10 animales que se han extinguido en los últimos 150 años
La mayoría de ellos eran especies en peligro de extinción y los humanos han tenido gran parte de la culpa.
Nuestro planeta tiene un sinfín de especies diferentes que conviven en su territorio como vegetación, animales y seres humanos. Lo cierto es que durante miles de años la evolución ha cambiado a los habitantes de La Tierra permitiendo que se adapten y que sólo sobrevivan aquellos más fuertes. Pero en los últimos 20 años, múltiples especies se han enfrentado a su inevitable extinción y lamentablemente los principales culpables son los humanos.
La caza furtiva que considera a algunos animales trofeos de competición y el cambio climático provocado por los seres humanos están detrás de la mayoría de las extinciones animales. La destrucción de los ecosistemas y la alteración de los hábitats de la fauna también fomentan la desaparición de especies. En los últimos 150 años han desaparecido varias especies, pero hay 10 en concreto que probablemente se podrían haber evitado.
Rinoceronte blanco del norte
El rinoceronte blanco del norte era uno de los gigantes pacíficos que habitan en África. En la actualidad sólo quedan dos ejemplares del animal, pero ambas son hembras por lo que la subsistencia de la especie es imposible. El último rinoceronte blanco del norte caminó por el territorio africano en 2018 pero falleció en un refugio de Kenia.
Ahora, los científicos están estudiando la posibilidad de utilizar la fecundación in vitro para tratar de fecundar a estas hembras con la esperanza de preservar la especie y evitar su completa extinción.
Lobo de Tasmania
El lobo de Tasmania, también conocido por los científicos como tilacino es un animal nocturno que habita en los bosques de Tasmania y se alimenta de pequeños roedores y canguros. Pese a su aspecto peligroso y feroz, el lobo de Tasmania era un animal tímido y muy perseguido por los cazadores.
La caza excesiva y la degradación de su hábitat han provocado la extinción casi completa de una especie de la que no hay pruebas de su existencia en los últimos años. Se desconoce si todavía queda algún ejemplar de tilacino recorriendo los bosques, pero todo apunta a que se trata de una especie extinta por culpa del ser humano.
El quagga
Otro lamentable caso de animal extinto es el del quagga. Esta especie originaria de Sudáfrica ya solo puede verse en fotos debido a la caza desmedida que llevó a la desaparición de la criatura. Se trata de una especie única que tenía una estrecha relación con las cebras de las llanuras.
Su apariencia era similar a la de una fusión entre una cebra y un caballo y su aspecto contaba con una parte delantera a rayas y la parte trasera lisa. Tras su extinción los científicos trataron de revivir la especie mediante ingeniería genética criando cebras con genes de quagga, pero todavía no se ha podido conseguir.
Íbice de los Pirineos
En nuestro país habitaba una especie preciosa y única conocida como Íbice de los Pirineos que lamentablemente se declaró oficialmente extinta en el año 2000. Al igual que otros muchos animales, su extinción se debe a la caza furtiva y desmedida que acabó con la vida de todos los ejemplares de íbice.
En el año 2009 se creó un clon de esta especie a partir del ADN que se conservó en su momento, pero la extinción es inevitable y ya no es posible ver a este animal correr por nuestras montañas.
Lobo de las Malvinas
En las Islas Malvinas han convivido durante miles de años cientos de especies que han sido capaces de adaptarse a los cambios de temperatura pero no han podido sobrevivir al paso del ser humano. El mejor ejemplo de ello es el lobo de las Malvinas, también conocido como lobo antártico o zorro de las Malvinas. Este animal compartía hábitat con otras especies como pingüinos y aves del hielo, pero no fue capaz de convivir con personas.
Cuando los humanos llegaron al lugar se encontraron con este animal amigable y muy fácil de cazar, por lo que tardaron muy poco tiempo en acabar con él. Las personas acabaron con todos y cada uno de los ejemplares de esta especie, pero también fueron culpables las cabras y ratas que llevaron hasta allí los humanos y que complicaron el hábitat del lobo de las Malvinas.
Gran mariposa blanca de Madeira
Los insectos tampoco se libran del inevitable destino que les espera. La gran mariposa blanca de Madeira habitaba los bosques de Laurisilva en la isla de Madeira en Portugal, pero ya no se puede ver a este precioso animal volar por allí. Su presencia ya es un simple recuerdo debido a la expansión de las ciudades y la contaminación que provocaron la pérdida de su hábitat y acabó con su vida para siempre.
El declive de la vida de la especie ha terminado con todas y cada una de ellas y aunque no ha sido declarada oficialmente como animal extinto, hace más de 30 años que nadie ve una mariposa blanca de Madeira.
El guacamayo de Spix
Una preciosa ave que ya no veremos volar por el cielo es el guacamayo de Spix, un espectacular animal que destaca por su plumaje de color azul intenso. El lugar en el que habitaba fue destruído por el ser humano y perjudicado por el cambio climático, además, la captura ilegal y el comercio era continuo debido a la belleza de sus plumas. Todos estos factores llevaron a su desaparición en el año 2000 cuando fue visto el último de estos espectaculares pájaros.
La paloma pasajera
Otra especie de ave que se ha declarado en extinción es la paloma pasajera, un tipo de pájaro que sobrevolaba los cielos de América decorándolos con su increíble belleza y majestuosidad. Una vez más, la caza desmedida para su venta, y por diversión, provocó la desaparición de la especie. Las pocas palomas pasajeras que quedaban se resguardaron en el zoo de Cincinnati donde se pretendía preservar la especie, pero fue imposible y la última falleció en el año 1914.
Tortuga gigante de Pinta
También en una isla, concretamente en las Galápagos, vivía hace menos de 150 años una especie que jamás volveremos a ver y que era una auténtica maravilla de la naturaleza. Hablamos de la tortuga de Pinta, un animal que habitaba aquel lugar cuando Charles Darwin exploró la región insular en 1835.
Este precioso ser vivo habitó la isla durante cientos de años, pero como siempre, la llegada del ser humano acabó con la tortuga de Pinta. El valor de sus caparazones y la destrucción de su hábitat provocó la extinción total de un animal capaz de sobrevivir a casi todo.
El sapo dorado
En Costa Rica vivió hace menos de 200 años una especie de sapo conocido como el sapo dorado que pintaba los bosques tropicales con su increíble color. Lamentablemente este sapo se ha declarado en extinción tras muchos años enfrentándose a la problemática de la destrucción de su hábitat y a una extraña enfermedad conocida como quitridiomicosis y provocada por un hongo.
La contaminación y el cambio climático son los principales culpables de la desaparición del sapo dorado que fue visto por última vez hace menos de 150 años.
Está claro que el ser humano debe frenar la caza furtiva desmedida que ha terminado con cientos de especies en los últimos 150 años. La convivencia con los animales es posible y necesaria y la pérdida irreversible de estas especies debe motivarnos a tomar medidas efectivas para preservar la fauna y los ecosistemas en los que habita.
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