Un paseo por Hum, la ciudad más pequeña del mundo repleta de historia y tradición
La ciudad ha batido récord por su diminuto tamaño y aparece en el Libro Guinness.
Al contrario de lo que pudiera parecer, el paseo por Hum no es para nada corto. Es cierto que por su extensión es probable que tan solo tengas que caminar unos -muy- pocos minutos: la localidad se extiende por 100 metros de longitud y 40 de ancho. Pero guarda entre sus escasas calles un rico patrimonio cultural e histórico. El Libro Guinness de los récords la ha reconocido como la ciudad más pequeña del mundo, habitada por tan solo 30 personas.
A vista de pájaro parece un pequeño laberinto de casas y calles empedradas, en el corazón de la península croata de Istria a la que baña el mar Adriático. Pero Hum no tiene costa, ni falta que le hace. Está rodeado de montañas y, debido a su aislamiento, parece que por ella no ha pasado el tiempo. Cuatro calles y tres hileras de casas cuentan una historia que se remonta a la época medieval. La leyenda dice que hacia el siglo XI, los gigantes colocaron rocas para dar forma a esta diminuta ciudad.
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Una aldea creada por gigantes
Más allá de la fantasía, se cree que el poblado pudo surgir de manera accidental. Rodeado de murallas y con una torre de vigilancia, nunca se ha desecho de ese carácter defensivo que lo medievaliza más aún. La primera vez que se registró fue en el año 1102, bajo el nombre de Cholm. La vida en lo alto de una colina se desarrolló durante siglos y siglos entre unos muros que han tenido que ser reconstruidos varias veces debido a los diversos asaltos, saqueos e incluso quemas.
La estructura que todavía conserva hacía las veces de defensa, con una plaza central a modo de separación y un castillo que servía de refugio a sus habitantes. Su última restauración data de principios del siglo XIX. El aspecto se termina de completar con la iglesia barroca de la Asunción de la Virgen María y la románica de San Jerónimo. Pese a su tamaño, cuenta con un hotel nombrado en honor al primer rey de Croacia, Tomislav, además de una taberna que oferta una tradicional tintura de hierbas.
Antepasados celtas
Hum es conocido también por un licor ancestral autóctono, el Biska, hecho con una receta que se remonta a los celtas y que se ofrece a los visitantes para que prueben. Como oferta gastronómica solo existe Konoba Hum, un restaurante que se inauguró en 1976 y ofrece un menú variado tradicional de la península croata con platos como pasta casera, setas, sopas, guisos, trufas o espárragos. Todo ello aderezado con un vasito de Biska.
Otro de sus tesoros únicos son los documentos escritos en glagolítico, un antiguo alfabeto eslavo del siglo XI que se utilizó en Istria hasta el XIX. La ruta de Roc hasta la puerta de cobre de la ciudadela de Hum permite explorar este maravilloso patrimonio que resalta el legado de la ciudad. Es un camino de siete kilómetros por el que van apareciendo un total de once monumentos que hacen referencia al legado celta del poblado.
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