5 rincones imprescindibles de París que todavía no conoces (y que deberías visitar)

Decía el famoso poeta y novelista Jean Coacteau que “en París todo el mundo quiere ser un actor, pues nadie se contenta con ser mero espectador”. No le faltaba razón, pues esta ciudad de la luz, esa que Elizabeth Taylor comparaba con el brillo de un diamante no es solo una de las ciudades más visitadas del mundo, es también una joya que sigue guardando rincones secretos que están esperando a ser descubiertos. 

Una ciudad que destila romance por todos sus poros, pero también magia, bullicio, arte, gastronomía de altura, encuentros inesperados y muchas, muchas sorpresas. Hoy intentamos recorrer otro París, alejado de sus grandes conocidos, para demostrar que la ciudad de la luz no tiene límites. 

Un lugar que merece ser visitado y conocido. Un insólito paisaje en la capital del amor que se encuentra en el número 223 de la rue Sant-Martin. Para llegar a él deberás atravesar una puerta azul de sorprendentes líneas inclinadas, donde te encontrarás con un callejón adoquinado con talleres de artistas que, ahora, se han convertido en unas coquetas oficinas.

Aquí te quedarás embelesado con sus coloridas fachadas, adornadas con numerosas flores y plantas trepadoras. Un ‘spot’ que ofrece un bucólico interludio al lado del Musée des Arts et Métiers (Museo de Artes y Oficios), que también es de merecida visita. 

No es uno de sus palacios más famosos, pero sí una visita obligada para los viajeros que van en busca de descubrimientos artísticos e históricos. Construido para la Exposición Colonial Internacional de 1931, es un testigo fascinante de la historia de Francia que, en la actualidad, alberga dos importantes instituciones culturales: La Ciudad Nacional de la Historia de la Inmigración y el Acuario Tropical.

El primero, el de la Historia de la Inmigración, es un museo que recorre la historia de las migraciones en Francia, ofreciendo una perspectiva rica y matizada de la evolución de la sociedad francesa. Mientras que el Acuario Tropical es un auténtico oasis acuático en el corazón de la ciudad, con una importantísima diversidad de peces y animales marinos de diferentes ecosistemas tropicales. 

¡Báñate en Art Déco! Así podríamos definir la fachada del Edificio Lavirotte, claro ejemplo de este movimiento artístico que deslumbró en las ciudades europeas entre el 1890 y el 1910. Una forma de hacer arte que pone su foco en la decoración a través de la naturaleza, las plantas y los insectos.

En París se puede encontrar sobre todo en el distrito 16, en edificios ideados por los maestros Jules Lavirotte y Hector Guimard. Una de las paradas imprescindibles es el lugar que lleva el nombre del primer arquitecto, con una fachada a la que te quedarás pegado durante un buen rato. ¡La sorpresa está garantizada! 

Es, sin duda, uno de los lugares más desconocidos de París. Pero también uno de los más fotogénicos y especiales: una colorida cancha de baloncesto enclavada entre edificios en el que destacan los colores vivos y las líneas gráficas. Una cancha de baloncesto que enamorará a los deportistas, pero también a los que van en busca de uno de los spots más especiales de la capital francesa.

La cancha, en el barrio de Pigalle, se encuentra entre una escuela secundaria y un edificio residencial y tiene una curiosa historia: Nike intervino, junto con una marca de ropa local, para evitar que esta cancha de baloncesto cerrara. Ahora es uno de los lugares intocables del barrio, de acceso gratuito y abierta de 10 a 22 horas todos los días del año. 

Es conocida popularmente como “la calle del postureo”, y razones no le faltan. Es, sin duda, una de las calles peatonales de casitas bajas más fotogénicas de toda la ciudad, en la que se agolpan las fachadas de colores aderezadas con una preciosa calle repleta de adoquines.

Un spot único para los que buscan la foto perfecta, pero también un lugar que esconde una curiosa historia. Durante las famosas inundaciones que tuvieron lugar en París en 1910 el nivel del río creció tanto que alcanzó los 1,75 metros en el número 8 de esta calle. Si ahora te acercas hasta ella encontrarás una placa conmemorativa que recuerda hasta donde llegó el nivel del agua.