Todas las maravillas por Jesús Torbado

Tiene especial encanto la permanente encuesta que anda flotando en una web para elegir, entre 21 finalistas –donde se incluye la Alhambra–, las nuevas siete maravillas del mundo. Decíamos ayer, hace apenas cuatro semanas, que para sustituir a las seis maravillas perdidas del mundo antiguo servía cualquier cosa sobre la que un pueblo pusiera su mimo y su dedicación...

Y que, más o menos, sustitutos oficiales son los ya 754 bienes inscritos por la Unesco -monumentos arquitectónicos o parajes seleccionados- como objetos de respeto y veneración y, por lo tanto, como destino viajero de innegable postín. De modo que si a nuestros bisabuelos hispano-romanos les bastaba hacer siete viajecitos, y no demasiado largos, para estar al tanto de lo que había que estar en asunto de maravillas, a un turista ambicioso y que se respete le puede costar hoy la hijuela conocer de propio ojo aquello que se ha catalogado como merecedor de una visita. Mas esa relación universalista, tan embadurnada frecuentemente de politiquerías, o sea, de corruptelas y sobornos más o menos subrepticios, se queda corta ante unas cuantas iniciativas que corren por ahí para seleccionar maravillas tentadoras. Una revista dedicada al arte lanzó ya su lista de lo que llamaba, en inglés, Top Seven. De tales siete galardonados, sólo dos aparecen fuera del corralejo del Imperio, dos que a muchos no les parecerá para tant el viaducto francés de Millau y la Ópera de Sidney. Ni siquiera meten ahí a la gran pirámide, quizá porque está demasiado vista. Tampoco lo hace el razonable catálogo de la revista de viajes británica Wanderlust, que propone destinos venerados por todos los viajeros: Machu Picchu, Angkor, el Taj Mahal, Petra, el cañón del río Colorado, la Gran Muralla china y las Islas Galápagos. Naturalmente, a esa relación podría oponérsele otra sin que temblaran los cimientos de la historia, pero es buena y manejable como cualquiera otra. Tan entretenidas y juguetonas apuestas nada tienen de malo, siempre que no acaben hundidas en las charcas pestilentes de los nacionalismos, pues podría llegar a darse el caso de brillar navajas para defender las ruinas de mi castillo frente a las del tuyo. Al contrario, el juego anima al conocimiento y, de camino, al viaje. Habrá gente que todavía carezca de la más mínima noción de Petra, aunque la haya visto en los cines con Indiana Jones. En este trivial de lo maravilloso puede adquirir algún beneficio más interesante que el que se consigue ante los culebrones y realities de la televisión. Por eso mismo tiene especial encanto la encuesta permanente que anda flotando por Internet en la web N7W (New Seven Wonders, o sea, las Nuevas Siete Maravillas). Aparece como patrono principal de la extraña fundación nada menos que el inquietante político hispano Mayor Zaragoza y no queda claro qué beneficios persigue. El pasado primero de enero se ofreció en Zúrich la lista de los 21 finalistas (o nominados, como dice ahora todo el mundo), después de largas y nutridas votaciones mundiales. En ella aparecieron el acueducto de Segovia y El Escorial, que ya se han desvanecido. Era una lista obesa, saltarina, mudable y heterogénea, animada por centenares de mensajes de votantes de todo el planeta. A estas alturas del siglo XXI ya sabe cualquiera lo riquísimo, laberíntico y enrevesado que es el mundo de Internet. En este caso, y para la citada web lúdica o investigadora, Google ofrece nada menos que 23 millones de entradas. Como para coger una gripe definitiva. En fin, el caso es que en el océano de votos aparece desde el primero de febrero una lista limitada a sólo 21 maravillas, de la que habrá que descartar dos tercios. Entre ellas figuran al menos tres que no parecen dignas del desmay la estatua neoyorquina de la Libertad, la torre Eiffel y el Cristo del Corcovado carioca. Cuando se dispone este cronista a poner punto final a su divagación, la Alhambra de Granada -única maravilla española presente en la selección final de esta curiosa lotería- figura en segundo puesto de la clasificación, por orden alfabético, inmediatamente después de los restos de la Acrópolis ateniense y delante de Chichén Itza. Dentro de un año se sabrá quién resulta ¡the winner! de este curioso entretenimiento cultural y viajero. (PS.: Los granadinos pueden echar una mano votando por su maravillosa ciudadela).

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