La escritora Isabel Arias nos descubre los lugares secretos de París y Londres

Isabel dice que un viaje lo disfrutas tres veces: "Cuando lo planeas, cuando lo vives y cuando lo recuerdas". Con su primera novela disfrutamos de los rincones más inesperados de París y Londres, las dos ciudades que siempre estamos deseando volver a ver.

Los lugares secretos de Londres y París de la mano de la escritora Isabel Arias.
Los lugares secretos de Londres y París de la mano de la escritora Isabel Arias. / Istock / chris-mueller

Podría Isabel Arias escribir su propia Historia de dos ciudades a lo Dickens, quizá esta vez más centrada en el mejor de los tiempos y no en el peor, más en la primavera de la esperanza y menos en el invierno de la desesperación. Londres y París han sido dos de las protagonistas de su vida, más de 30 veces ha visitado cada una. Su profundo conocimiento de ellas hace que la novela que acaba de publicar, Cuando volvamos a vernos (Editorial Planeta), sea también una especie de homenaje a estas dos importantes capitales europeas. Además, no hay rincón que cite de ambas que no apetezca visitar. Entre ellos, las librerías y cafeterías más coquetas. 

Mercato Mayfair, Londres.

Mercato Mayfair, Londres.

/ Istock

Isabel es experta en este terreno. “Yo hago mucho turismo de librerías porque me encantan”, afirma. Por eso, su primera novela está ambientada en The Red Wheelbarrow Bookstore de París. “Siempre le he tenido como un cariño especial. No sabría explicar muy bien por qué. Y luego la ubicación, que es muy especial, justo enfrente del jardín de Luxemburgo. Y no sé, siempre que voy a París, la visito. No tuve que pensar mucho cuando me planteé la novela, porque supe que iba a ser esta”, nos comenta. 

Portada de 'Cuando volvamos a vernos' (Planeta)

Portada de 'Cuando volvamos a vernos' (Planeta).

/ D. R.

Los viajes y los libros son su vida, a los que se dedica en cuerpo y alma siempre que su trabajo en el mundo del Derecho le deja un hueco. Y ambos son, como se puede comprobar en su primera novela, dos herramientas fundamentales para superar adversidades en la vida.

Vistas de la Basílica del Sagrado Corazón desde el reloj del Museo de Orsay.

Vistas de la Basílica del Sagrado Corazón desde el reloj del Museo de Orsay.

/ Istock

“Un libro muchas veces es también un viaje, porque mucha gente y yo misma, cuando no he podido viajar, lo he hecho a través de los libros. Para mí, desde luego, son dos instrumentos fundamentales porque te permiten abstraerte. Dejar por un momento de lado todos tus problemas, angustias y, en el caso de los viajes, además, me parecen una fuente de creación de recuerdos, no hay nada que se compare en el mundo. Primero, porque yo siempre digo que un viaje lo disfrutas tres veces: cuando lo planeas, cuando lo vives y cuando lo recuerdas. Generas mil anécdotas, mil historias, y luego te estás acordando toda la vida. Creo que incluso a la gente que ha pasado las peores adversidades, viajar les ha ayudado mucho. Y leer, desde luego también. Y a mí, que he pasado adversidades en la vida, las dos cosas me han ayudado.”

Isabel en el Death Valley National Park, Estados Unidos.

Isabel en el Death Valley National Park, Estados Unidos.

/ Isabel Arias

“El punto de partida de la novela lo tuve claro y está inspirado en una vivencia real, porque yo perdí a mi marido en marzo de 2020, cuando nos acababan de confinar. El origen de la historia en la novela es la protagonista que pierde a su marido y decide comenzar una nueva vida”, explica Isabel. Y en esa nueva vida, la de ficción y la real, los viajes siguen siendo imprescindibles para la autora. Tanto, que no solo los organiza para sí misma, sino también para otros. 

Viajes de libro

Sabe Isabel que los viajes están llenos de detalles que los hacen inolvidables. El café que te tomaste en aquella cafetería histórica. Las vistas impresionantes desde lo alto de aquella torre. Por eso, en 2021 puso en marcha su proyecto Viajes de libro (viajesdelibroshop.es), en el que elabora guías de viaje personalizadas.

Isabel en Nueva York.

Isabel en Nueva York.

/ Isabel Arias

“Siempre me ha gustado descubrir los sitios más peculiares de cada lugar. Si la gente va a París, nadie se va a perder la Torre Eiffel ni el Arco del Triunfo, pero sí se pueden perder mil cosas. El restaurante más antiguo del mundo, que está allí, el lugar donde vivió Sartre y Simone de Beauvoir... Sitios peculiares que tienen historias muy curiosas. Entonces empecé a hacer unas guías de viaje de todos los rincones del mundo, contando lo fundamental de cada sitio, pero también sitios peculiares. A todos nos gusta, por ejemplo, cuando vamos de viaje, entrar a tomar un café en un sitio bonito, especial, que tenga historia, y todo eso lo incluyo en mis guías. Tengo algunas ya hechas a la venta y otras personalizadas para gente que quiere que le diseñe todo el viaje en función de sus gustos y presupuesto”. 

Via Margutta, Roma.

Via Margutta, Roma.

/ Istock

Entre esos sitios peculiares, Isabel nos recomienda varios en París y Londres. En la capital inglesa, Covent Garden: “Para mí es el barrio más bonito de la ciudad, especialmente en Navidad”. Y en Notting Hill: “La gente baja por Portobello Road, que es donde está el mercado, y vuelve al metro y se va a otro barrio. Y creo que es fundamental salirse de las calles del mercado. Es un barrio precioso, con unas calles, unas casas espectaculares y en cuanto te sales de la calle del mercado, no hay nadie”.

Edificios residenciales y plantaciones en el distrito de Butte Bergeyre, París.

Edificios residenciales y plantaciones en el distrito de Butte Bergeyre, París.

/ Istock / Franck Legros

Respecto a París: “Mi barrio favorito es Saint-Germain, está lleno de historia. Pero hay un sitio que aparece en la novela y que poca gente conoce. Está un poco alejado del centro, pero para mí vale la pena la excursión en metro. Es la butte Bergeyre, una especie de minicolina donde hubo un estadio olímpico hace 100 años que tiraron abajo, hicieron una colonia de casitas y es un remanso de paz espectacular, los vecinos han hecho ahí hasta un viñedo. Y tiene unas vistas espectaculares del Sacré-Coeur. Han puesto justo un banquito al lado del viñedo para que te sientes ahí y te quedes tres horas viendo las vistas. Es muy muy bonito”. 

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