Mariscar en Galicia: el trabajo con "la mejor oficina del mundo"

Los mariscadores tienen cuatro horas desde que empiezan a trabajar para recoger el marisco, llevarlo a pesar y de ahí a la lonja.

Los mariscadores no acuden todos los días ni a las mismas horas, dependen de las mareas
Los mariscadores no acuden todos los días ni a las mismas horas, dependen de las mareas / María Fontán

El mar puede ser cruel. Puede ser caprichoso y bravo. Pero ofrece el alimento de muchas personas en todo el mundo. Ha sido hogar y lugar de trabajo para los gallegos desde los anales de la Historia y es la pasión de la mayoría de ellos, por mucho tiempo que pasen allí, por mucho que se les arrugue la piel. Antiguamente, los hombres de la casa eran los que salían a pescar en alta mar, con sus barcos y sus redes. El trabajo de mariscar quedaba reducido a las mujeres, que podían invertir en él unas horas sin entorpecer el devenir de la familia. Es decir, podían salir a mariscar por las mañanas y después volver a hacer las tareas del hogar. Hoy la historia es muy distinta, aunque las mujeres siguen siendo mayoría.

Trabajando a rastrillo

Trabajando a rastrillo

/ María Fontán

María Fontán lo cuenta en sus redes sociales bajo el nombre de Mariscadora 2.0. Sus inicios en el oficio fueron casi por obligación. Estaba pasando una temporada complicada, no tenía trabajo y su hermana le propuso que hiciera los cursos para acceder a la cofradía y que probara. Ahora nos cuenta que no sabría a qué dedicarse si no fuera a mariscar, porque para ella "el mar lo es todo" y no, no aborrece el marisco, le encanta. Afirma que es un trabajo duro -a veces sin otra ocupación no llegaría a fin de mes-, pero muy "libre", "no hay nadie que te diga lo que tienes que hacer, tú manejas tu tiempo", y totalmente recomendable para cualquier persona. Ella es consciente de que tiene "la mejor oficina del mundo".

María Fontán o mariscadora 2.0

María Fontán o mariscadora 2.0

/ María Fontán

Las guerreras del mar

Sus andaduras en las redes sociales comenzaron en el año 2019. Antes subía contenido sobre su labor en su perfil personal, pero se dio cuenta de que a sus seguidores le gustaba el contenido y decidió crear un perfil exclusivo para mostrar su trabajo, "así de broma". Con el tiempo ha ido creando una comunidad interesada por lo que hace, que le pregunta sobre cómo diferenciar las almejas, los horarios que tienen, la mejor época para comprar marisco... y también recibe mensajes de apoyo diciendo que son "unas guerreras del mar". Asegura que en su zona -la playa de O Correlo- cada vez son más los hombres que van igualándose en cantidad con las mujeres, "sobre todo desde la crisis de 2008", afirma.

Mariscadoras trabajando en la playa gallega

Mariscadoras trabajando en la playa gallega

/ María Fontán

El consumo de marisco en España es bastante alto, pero no se suele pensar en cómo se ha conseguido el producto. Los mariscadores tienen unos días estipulados al mes, "si no vamos, no ganamos", dice María, que considera que ahora "se valora un poco más" su trabajo, pero todavía no llega a lo que merece. Explica que "siempre se escucha a la gente quejarse del precio del marisco", sin pensar en lo que cuesta conseguirlo. Tienen dos maneras de hacerlo, una es con rastrillo en la orilla y la otra es con horquilla, metiéndose en el agua hasta la cintura. También los días en los que el tiempo no acompaña.

La necesidad de salir al mar ha sido el pan de cada día de muchas familias gallegas que han encontrado en él una zona de comfort más allá del medio para poder vivir. "Para mí el mar es una forma de vida, me encanta", explica. "No creo que haya nadie en Galicia a quien no le guste el mar, ya sea para trabajar o para dar un paseo, creo que es algo que nos une a todos". Solo hay que descubrir alguna de sus playas para enamorarse de ellas. Su favorita es la de La Lanzada, en los municipios de O Grove y Sanxenxo. Afirma que no aborrece el marisco y tampoco el mar: "En los veranos por la mañana voy a trabajar y por la tarde con mis amigos a la playa. No me canso. Eso no cansa".

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