La circulación del océano Atlántico está a punto de colapsar: estas son las razones

La circulación de vuelco meridional del Atlántico (conocida por sus siglas en inglés, AMOC) es un sistema de corrientes oceánicas que transportan agua caliente desde los trópicos hacia el norte. Su papel resulta fundamental en la regulación global del clima y, desgraciadamente, podría estar a punto de colapsar, según se desprende del reciente estudio de la Universidad de Copenhague publicado en Nature Communications y titulado 'Warning of a forthcoming collapse of the Atlantic meridional overturning circulation'.

Según el estudio llevado a cabo por Peter Ditlevsen y Susanne Ditlevsen, este declive en el sistema de flujos podría tener consecuencias catastróficas en nuestro clima y colapsará, con un 95 % de certeza, entre 2025 y 2095. Los investigadores han ido más allá y han afinado la fecha concreta: ‘Lo más probable es que esto ocurra en 34 años, en 2057’.

Este colapso del sistema de flujos podría alterar el clima de Europa occidental hasta parecerse al de Alaska. Unas consecuencias catastróficas, puesto que esto se traduciría en el fortalecimiento de las borrascas invernales y el aumento de ciclogénesis explosivas. En definitiva, una mayor proporción de precipitaciones cayendo en forma de nieve en toda Europa. Vamos, que las predicciones de Jorge Rey de cara a una nueva Filomena en 2024 podrían ser ciertas.

Todos los inviernos vemos con gran estupor como en Estados Unidos la nieve hace estragos y esto podría empezar a suceder en el continente europeo si se acaba alterando la corriente del golfo de México antes de cruzar el océano Atlántico como la corriente del Atlántico Norte. Con este colapso, Europa viviría grandes nevadas y terrenos congelados que llevarían a una disminución de producción en los cultivos, puesto que la temperatura bajaría varios grados.

¿Cuáles son las razones de este colapso oceánico?

La principal razón, es el cambio climático. O al menos eso se desprende del estudio publicado en Nature, en el que los investigadores señalan ‘la importancia de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero lo antes posible’.

Este sistema de flujos se lleva monitorizando de forma continua desde 2004 y las conclusiones de la publicación demuestran que se está debilitando. Aun así, se necesitarían registros que abarquen periodos de tiempo más largos para evaluar la magnitud real.

Peter Ditlevsen y Susanne Ditlevsen han señalado que el logaritmo de las concentraciones atmosféricas de CO2 ha aumentado de forma lineal en el periodo estudiado. Y este CO2 conduce indefectiblemente al calentamiento global y al derretimiento de la capa de hielo en Groenlandia.

Además, existen otros factores a tener en cuenta, como la cantidad de agua dulce que llega desde el Ártico por los ríos canadienses y rusos, por los que desembocan directamente en el Atlántico norte, así como por los cambios en las precipitaciones sobre el océano.

En definitiva, no hay una sola causa a la que achacar el colapso en la circulación de vuelco meridional del Atlántico, pero tomar conciencia de los peligros del cambio climático nos ayudará, seguramente, a poner nuestro granito de arena para evitar posibles catástrofes naturales.