. Castillo de San Fernando
El Castillo de San Fernando se encuentra en la zona del monte Tossal y el cerro de San Francisco. Recibe su nombre del Rey Fernando VII y es un ejemplo de fuerte fusilero típico del silo XIX.
Su construcción, en aquellos tiempos, se realizó para completar la línea ofensiva de la ciudad e impedir un desembarco francés con motivo de la Guerra de la Independencia, que se declaró en 1808.
Este castillo, al estar construido sobre un cerro, es idóneo para poder ver la ciudad desde otra perspectiva mirando a toda la ciudad. Es, hoy en día, un símbolo de la riqueza cultural de Alicante y en 1949 fue reconocido como monumento por la Ley de Patrimonio Histórico Español.
3. Refugios antiaéreos de la Guerra Civil española
A pesar de ser una ciudad de retaguardia, Alicante fue una de las ciudades en las que se vivieron algunos de los peores bombardeos de la Guerra Civil española. Para organizarse ante las terroríficas circunstancias se crearon estos refugios antiaéreos.
Estas galerías que se pueden encontrar por toda la ciudad, son un testimonio vivo de la historia reciente de la ciudad que merece no ser olvidado nunca.
4. Mercado Central de Alicante
El Mercado Central de Abastos es un icono de la ciudad de Alicante y uno de los edificios más concurridos de toda la ciudad y de los más queridos por sus habitantes. La primera piedra de este mercado se puso el 12 de febrero de 1911 en una “ceremonia” a la que se desplazó el mismísimo Rey Algonso XIII.
Pero este bellísimo y querido edificio tuvo un día triste, el día del bombardeo del 25 de mayo de 1938, en plena Guerra Civil. Este día la aviación fascista italiana destruyó gran parte del edificio, en el que murieron más de 300 personas. En su memoria hoy se erige un monumento en la plaza del mercado.
5. Museo Arqueológico de Alicante (MARQ)
Es un museo de referencia en la arqueología española que recupera el legado que han dejado en la Costa Blanca las diferentes civilizaciones que pasaron por las tierras de Alicante. Exhibe su colección de una forma moderna, apoyándose en la utilización de medios audiovisuales.
Encontramos tres galerías en este museo: la del campo, la urbana y la subacuática. Todo alicantino alguna vez ha visitado este espectacular museo… y es que hasta aquí ha llegado hasta el mismísimo Discóbolo de Mirón, que se expuso en este museo durante unos meses.
Eso sí, para empaparte realmente de Alicante tienes que recorrerla a pata, respirar su brisa marina, sentarte en la rambla y tomarte una buena cerveza fría mientras te empapas de una ciudad relajada, pausada y que te envuelve con su clima y su gente.
¿Te animas?
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