Descubren en Egipto una tumba de hace 4.500 años: desvela nuevos secretos de su civilización
En la antigua capital imperial de Menfis hay algunos de los secretos más ocultos e interesantes de la civilización egipcia.
Egipto es uno de los lugares predilectos de los arqueólogos. Procedentes de todos los rincones del mundo, acuden en busca del descubrimiento de sus vidas. El pasado conforma su día a día, siempre llenos de polvo y entre olores pestilentes. Pero también rodeados de belleza, de tesoros, de una historia que puede verse y palparse desde las profundidades de la tierra. La civilización egipcia es una de las más misteriosas, con enigmas como las pirámides, las gigantescas estatuas o los mensajes de los jeroglíficos.
La capital del Antiguo Egipto, Menfis esconde secretos inimaginables. Aunque se crea que han salido todos a la luz, la humanidad está todavía muy lejos de conocerlos todos. La gran necrópolis de Saqqara -Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO-, alberga más de una docena de pirámides, entre ellas la de Guiza. Son casi incontables los descubrimientos que ha habido en aquella zona desde que se empezó a excavar seriamente allá por el siglo XIX. Una de las primeras recompensas fue la estatua de Ramsés II yacente.
Recientemente se ha descubierto una tumba excavada en la roca hace más de 4.000 años, gracias a una colaboración entre arqueólogos egipcios y japoneses. El jefe nipón, Nozomu Kawai, asegura data de entre el 2649 y el 2150 a.C. y "proporciona una valiosa información sobre la historia de esta región". En su interior alberga varias tumbas y objetos de diferentes períodos: cajas fúnebres, elementos arquitectónicos, artefactos de todo tipo... Aunque lo que más llamó la atención de los profesionales fue una tumba concreta.
Una tierra de descubrimientos
En el interior de un ataúd de la XVIII Dinastía (1550-1295 a.C.) yacían los restos de un ser humano bajo una máscara policromada y un vaso de alabastro en muy buen estado. Parecía la tumba de un niño junto a la de un adulto. Otras dos estatuas de terracota descansaban allí, representando a la diosa Isis, relacionada con las prácticas funerarias, y a Harpócrates, conocida como 'Horus el niño', dios del silencio y los secretos. Había también una losa de piedra perteneciente a un tal Heroides, varios amuletos y restos de cerámica.
Los expertos aclaran que la tumba fue reutilizada. Señal de aquello es que se encontrara una tumba de la Época Tardía (664-332 a.C.), de la ptolemaica (332-30 a.C.) y un ataúd de la Dinastía XVIII (1550-1069 a.C.), tal y como concretó el director general de Antigüedades de Saqqara y jefe de la misión egipcia, Muhammad Youssef. A unos 300 kilómetros más al sur, en el yacimiento de El Ashmunein, y solo con dos meses de diferencia, se halló la mitad superior de una estatua de Ramsés II cuya otra mitad se desenterró hace casi un siglo.
El fragmento mide 3,5 metros y esta vez participaron en el descubrimiento el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto y la Universidad de Colorado. Completa por fin la estatua que el arquólogo alemán Gunther Roeder desenterró en 1930. Pese a que existen cientos de representaciones de Ramsés, así como tumbas, vasijas, tesoros y cualquier muestra de la vida de entonces, cada nuevo descubrimiento es un hecho importante en la arqueología, cuya meca es Egipto sin ninguna duda.
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