Los miradores más espectaculares del mundo
En ciudad o en plena naturaleza, los miradores ofrecen unas vistas inolvidables que quedarán grabadas tanto en el carrete como en la memoria de quien las disfrute.
Esos impactantes lugares que un día se contemplaron por primera vez causaron la misma impresión que hoy. Asomarse al vacío no siempre ha sido una actividad tan relativamente segura como ahora. No existía la posibilidad de disfrutar de aquellas panorámicas sin el riesgo que supone la altitud. Con el tiempo, la arquitectura ha ofrecido la mágica oportunidad de contemplar unas vistas de infarto. A veces literalmente.
Existen cientos de miradores repartidos por todo el planeta, dispuestos de cara a un espectacular paisaje que a veces puede parecer irreal. Aquella primera persona que se asomó al abismo, con piernas temblorosas y mariposas en el estómago, no imaginaría que hoy se puede hacer tras unos balcones perfectamente colocados en mitad de la nada. O en el medio de todo.
AlpspiX
Una elegante plataforma con una estructura en X se alza sobre el paisaje del Alpspitze y el desfiladero de Höllental, en la localidad alemana de Grainau. Tiene una altura de mil metros y se extiende hasta trece desde el borde de la roca.
Ambas pasarelas de acero se cruzan y conectan para ofrecer unas vistas panorámicas más espectaculares aún. Al final de la plataforma de un total de 25 metros de largo, la fachada de cristal que da al valle de Höllental sorprende a cualquier visitante que se aventure a pasearlo.
El Púlpito
El mirador natural más popular del mundo, sin ningún toque añadido por el ser humano y de lo más primitivo se encuentra en Noruega. La formación rocosa a más de 600 metros de altura se asoma al fiordo Lysefjorden, que hace olvidar todo vértigo que pudiera provocar su ubicación.
La ruta hasta llegar al también conocido como Preikestolen es de ocho kilómetros, comenzando en el refugio de montaña Preikestolen Fjellstue. Entre abril y octubre -la mejor época para visitar la zona- se organizan excursiones guiadas, es de dificultad media y se puede completar en cuatro horas (ida y vuelta).
Columbia Icefield Skywalk
Sobre el valle de Sunwapa, en el Parque Nacional de Jasper (Alberta, Canadá) se erige un puente de cristal donde la visión es absolutamente periférica. La altitud es de tres mil metros y su diseño, liderado por PLC Construction y construido en 2014, está pensado de una manera muy minuciosa.
Se realizaron voladuras y excavaciones en roca al borde del acantilado creando una plataforma que, en su parte más alejada, sobresale hasta 35 metros de la base. La espectacular pasarela, por tanto, queda colgando en el vacío. No es de extrañar que a más de uno le recorra un escalofrío por todo el cuerpo.
Biokovo Skywalk
Este mirador ubicado en el monte homónimo de Dalmacia, en Croacia, es similar al canadiense, aunque algo más reducido. Ofrece unas privilegiadas vistas sobre el mar Adriático y las islas croatas. Además, en los días más soleados se puede ver al fondo el mar de Italia.
Se encuentra en la zona de Ravna Vlaska a una altura de 1.228 metros sobre el nivel del mar. Allí se accede mediante una carretera que comienza en la entrada del Parque Natural de Biokovo, a seis kilómetros al este de Makarska, y en el trayecto hacia Sv. Jure, el pico más alto de la cadena montañosa.
Torre Willis
Se dice que el de Chicago es uno de los mejores skylines del mundo. Es una muestra de que en la gran ciudad también se puede disfrutar de unas vistas espectaculares. En el piso 193 de la Torre Willis se encuentra uno de los mejores miradores urbanos de Norteamérica.
A más de 400 metros de altura todo parece diminuto. Los balcones de vidrio de este edificio construido en la década de 1970, permiten otear los cuatro estados más cercanos: Illinois, Wisconsin, Michigan e Indiana. Al caer la noche, un juego de luces encienden Chicago, dejando una perspectiva mucho más impresionante.
Dachstein Skywalk
Algunos dicen que es la plataforma de observación más espectacular de los Alpes. También hay quien lo llama 'la escalera a la nada', ya que para acceder al pequeño cubículo desde donde observar las montañas que se extienden ante los ojos hay que bajar unos cuantos escalones.
Pese a que parezca que allí solo pueden acceder experimentados alpinistas, está ubicado cerca de la estación de remonte de Dachstein, en Austria, y no hay que escalar ningún acantilado, por lo que resulta apto para cualquiera. Junto al mirador hay un sendero circular que rodea la estación de montaña del teleférico sobre el glaciar.
Miradores de Ordesa
El valle oscense de Ordesa está repleto de miradores a más de 2.300 metros de altura. Ubicado en pleno Pirineo aragonés, este parque natural catalogado como Patrimonio de la Humanidad permite disfrutar de unas panorámicas que te dejarán sin respiración.
Una ruta en coche es más que recomendable en esta zona, en la que encontrar un mirador no es casualidad. En el margen izquierdo del Río Arazas hay una potente red de miradores absolutamente alucinantes. Desde el de la Cruceta o el del Molar hasta el de Punta Acuta, el de Bacarizuela o el de Ciarracils.
Langkawi Sky Bridge
Aunque no es un mirador como tal, este puente a 661 metros sobre el nivel del mar, deja a su paso un paisaje increíble. Además, hay un mirador que se erige sobre la selva. Está en la isla de Pulau, en Malasia, y para hacerse una idea de su tamaño y altura solo hay que saber que se necesitó un helicóptero para ir ensamblando las piezas.
Es uno de los puentes colgantes curvos más largos del planeta con 125 metros de largo. En torno a esa romantización de las alturas se han creado otras estructuras en torno a ellas, como el Nido del Águila o una red de teleféricos para cruzar la selva.
Pico Bastei
Sobre el río Elba, en mitad de Sajonia, se alza una formación rocosa en la que se crea un mirador a 305 metros de altitud. En el siglo XIX, debido a su alto interés turístico, se construyó un puente de madera para unir esas rocas desde donde las vistas quedan supeditadas al precioso paisaje.
Tal fama alcanzó que incluso artistas como Caspar David Friedrich se inspiró para sus obras. Estas rocas escarpadas se formaron a raíz de la erosión del agua hace más de un millón de años. Se ubica cerca del pueblo de Rathen, próxima a la ciudad de Pirna y al sureste de la capital sajona de Dresde.
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